lunes, abril 30, 2012

YPF: Derrame hacia la oposición - YPF: en cas de déversement à l'opposition


Una iniciativa con un fuerte efecto derrame

Por  Eduardo Blaustein

El hecho de que una gran parte de la oposición finalmente se haya inclinado a votar en general el proyecto oficial es parte de un proceso que aporta aún más caudal histórico a la decisión kirchnerista de recuperar YPF. Si se lo considera por los resultados electorales de octubre, la suma de votos kirchneristas, radicales, del FAP y partidos provinciales, involucra más del 80% de los sufragios totales. Pero antes que una cuenta de almacenero, esta vez no sólo el kirchnerismo intenta salir de un brete difícil (serio problema energético, balanza comercial) por el lado transformador, sino que colaboró para que radicales, socialistas, margaritos o solanistas fueran fieles a sus mejores convicciones y tradiciones, políticamente más generosos, y menos preocupados por sus relaciones y/o subordinaciones mediáticas. Mauricio Macri, junto a la cuna de su hija Antonia, quedó solo e indefenso tras su primera declaración. Intentó retroceder después, como reprochando, junto a esa cuna:
–Mirá lo que me hiciste decir, Anto.
En la semana que pasó se difundió una encuesta hecha por Enrique Zuleta Puceiro según la cual, nueve de cada diez argentinos están a favor de algún tipo de presencia estatal (parcial o total) en la actividad petrolera. En los medios no pocos periodistas conocidos por sus broncas contra el Gobierno dijeron que simpatizan con la decisión de Cristina (oportunidad para hablar de los límites del seisieteochismo), aún cuando tengan muchas críticas por hacer a la gestión energética oficial. Las fuerzas políticas que decidieron aprobar el proyecto en general seguramente tuvieron en cuenta ese clima cultural que a la vez es producto de una larga construcción de identidad en la que esas mismas fuerzas fueron protagonistas, desde el radicalismo yrigoyenista al balazo que recibió Pino Solanas en lo peor del menemismo.
Ahora que la decisión está tomada, alguien podrá decir que a las oposiciones no les quedaba otra. Falso. Siempre se pueden forzar argumentos para fundamentar el rechazo a un proyecto oficial y de hecho ciertos cuestionamientos a la política petrolera del Gobierno tienen consistencia. Parte de lo valioso de lo sucedido no es sólo que los espacios opositores se hayan decidido por no jugar con el establishment mediático, sino que probablemente hayan valorado qué rédito obtuvieron por hacerlo. Para los radicales, además, no era nada fácil. No es lo mismo el conservadurismo tosco de Oscar Aguad (hasta el jueves a la noche amagaba en la tele con votar en contra) que el discurso progre de Ricardo Alfonsín, por retórico que parezca, así como no son lo mismo Luis D’Elía, Juan Manuel Urtubey, Nilda Garré o Gildo Insfrán. Por algo la primera respuesta de Aguad ante el anuncio oficial fue poner distancia: “Los objetivos son compartidos pero la expropiación tendrá consecuencias que deben ser ponderadas, esto puede resultar en sentido contrario”. Tampoco es lo mismo ser radical (o peronista) en una provincia petrolera que en otra que no lo es.
El Frente Amplio Progresista saldó sin ruido y con elegancia su propio debate interno. Es un logro importante para un espacio que articula fuerzas distintas y dirigentes que apenas si comienzan a entrar en confianza, si es que entran. Esta vez la figura más renuente a dar apoyo general al Gobierno fue Margarita Stolbizer. Cabe destacar que el todavía flamante gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, estuvo en Casa de Gobierno cuando se produjo el anuncio y que no es la primera vez que acompaña a la Presidenta en actos públicos. Como sea, y de cara a los famosos consensos y diálogos, hizo muy bien Cristina en agradecer la conducta de los espacios opositores, un gesto que deberían tener en cuenta políticos y militantes del palo.
La irradiación de la iniciativa kirchnerista hacia otras fuerzas (junto a la muy callada aceptación de lo que no se hizo bien en materia petrolera) puede ilustrarse recordando alguna vieja lección de geometría. Si el escenario político fuera un ángulo llano y si se partiera del grado cero, otra vez el kirchnerismo colabora para que el debate político no se emperre en ir hacia la derecha, sino girando unos cuantos grados para el otro lado.
Radicales, socialistas, lozanistas, pinistas, decidieron no ser pequeños ante el anuncio oficial. Del mismo modo no se debería hacer una crítica chiquita a esos sectores si descargan sus broncas por lo hecho hasta hace poco con el petróleo. No se le puede pedir a la oposición que resigne ni su rol ni su salida al aire en la tele ni que por apoyar el núcleo del proyecto oficial deje de hacer cuestionamientos, sea hacia atrás (desde la privatización del ’92 a las responsabilidades oficiales en el vaciamiento de Repsol) o hacia adelante (por la falta de precisiones tanto en el proyecto de ley como en el estratégico). Las macanas acumuladas, de todos modos, no corresponden sólo al peronismo y no fue lo mismo lo sucedido en el ’92 que lo que comenzó a partir del ’98. Miguel Ángel Pichetto recordó en algún momento del debate del plenario de comisiones en el Senado, que los gobernadores radicales también apoyaron la privatización y hasta hoy algún ex secretario de Energía ligado a la UCR mira feo la expropiación.
Es cierto: sólo el kirchnerismo se atrevió, si bien urgido por las circunstancias, a tomar una decisión que la UCR naturaliza “porque es parte de nuestra historia”. La UCR no enarboló banderas de renacionalización del petróleo en las campañas electorales, pero ahora no sólo que aprueba lo central sino que pide más: desde la participación de los trabajadores a un plan energético estratégico. La izquierda, para mostrar que es la izquierda, pide no pagar un mango por la expropiación.
Es muy posible que así termine el proceso expropiatorio, sin pagar un mango. Y es seguro que algunos de los pedidos opositores están siendo contemplados por el oficialismo: desde la valuación de los pasivos ambientales a auditorías pozo por pozo. Está menos claro qué pasará con otros pedidos de modificación parcial hechos desde la oposición. Según de dónde vengan esos pedidos, los reclamos tienen que ver con los modos de control (por el modelo elegido, no intervendrían la Sigen ni la Auditoría General de la Nación) y una de las propuestas es la designación de síndicos desde el Congreso. 
Claudio Lozano pide la desactivación de la arquitectura jurídica vigente que conspira contra el principio de soberanía energética. Pino Solanas sostiene que todas las provincias –no sólo las productoras– deberían beneficiarse con la renta petrolera, siendo que las más densamente pobladas son las que históricamente ayudaron a sostener las inversiones necesarias para desarrollar la industria. Con oportunismo o sin él, todos preguntan por qué no se afectó el paquete accionario de la familia Eskenazi. Hay algo simpático al respecto: con la excepción de una mención en la excelente intervención de Axel Kicillof en el Senado (no tan excelente cuando le tocó responder), pareciera que los funcionarios tienen prohibido pronunciar la palabra Petersen.

miradasalsur.com

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