Un esposo, harto de ver a su mujer de mal humor, le dice:
-Mi amor, dentro de diez días cumplimos 25 años de casados y me gustaría hacerte un flor de regalo, a ver si te cambia esa cara que tenés siempre... Así que pensé regalarte un reloj de oro, esos suizos de apellido francés que usan tus amigas...
-No, no quiero ningún reloj.
Ante la agria respuesta, el hombre insiste.
-Bueno, ¿qué te parece entonces si te regalo un tapado de visón, largo hasta el piso, como el que tiene tu amiga María?
-No quiero ningún tapado...
El marido vuelve a pensar, y arriesga:
-Bueno, con tal de verte alguna vez contenta te compro el piso en Punta del Este en el edificio que tiene tu amiga Sarita. ¿Te parece bien?
-No quiero ningún piso en Punta del Este.
-¿Pero se puede saber entonces qué querés?
-¡El divorcio, quiero! ¡Eso es lo que quiero: el divorcio!
-Uy, no pensaba gastar tanto...