Un cura, un sheik y un abogado van en
un auto por el campo; el vehículo deja de funcionar, es de noche y los tres
comienzan a caminar buscando refugio.
Llegan a una granja, y el campesino
los recibe con cordialidad.
Pero, les dice, sólo tiene lugar para
dos dentro de su humilde casa. «El otro va a tener que dormir en el establo»,
informa.
El cura exclama:
- ¡No hay problemas! Igual que la
Sagrada Familia, no tendré problemas en dormir entre los animales domésticos y
el heno.
El cura marcha al establo, pero al
poco rato se escuchan golpes en la puerta de la casa: el sacerdote regresó.
- Discúlpenme, pero acabo de recordar
que soy alérgico a las vacas, y no voy a poder dormir con esos animales.
El sheik dice:
- No hay problema; voy yo al establo.
Sin embargo, poco después vuelven a
escucharse golpes en la puerta de la casa, y aparece el rabino:
- Discúlpenme, pero acabo de darme
cuenta que en el establo hay un cerdo. Y como todos ustedes saben, es un animal
impuro para mi religión, lo que me impide dormir junto a ese ejemplar...
El abogado, resoplando, dice:
- Y bué, si no hay más remedio... me
voy al establo.
A los pocos minutos vuelven los golpes
a la puerta. El granjero abre y ve al chancho.
- Disculpáme, macho, pero yo ¡ni ahí duermo con un abogado!