Fragmento del libro El Aguila Guerrera, de
Mario “Pacho” O’Donnel
Hipólito Bouchard zarpó de Buenos Aires el
9 de julio de 1817 al mando de la fragata "La
Argentina ", rebautismo del navío "Consecuencia" que él mismo había
capturado poco antes a los realistas del Pacífico.
El periplo fue largo: Madagascar, India,
océano índico, Filipinas, Borneo, Java, Macasar, las Célebes, el archipiélago de
la Sonda ,
siempre con la bandera argentina al tope.
En Macasar venció a cinco navíos malayos, y
según lo cuenta el mismo Bouchard en su diario de a bordo, "a la hora y media de fuego y del golpe de las armas, el capitán
de la proa (se refería a un tipo especial de barcos, propio de los piratas
malayos), viendo frustrados sus designios, se dio dos puñaladas y se arrojó al
agua. Lo mismo hicieron otros cinco, y el resto de la tripulación se defendió
muy poco tiempo después".
Luego, durante dos meses "La
Argentina " bloqueó la ciudad filipina de Luzón,
centro del poder español en el Mar de la China. Hundió
dieciséis barcos, abordó otros dieciséis y apresó a cuatrocientos realistas.
La fama del corsario argentino se expandía
velozmente inspirando el terror con sólo pronunciarse su nombre.
En ruta a Oceanía se detuvo en Hawaii,
donde poco antes el rey Kameha Meha se había apropiado ilegalmente de un barco
argentino. Se trataba del "Chacabuco",
ex navío norteamericano originalmente bautizado "Liberty", que estaba en poder del monarca por haberse
sublevado su tripulación. Bouchard habló con Kameha Meha, rescató la nave
mediante una indemnización y obtuvo la devolución del cabecilla, que fue
juzgado y ejecutado en forma sumaria.
El comandante argentino también firmó un tratado de unión, amistad y comercio
con el soberano isleño y logró que Hawaii reconociera la independencia
nacional. Fue el primer Estado que lo hizo.
Finalmente Bouchard volvió a hacerse a la
mar y el 22 de noviembre de 1818 la aguerrida flotilla argentina fondea en la
bahía de Monterrey, California, entonces posesión española.
Bouchard, sobre "La Argentina ", y su
subordinado Peter Corney al mando de la reconquistada "Chacabuco", con una desusada
tripulación de criollos y polinesios, sitiaron la ciudad enemiga.
Las baterías realistas cañonearon a las
naves patriotas, que respondieron el fuego implacablemente y lograron desembarcar
sus tropas de ataque. Al día siguiente se produjo la rendición de la plaza.
El diario de Bouchard cuenta que un cobrizo
guerrero hawaiano fue quien arrió la bandera española e izó la celeste y blanca
en territorio del que es hoy el país más poderoso de la Tierra.
La ocupación de la Alta California
por parte de la Armada
argentina se prolongó por seis días, tiempo que duró el saqueo y la reparación
de las naves.
El mortífero raid continuó por las colonias
centroamericanas, poniendo en jaque a las armas del soberano hispánico y
apoderándose de los fuertes de San Juan, Acapulco, San Blas, Sonsonate y Santa
Bárbara. Cabe resaltar un combate feroz frente a la costa nicaragüense, de
resultas del cual una flotilla realista fue desmembrada totalmente por los
argentinos.
Es éste el motivo por el cual muchas
banderas de las actuales naciones de Centroamérica tienen ostensiblemente la
nuestra como base, pues significó para quienes lucharon por sus respectivas
independencias, gracias a Hipólito Bouchard, un símbolo altivo de lucha contra
el opresor colonial.