Una adolescente inglesa, antes de ir a su primera fiesta, le
pregunta a su madre: ¿Qué hago si algún chico quiere propasarse?
Su madre le responde: «No te preocupes, es muy fácil. Cuando un
chico se te acerque y quiera algo más, vos le preguntás: '¿Qué nombre vamos a
ponerle a nuestro bebé?', y eso lo va a asustar».
En la fiesta, uno de los chicos empezó a bailar con ella y, poco
a poco, a besarla y acariciarla.
Ella le preguntó: «¿Qué nombre vamos a ponerle a nuestro bebé?».
El chico inventó una excusa y desapareció.
Un poco después, la misma escena volvió a suceder: un chico
empezó a besarle el cuello, los hombros... y cuando ella le preguntó por el
nombre del bebé, el chico se fue a otro lado.
Más tarde, otro chico la invitó a dar un paseo y, después de
unos minutos, empezó a besarla y ella le preguntó: «¿Qué nombre vamos a ponerle
a nuestro bebé?».
Él seguía besándola y empezó a quitarle la ropa. «¿Qué nombre
vamos a ponerle a nuestro bebé?», volvió a preguntar ella.
Él empezó a hacerle el amor y ella jadeante, volvió a
preguntarle: «¡¿Qué nombre vamos a ponerle a nuestro bebé?!».
Cuando terminó, él se sacó el condón, le hizo un par de nudos y
le dijo: «Si logra salir de acá... le ponemos Harry Houdini».