de Cristina Fernandez de Kirchner, el domingo, 6 de enero de 2013 a la(s)
15:17 ·
El Calafate, 5 de enero de 2013
Estimado Ricardo Darín
De mi consideración,
Quiero en primer término felicitarlo una vez más por su trayectoria
artística y por haber dado al cine argentino memorables actuaciones. Entre
otras, El Secreto de sus Ojos y un Cuento Chino me parecen interpretaciones,
sobre todo esta última, que no sólo evidencian su enorme talento sino que han
logrado premios y reconocimiento internacional a nuestro cine.
¿No sé si sabe que soy una cinéfila total?
Pero bueno, como usted imaginará no le envío la presente sólo para
comentarle la cartelera cinematográfica. Si. Acertó. He querido escribirle
luego de leer en varios periódicos del día de hoy sus inquietudes e
interrogantes: “Declaraciones sobre política del protagonista de la Luz de tus
Ojos. Darín: Que alguien me explique el crecimiento patrimonial de los
Kirchner”, titula hoy Clarín en página 24. Se ve que quien escribe la columna,
que por otra parte no tiene firma, no ha visto sus películas, no por lo menos
la que yo considero una de las más lindas, porque confunde el título. Vio. Nada
que ver.
No quiero apartarme de una de las cuestiones centrales de sus
preocupaciones: “Que alguien me explique el crecimiento patrimonial de los
Kirchner”.
Es obvio que, por razones de público, notorio y doloroso conocimiento, -
esto último por lo menos para algunos argentinos -, la única que le puede
responder soy yo, Cristina. Y es precisamente una de las razones que más me
movilizaron y decidieron a hacerlo. Es tan difícil que alguien que no está
pueda defenderse que usted entenderá los motivos por los que le escribo.
Ricardo, permítame llamarlo por su nombre de pila como usted lo hace
conmigo en su entrevista en la revista Brando, porque es más amigable y aleja
toda posibilidad de pelea y confrontación que tanto parecen afectarlo. No
quiero imaginar cómo se sentiría usted si alguien llevara carteles escritos por
la calle insultándolo, deseando su muerte o festejando la de su compañero de
toda la vida como me ocurre a mi en algunas manifestaciones opositoras. ¿Nunca
vió alguna? Seguro que sus múltiples ocupaciones y compromisos propios de un
artista exitoso le restan tiempo para una observación más completa de la realidad,
pero no se preocupe, tampoco es culpa suya, seguramente los medios que usted
lee no publican esa información.
Pero sigamos con el tema del crecimiento patrimonial. Quiero decirle que
no ha habido funcionarios públicos, sean políticos, gobernadores, legisladores,
intendentes, jueces o jefes de gobierno más denunciados penalmente e
investigados por la justicia argentina en materia de enriquecimiento, que quien
fuera mi esposo y compañero de toda la vida, y quien le escribe. No sólo se
investigó a fondo sino que también se designó al cuerpo de peritos de la Corte
Suprema de la Nación para que realizara pericias contables, que duraron meses,
y concluyeron que no se había cometido ningún acto ilícito, lo que obligó al
juez a desestimar las denuncias.
Nunca en toda la historia política de la Argentina se ha podido acceder a
las Declaraciones Juradas de un funcionario público con mayor facilidad,
frecuencia y publicidad que a las de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de
Kirchner.
Ríos de tinta, fotografías, y todo lo que uno pueda imaginar en torno a
una Declaración Jurada. Lo desafío a que intente encontrar lo mismo de algún
funcionario público opositor ma non troppo, juez, gobernador, legislador o
intendente.
Mire Ricardo, sin ir más lejos hoy otro diario, La Nación, propietario de
la revista Brando donde usted formuló las declaraciones que llamaron mi
atención, publica en su página 16 un reportaje al Gobernador de la Provincia de
Buenos Aires, Daniel Scioli. No sólo me enteré de que mantiene sus ahorros en
dólares (está en todo su derecho a hacerlo) sino que cuando el periodista le
preguntó por el monto de sus divisas, se rehusó a contestar y declaró que el
monto figura en su Declaración Jurada, que es pública. En un apartado de la
nota los periodistas se se muestran luego sorprendidos porque además, cuando
pretendieron acceder a la información, no se les permitió hacerlo.
Nadie parece preocuparse por ninguna otra Declaración Jurada que no sea
la de “Los Kirchner” (sic). Sólo se conocen fotos de las casas en que vivíamos
nosotros, y ahora habito solamente con mi hija. ¿Se publican fotos de las casas
de gobernadores, jueces, altos magistrados, intendentes, concejales,
legisladores actuales o de mandato cumplido? Sin embargo todo el país conoce mi
casa, la de Rio Gallegos, y a pesar de que a pocas cuadras y en el mismo barrio
viven dos legisladores de la oposición en casas mucho más importantes que la
mía, nunca se vió una foto. ¿No le parece raro, Ricardo? Ni hablar de mi casa
de El Calafate. Vió que los medios nunca van al Delta, Punta del Este, Miami.
¿Es extraño verdad?
Siempre me pregunto por qué siguen también la vida de mis hijos, dónde
van, con quién, y nadie parece preocuparse de la vida rumbosa que esposas,
hijos, hijas y otras yerbas de otros políticos llevan adelante en fiestas y
viajes permanentes que parecen no tener fin. ¿No le llama la atención? Me parece
que las personas con tantas inquietudes e interrogantes deberían observar estas
cosas. Pero sabe qué, después de todo, el haber sido y seguir siendo los únicos
funcionarios públicos observados y fotografiados con tanta tenacidad, nos ha
permitido demostrar que vivir en un país donde el único político investigado es
el Presidente (o la Presidenta, como me gusta decir a mi), significa que
vivimos con la más absoluta libertad. Eso sí, con la información más retaceada
sobre otros funcionarios.
Sería bueno, sano y transparente para el sistema democrático si todas las
Declaraciones Juradas de gobernadores, intendentes, jueces, magistrados,
ministros de la corte, estuvieran a disposición de toda la sociedad,
publicadas, analizadas y publicitadas como siempre lo son las de Néstor
Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.
Usted quería que alguien le explicara. Ya se lo hemos explicado a la
Justicia y a peritos de la Corte. Descarto, Ricardo, que usted confía en la
Justicia. Usted mismo fue acusado y detenido por un juez en marzo de 1991, por
el delito de contrabando de una camioneta que ingresó al país con una
franquicia especial para discapacitados. Perdón, no le deseo el mal a nadie,
pero menos mal que no estábamos “Los Kirchner” en el gobierno, o hubiera sido
considerado una persecución política. ¿Lo recuerda? La verdad yo lo había
olvidado, con tantas cosas en la cabeza, pero hoy entré a clarín.com y leí la
nota “Un fallo benefició a Darín”, algunos de cuyos párrafos le transcribo:
Los jueces de la Sala A de la Cámara, Nicanor Repetto y Edmundo Gendler,
consideraron que por el paso del tiempo la acusación contra el actor está
prescripta. Pero se preocuparon por aclarar que el actor sabía que estaba
comprando la camioneta en forma irregular.
"Debe descartarse bajo todo punto de vista la buena fe de la
compra", apuntaron los jueces. Y advirtieron que el actor "tuvo una
actitud claramente responsable".
Lo que leí y me llamó la atención en la entrevista de Brando, es su
convocatoria a una reconciliación. Y disculpe si le digo que soy yo la que me
gustaría que explicara que significa para usted “reconciliación” (no se sienta
presionado o intimidado, si prefiere no hacerlo está en todo su derecho).
Porque no vivimos en un país niño, como ha dicho usted y es el título de la
nota de la revista Brando, sino en un país democrático donde cada uno es libre
de decir lo que se le de la gana, y le aclaro que me encanta vivir así y no
como lo hicimos durante los años de la dictadura. Por eso, ¿Cómo llamaría usted
a un país donde nadie hablaba excepto las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo? Si
este es un país niño, ¿aquel qué sería, un país in vitro?
Sigamos con el tema de la reconciliación. Me interesa saber a que qué se
refiere. ¿A los juicios de lesa humanidad? Porque ha habido alguna jerarquía
eclesiástica que se ha referido a terminar con los juicios por la memoria,
verdad y justicia utilizando justamente el término “reconciliación”. O tal vez
usted se refiera a que me reconcilie con quienes me desean la muerte, festejan
la de Néstor o les gustaría destituirme. ¿No sería mejor pedir que cesen los
insultos, las agresiones, los golpes a periodistas o la falta de respeto a la
voluntad popular?
La palabra “reconciliación” goza de múltiples acepciones. ¿Con quiénes
deberíamos reconciliarnos? Porque créame, no estoy peleada con nadie, aunque sí
es público y claro que existen diferencias de pensamiento con respecto a
nuestro proyecto de país, políticas públicas, la memoria, verdad y justicia...
y eso es vivir en un país democrático. No ponerse de acuerdo también es un
derecho, como lo es resolver de acuerdo a la voluntad y responsabilidad que el
voto popular le ha asignado a cada uno, sin la menor soberbia, simplemente con
la responsabilidad que me otorga la Constitución Nacional.
Usted define que el problema de nuestro país es la falta de “tolerancia”.
Hubo un tiempo en que yo usaba esa palabra, sin embargo me di cuenta de que la
significación de tolerar, era algo así como que te aguanto porque no me queda
otro remedio, entonces decidí cambiarla por “aceptación”. Aceptar al otro, al
diferente, al que piensa y actúa diferente. Piénselo, es más positivo que
tolerar.
¿Recuerda usted algún otro momento del país con tanta libertad, libertad
de palabra, de pensamiento y de acción?¿Recuerda usted que se haya tratado a un
Presidente de la Nación como se me trata a mi desde medios, dirigencia
opositora, etc.? No crea que me molesta, yo he vivido cuando era joven otro
país que era el que cantaba Charly cuando decía “Los que están en los diarios
pueden desaparecer, los que están en la radio pueden desaparecer, los amigos
del barrio pueden desaparecer, pero los dinosaurios van a desaparecer”.
Afortunadamente ya no estamos en esa etapa del país, aunque algunos dinosaurios
resisten, atacan, impiden y algunas cosas peores. Estoy segura de que a usted
los dinosaurios tampoco le gustan.
No lo distraigo más. Usted se preguntará y esta mujer, con todo lo que
tiene que hacer, se ocupa de escribirme... Y debo reconocer que soy un poco
cholula y usted es uno de mis actores preferidos. Hoy es sábado 5 de enero,
víspera de Reyes, estoy en El Calafate, leí los diarios y me pregunté, por qué
no explicarle a Ricardo Darín, algo que lo tiene tan preocupado.
Con todo mi respeto y admiración.
Cristina Fernández de Kirchner
Presidenta de la Nación Argentina
P.D.: Podría haberle contado también como se encontraba nuestro país en
mayo de 2003 cuando Néstor Kirchner asumió con apenas el 22% de los votos, pero
como nunca lo había escuchado hacer declaraciones políticas antes, en su
extensa y exitosa trayectoria, supongo que debía estar más de acuerdo con el
otro país que con este. No lo tome como reproche, está en todo su derecho. Ah!
Me dijeron que su nueva película, un thriller (le aclaro que me encantan), es
muy buena y desde ya me atrevo a recomendarla. Atentamente y con la misma
consideración de siempre.