Manolo sospecha que su esposa lo engaña con otro hombre.
Por eso, va y se compra un revólver (como el del facho-payaso-pseudo conductor radial, Etchecopar), con la intención de escarmentar a la pareja traidora en caso de descubrirlos.
Un día sale a trabajar, como cualquier otro día, pero regresa a las tres horas, sin avisar.
Abre la puerta de su departamento y encuentra a su mujer desnuda en la cama con un desconocido.
Desesperado, rompe en llanto, saca el arma del bolsillo de su saco y en lugar de apuntarla hacia la pareja que yace en su propio lecho, se la pone en la sien.
La mujer salta de la cama y trata de impedir que la use:
Por eso, va y se compra un revólver (como el del facho-payaso-pseudo conductor radial, Etchecopar), con la intención de escarmentar a la pareja traidora en caso de descubrirlos.
Un día sale a trabajar, como cualquier otro día, pero regresa a las tres horas, sin avisar.
Abre la puerta de su departamento y encuentra a su mujer desnuda en la cama con un desconocido.
Desesperado, rompe en llanto, saca el arma del bolsillo de su saco y en lugar de apuntarla hacia la pareja que yace en su propio lecho, se la pone en la sien.
La mujer salta de la cama y trata de impedir que la use:
-¡Manolo! ¡Estás loco; deja ese revólver! ¡Conversemos, puedo explicártelo todo!
Y Manolo, con la voz temblorosa y quebrada por los sollozos, le responde:
-¡Cállate, puta: la próxima eres tú!