http://t.co/ajyzN3Jh ...en la cena ofrecida en
su honor por el Presidente de Indonesia
Su excelencia, señor
presidente de Indonesia y su distinguida esposa, así también hombres y mujeres
que integran el gobierno de Indonesia: quiero manifestarles a todos en nombre
de mi pueblo, de mi país y de la comitiva que me acompaña en este viaje, nuestro
agradecimiento por la cálida bienvenida y la hospitalidad que nos han brindado
en este maravilloso país.
Quiero decirle señor
Presidente que en el día de hoy, cuando mantuvimos la reunión bilateral y luego
la reunión ampliada con sus ministros, he confirmado y he superado las
expectativas que tenía cuando decidí responder y hacer lugar a su invitación
para visitar su patria. Esto me movilizó inmediatamente, a formularle a usted y
también a su distinguida esposa hace unos instantes, la invitación formal para
que usted venga acompañado por su señora esposa a visitar nuestro país en
visita oficial de Estado. Será para nosotros un inmenso honor recibirlos.
Estamos convencidos,
absolutamente convencidos, que de la cooperación y de la articulación
inteligente de las economías emergentes, de la cooperación sur-sur, de estos
países que como Indonesia y la República Argentina han contribuido en la última
década a sostener e incrementar el crecimiento de la actividad económica
global, incorporando a millones de compatriotas al consumo, ampliando el
mercado interno, generando nuevas alternativas, creyendo y sabiendo
fundamentalmente que hay un mundo nuevo que debemos entender y que debemos
aprovechar las oportunidades que a nosotros, países emergentes, que el viejo orden
mundial nos había asignado el lugar de meros proveedores de materias primas,
baratas además, esto ha cambiado definitivamente y hay un mundo que ya no nos
tiene como meros proveedores de materias primas, sino como protagonistas de la
nueva etapa.
Este siglo XXI, que
algunos líderes de países desarrollados no alcanzan todavía a comprender la
profundidad y la densidad del cambio, exige un nuevo modelo de abordaje en las
relaciones entre los países. El siglo XX en la historia, el siglo IXX también,
fundamentalmente en la etapa de las colonias, y la descolonización del Africa y
del Asia, del Sudeste Asiático también durante el siglo XXI, las cruentas
dictaduras que también hemos vivido nosotros en América del Sur, no ya a manos
de potencias extranjeras, sino muchas veces manipuladas desde el exterior y
ejecutadas por nuestros propios compatriotas, también nos acercan en algo que
es el sufrimiento que hemos tenido como sociedades con gobiernos autoritarios
que no se preocupaban por el bienestar de nuestros pueblos. Son muchas las
cosas que nos acercan, los sufrimientos, las experiencias, pero por sobre todas
las cosas las esperanzas de un mundo mejor y las realidades que hemos podido
construir.
Usted mencionaba que
ambos somos miembros del G-20, este nuevo espacio que ha ampliado aquel viejo
G-8, no porque hayan querido ampliarlo, sino porque la realidad se impuso y se
visualizó que aquel espacio ya no reflejaba el mundo que vivíamos. Y como usted
señalaba, este año y el próximo nos tocará integrar a la Argentina el Consejo
de Seguridad de Naciones Unidas. Nosotros desde allí, desde ese puesto, no
representaremos únicamente a la República Argentina, sino a todos aquellos
países que están comprometidos en un mundo donde haya más paz y seguridad. Pero
para que haya más paz y seguridad deberá haber mejor y mayor calidad de vida
para todos los habitantes de este mundo global, porque los fenómenos que hoy
atacan al mundo en distintas latitudes, desde el narcotráfico al terrorismo
internacional, tienen también sus raíces y sus causas en la falta de esperanzas
y de expectativas de muchísima gente que termina refugiándose o creyendo que
esos pueden ser los caminos para una vida mejor. Y cuando eso sucede es porque
los estados y fundamentalmente el mundo no les ha ofrecido una expectativa y
una esperanza mejor.
Por eso nuestra labor en
ese Consejo de Seguridad, será concebir a la paz no como un ejercicio militar,
la paz no se consigue militarmente, la paz se consigue política y socialmente.
Yo tengo la firme convicción de que esta debe ser la manera de abordar, y
también, por qué no, la modificación de muchísimos organismos multilaterales y
de sus reglas de juego.
Ese Consejo de
Seguridad, hoy lo charlábamos en la reunión bilateral, que nació luego de la
Carta de San Francisco cuando terminó la Segunda Guerra Mundial reflejaba un
mundo que hoy ya no existe; reflejaba ese mundo que sería dividido en dos y
donde estaba siempre latente el problema y el peligro del holocausto nuclear.
Resulta ser que quienes hoy integran en forma permanente ese Consejo de
Seguridad ya no son los antagonistas y enemigos de antaño, al contrario, se
llevan todos muy bien y muchas veces toman decisiones que precisamente no van
en pos de lo que decide el plenario de Naciones Unidas
Nosotros, la Argentina,
somos un claro testimonio de cómo se utiliza ese sillón permanente en el
Consejo de Seguridad para incumplir las mismas órdenes que esa Asamblea de
Naciones Unidas impone.
Aprovecho para mencionar
el caso Malvinas, que es un claro ejemplo de ese doble estándar que se da por
ejemplo en el Consejo de Seguridad. Allí tenemos múltiples resoluciones de
Naciones Unidas, de su Comité de Descolonización, de otros foros
internacionales, absolutamente todos respaldando la decisión de Naciones Unidas
de que Inglaterra se siente a negociar con la Argentina la cuestión de
soberanía. No pretendemos nos diga que sí, no pretendemos que se nos de la
razón, simplemente que se cumpla la norma que ha establecido Naciones Unidas.
Pero claro, Inglaterra
tiene un lugar permanente en el Consejo de Seguridad y esto le permite no
cumplir las normas. Les voy a citar otros ejemplos respecto de otros países y
respecto de otras situaciones, pero no parece acercarse a la paz, no parece
acercarse a un mundo más equitativo y justo, que los que tienen el privilegio
de tener un sillón permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas
utilicen ese lugar para violar las decisiones de Naciones Unidas.
También en materia de
Organización Mundial del Comercio, algo que hoy es fundamental en los pueblos.
Siempre en el siglo XX las relaciones de intercambio comercial fueron
favorables a los países desarrollados. Y decía al principio de mi intervención
que siempre se nos veía en esto como los proveedores de materias primas sin
valor agregado, a precios baratos. Esto significaba hambre, miseria y atraso
para nuestros pueblos.
Pero fue precisamente el
surgimiento de todo el Sudeste Asiático, juntamente con la India, lo que
trastocó este mapa y hay hoy una nueva realidad global, donde los productores
de materias primas, los productores de alimentos, los productores de energía se
han convertido en protagonistas y sus materias primas valen mucho más.
No debemos dejar escapar
esta oportunidad para que esas materias primas tengan valor agregado en nuestras
propias tierras para lograr un mejor empleo, mejor remunerado y más calificado.
Y también en materia de Organización Mundial de Comercio exigir reglas claras,
transparentes e igualitarias para todos los países.
Se nos dice a algunos de
nosotros que violamos las reglas de la Organización Mundial de Comercio, o
porque hay subsidios, o por aquello, o por lo otro, sin embargo, mi país, la
República Argentina, productor por excelencia desde tiempos inmemoriales de
productos agrícola ganaderos, sufrió durante todo el siglo XX y sigue aún
sufriendo los subsidios agrícolas que la Unión Europea parece no mirar y la
Organización Mundial de Comercio ignorar.
Afortunadamente el
surgimiento de nuevos actores en el Asia nos ha permitido no depender, como
antes dependíamos, de lo que nos compraba la Unión Europea. Este es uno de los
aportes a la modificación del orden global, pero es imprescindible ir más allá
y establecer reglas claras de juego para todos. No nos pueden exigir a los
países emergentes, que estamos luchando para incorporar más gente a la
producción, para tener más clase media, para ampliar nuestra clase media, que
no administremos nuestras economías y nuestros comercios para seguir
progresando. Porque además incorporando más gente al consumo no solamente estamos
contribuyendo al bienestar de nuestro país o de nuestra sociedad, estamos
también contribuyendo al bienestar y a la rueda de consumo global que algunos
parecen haber olvidado proponiéndole al mundo sólo programas de ajuste y
contracción del gasto.
Digo yo, si la gente no
consume, si los países tienen deudas soberanas que les impiden inyectar
recursos en el mercado; si además las familias pierden sus empleos y sus casas,
cómo se cree que se puede reactivar la economía del mundo.
Estos son los planteos
que muchas veces yo hago, a los que hacía alusión el señor presidente de
Indonesia, en el G-20. Y creo que lo que falta son nuevas ideas, no se pueden
resolver nuevos problemas con viejas ideas y viejas políticas. Y sobre todo si
estas viejas ideas y estas viejas políticas fueron las que provocaron la crisis
financiera que en el año 2008 se desplomó sobre el mundo y cambió de un plumazo
las relaciones que había hasta ese momento.
Y fundamentalmente las
cambió desde el punto de vista de modelo cultural. Se nos había impuesto a todo
el mundo, desde el Consenso de Washington, la idea de que el Estado era casi un
estorbo para la economía, que el Estado no debía meterse, que el mercado
asignaba recursos, que el mercado todo lo resolvía, que las soluciones estaban
en el mercado y que el Estado sólo molestaba al desarrollo y al progreso. Pero
he aquí la sorpresa, cuando el mercado explota, cuando se comienzan a descubrir
burbujas, cuando comienzan a explotar bancos, financieras, aseguradoras en el
mundo, cuando comienzan a producirse las masivas ejecuciones de hipotecas y
desalojos, ¿a quién se recurre? Al Estado. Es el Estado quien tiene que
inyectar ingentes recursos para financiar los sistemas financieros, que
precisamente a partir de los derivados y de creer que el dinero se reproduce a
sí mismo, sin pasar por el circuito de la producción de bienes y servicios,
produjo esa catástrofe que empezó en el 2008, que aún desgraciadamente no ha
terminado y este año que pasó parece profundizarse.
¿Cuál debe ser entonces nuestra
colaboración, la colaboración en este caso de la relación bilateral entre
Argentina e Indonesia? Relación que yo me atrevo a decir no tiene techo, en mi
país no tener techo significa que tiene crecimiento indefinido. Y lo tiene
primero porque hay una escala muy importante en Indonesia, cuarto país en
población en el mundo, con una densidad poblacional superior a los 130
habitantes por kilómetro cuadrado. Y por otra parte mi país, el octavo en
superficie en el mundo y el cuarto en superficie cultivable, pero sólo con
apenas 40 millones de habitantes. En mi provincia, la provincia de Santa Cruz,
que es la segunda en extensión de la República Argentina, hay menos de un
habitante por kilómetro cuadrado. Pero tenemos magníficas políticas y tenemos
también la decisión y el coraje de creer en nuestro país y desarrollar un
mercado interno muy importante; tenemos un desarrollo en materia de ciencia y
tecnología, en materia nuclear, en materia de agricultura de precisión, en
materia de biotecnología, de software, de turismo, todas las disciplinas que
hemos repasado hoy con su excelencia el señor Presidente y sus colaboradores, y
más tarde en el hotel donde me alojo con la asociación de empresarios de este
país. Muchos de los cuales me han dicho que luego de haberme escuchado hablar
acerca de nuestro país, de las posibilidades en minería, en turismo, en fin, en
tantísimas actividades, están deseosos de visitar nuestro país.
Hemos acordado con el
señor Presidente que una delegación previa de funcionarios de Indonesia
visitará la Argentina para poder identificar, y así lo establece el memorándum
de cooperación para inversión, el memorándum de entendimiento que hemos
suscrito en el día de la fecha, todas aquellas áreas en las cuales debe
producirse una asociación estratégica entre Indonesia y la República Argentina.
También debo decir que
muchos de los empresarios indonesios que hoy compartieron conmigo la tarde en
una reunión excelente, muchos de ellos ya tienen fuertes negocios con
Argentina. Visita además, acompañando a esta delegación política, si no me
equivoco la delegación de empresarios más importante de Argentina que hasta
ahora ha visitado Indonesia. Esto es una muestra del interés que tenemos por
quien es nuestro principal socio en el Sudeste Asiático y también queremos que
sea la Argentina una plataforma para Indonesia en todo lo que es el continente
americano, Latinoamérica y el Caribe.
Por eso digo que debemos
y podemos contribuir a un mundo mejor y comenzar a hacerlo desde la relación
bilateral en la complementariedad de nuestras economías. Estoy muy feliz de
haber tomado la decisión y haber venido aquí a Indonesia. Es cierto lo que
mencionaba el señor Presidente, el jet lag es fatal, pero a los pocos días uno
lo supera y creo que ya esta noche voy a poder dormir mucho mejor. ¿Pero qué es
una o dos horas de sueño si podemos recuperar años y años en que no nos
mirábamos entre nosotros, países del Sur – Sur, para poder construir un mundo
mejor?
Tenemos convicciones y
visiones muy parecidas acerca de lo que está pasando en el mundo, tenemos la
decisión de que nuestros países no vuelvan a dar un solo paso atrás, todos los
pasos que deben dar nuestros países deben ser adelante y convenciendo a los
demás, a los que aún no han entendido que sin bienestar y calidad de vida de
los habitantes será imposible tener un país con paz y seguridad, convencer a
todos mostrando nuestros modelos.
El señor Presidente
hacía mención a la situación que vivió mi país entre 1999 y 2002. Sinceramente
señor Presidente, su distinguida esposa y todos quienes están aquí, los
argentinos vivimos momentos muy difíciles. Yo era senadora nacional y por
momentos, ante tal grado de violencia, ante tal grado de saqueo que los
argentinos sentíamos que vivíamos por una deuda que había sobrepasado todos los
límites, creímos en un momento que el país se nos escurría entre las manos.
Cuando mi esposo tuvo que asumir como presidente de todos los argentinos, con
apenas un 22 por ciento de los votos, él siempre me contaba que el día que
asumió, el 25 mayo del 2003, 30 años exactos después que cuando era muy joven
-él fue militante como yo desde muy joven de nuestro movimiento- había estado
en la plaza gritando también junto a otros jóvenes de su misma edad por un país
mejor, y por esas cosas de la vida 30 años exactos después, sin imaginarlo,
asumía como presidente. Y siempre me decía que una vez que terminaron los
festejos y al otro día tuvo que ir a trabajar de presidente como correspondía,
sintió la soledad y sintió todo lo que faltaba hacer. Sin embargo, su inmenso
coraje, su valentía, su convicción, sus ideas, sus pensamientos, que él mismo
había dicho que jamás iba a abandonar en la puerta de la Casa de Gobierno, lo
ayudaron a reconstruir un país que parecía destruido e insalvable, con gente
que se iba, con gente en la puerta de los consulados.
Recuerdo por esas cosas
de la vida -y discúlpenme si me prolongo un poco pero las cosas que ha dicho el
Presidente me remueven muchos recuerdos -yo era senadora en aquellos tiempos y
al volver del Senado todas las noches pasaba por el consulado de la República
de España y le aseguro, Presidente, que eran cuadras de colas de gente
esperando tener una visa del gobierno de España para irse del país. Había gente
que acampaba de noche con una sillita o una carpita o pagaba a alguien para que
le hiciera un lugar en la cola porque se iban España en busca de un futuro
mejor que su país no les ofrecía.
Las vueltas de la vida y
de la historia hoy nos colocan en una posición diferente, pero no en una
posición triunfalista y exitista, muy por el contrario, nada más alejado de
eso, sino en una posición de comprender y entender lo que está pasando porque
primero nos pasó a nosotros. Y sin pretender convertirnos en maestros ni dar
lecciones a nadie porque no nos creemos con el derecho a dar lecciones a nadie,
simplemente llevar el mensaje que estamos llevando y que usted también lleva,
que es el de la necesidad de trabajar en políticas contra cíclicas, en
políticas públicas, en un Estado fuerte que intervenga, pero no que intervenga
para entorpecer la economía sino al contrario, para ayudar a la economía,
ayudar a asignar mejor los recursos y que haya mayores posibilidades para
nuestros jóvenes, para nuestros ancianos, para nuestras familias.
Nuestros jóvenes deben
saber que hay un futuro mejor, si no, no se les puede pedir nada. Por eso digo
que tenemos la obligación de construir esperanza y construir futuro, para que
lo que nos pasó a nosotros no les pase a nuestros hijos ni a nuestros nietos.
Por eso invito a brindar
por la amistad entre nuestros pueblos, entre nuestros gobiernos, por la
solidaridad, por la cooperación y por la paz en el mundo, que sea con Dios y
con todos ustedes. Muchas gracias.