Dos bellos especímenes de rubias botineras están pintándose y arreglándose en el departamento que comparten, cuando una de ellas le dice a la otra:
-¿No olés algo raro, tipo humo?
-No, tarada; no estoy fumando...
-No, en serio... ¡Mirá: se está incendiando la cocina!
Desesperadas, salen al balcón, y una de ellas empieza a gritar:
-¡Fuego, fuego!
La otra dice:
-No, así no va a venir nadie. Gritemos: ¡Ayuda, ayuda! ¡Socorro, socorro!
-No, tarada: lo mejor es que gritemos juntas...
-¡Tenés razón! ¡Juntas, juntas!