Fue en la década de los
últimos ochenta cuando el gobierno de EEUU empezó a canalizar ayuda hacia los
rebeldes muyahaidines en Afganistán como parte de una guerra por poderes de
EEUU contra la URSS. Se les presentaba, en las mentes de los dirigentes de la
Guerra Fría estadounidenses, una rara oportunidad de sangrar a los soviéticos,
de darles una oportunidad para que saborearan la clase de derrota que los
vietnamitas, con ayuda soviética, habían infligido a Washington una década
antes. En 1989, tras años de sangrientos combates, el Ejército Rojo salió
renqueando y derrotado de Afganistán. EEUU viene combatiendo a sus antiguos
apoderados afganos y progenie desde finales de 2001. Ahora, tras años de
sangrientos combates, parece que EEUU está contemplando retirar el grueso de
sus fuerzas y utilizar una vez más una serie de subrogados para asegurar sus
intereses allí. (La subrogación es término empleado en Derecho relacionado con
la delegación o reemplazo de obligaciones hacia otros, es un tipo de sucesión.
Se trata de un negocio jurídico mediante el cual una persona sustituye a otra
en una obligación. NR)
Desde Asia y África hasta
Oriente Medio y las Américas, la administración Obama se decanta cada vez más
por un tipo de guerra multifacética y de mínima presencia. Se acabaron ya, al
menos por el momento, los días de las invasiones a escala total en el
continente euroasiático. En su lugar, Washington está ahora planeando confiar
más ampliamente en los ataques con los aviones no tripulados y en las fuerzas
de operaciones especiales para combatir de forma barata a los dispersos
enemigos globales. El aspecto fundamental de esta nueva forma de guerra
estadounidense es la externalización de las labores de combate, de las que se
encargarán sus apoderados locales por todo el mundo.
Aunque EEUU está ya
actualmente implicado en una guerra abierta por poderes, apoyando a una fuerza
africana integrada por varias naciones para que combata a los militantes
islamistas en Somalia, está sentando las bases para utilizar de forma amplia
fuerzas que les sustituyan en el futuro, entrenando a soldados “nativos” para
que lleven a cabo las misiones, incluyendo aquellas que implican una guerra
abierta. Con todo esto en mente y bajo los auspicios del Pentágono y del
Departamento de Estado, el personal del ejército estadounidense está ahora
participando de forma casi constante por todo el mundo en ejercicios conjuntos
y misiones de entrenamiento con el objetivo de fomentar alianzas, crear
coaliciones y disponer de fuerzas sustitutas que apoyen los objetivos de la
seguridad nacional estadounidense.
Aunque utilizan métodos
ligeramente diferentes dependiendo de la región de que se trate, la estrategia
básica es global: EEUU entrenará, equipará y asesorará a fuerzas indígenas -por
lo general de naciones pobres y subdesarrolladas- para que combatan (y mueran)
cuando EEUU no quiera hacerlo. En tal proceso se contará con una fuerza
estadounidense, tan pequeña como sea posible, incluyendo operativos de las
fuerzas especiales y apoyo aéreo, para que ayuden a esos subrogados. Al igual
que en el caso de los aviones no tripulados, la guerra por poderes parece
ofrecer una solución fácil a problemas complejos. Pero como muestran los
treinta años de debacle de Washington en Afganistán, los costes finales pueden
ser inimaginables o inimaginablemente altos.
Empecemos por el propio
Afganistán. Durante más de una década, EEUU y sus socios de coalición han
estado entrenando fuerzas afganas de seguridad en la esperanza de que asumieran
la guerra allí para defender los intereses estadounidenses y de sus aliados
mientras retiraban a la fuerza internacional comandada por EEUU. Sin embargo, a
pesar de un gasto de casi 50.000 millones de dólares para ponerlas velozmente
en marcha, el Ejército Nacional Afgano y otras fuerzas de seguridad han ido
frustrando , año tras año, todas y cada una de las expectativas.
Una de las variantes del
plan estadounidense, de la que se ha hablado muy poco, ha sido un ejército por
poderes controlado por la CIA. Durante años, la Agencia ha entrenado y
utilizado seis milicias clandestinas que actúan cerca de las ciudades de
Kandahar, Kabul y Jalalabad, así como en las provincias de Khost, Kunar y
Paktika. Al trabajar con las Fuerzas Especiales de EEUU y estar controlados por
los estadounidenses, estos “Equipos Contraterroristas de Persecución” actúan
evidentemente al margen de cualquier supervisión del gobierno afgano y se sabe
bien que han realizado incursiones transfronterizas en Pakistán, ofreciendo a
sus patronos estadounidenses uno de los beneficios clásicos de la guerra por
poderes: la negación plausible.
Este esfuerzo clandestino
ha ido también complementado por la creación de una fuerza de seguridad
indígena masiva y convencional. Aunque oficialmente bajo control del gobierno
afgano, estas fuerzas policiales y militares dependen casi completamente del
apoyo financiero de EEUU y los gobiernos aliados hasta casi para poder existir.
En la actualidad,
oficialmente, las fuerzas nacionales afganas de seguridad se componen de más de
343.000 efectivos, pero solo el 7% de las unidades de su ejército y el 9% de
las unidades policiales alcanzan un nivel alto de eficacia. En cambio, después
de más de una década de ayuda occidental a gran escala, el 95% de sus reclutas
siguen siendo analfabetos funcionales .
No resulta sorprendente
que toda esa fuerza masiva, entrenada por contratistas privados exageradamente
retribuidos, por los ejércitos europeos occidentales y estadounidense, y
apoyada por los avanzados sistemas de armamento de EEUU y las fuerzas de la
coalición, haya sido incapaz de acabar con una variopinta insurgencia apenas
armada, de tamaño modesto y menos que popular. Una de las pocas tareas en que
esta fuerza por poderes parece tener gran habilidad es en disparar contra las
fuerzas aliadas y estadounidenses, muy a menudo contra sus propios
entrenadores, en ataques cada vez más comunes de “ verde sobre azul “.
Para colmo de males, esta
fuerza de matar de la coalición de tan pobre desempeño resulta muy costosa .
Comprados y pagados por EEUU y su coalición de socios, cuesta mantenerla cada
año entre 10.000 y 12.000 millones de dólares en un país cuyo PIB es de tan
solo 18.000 millones . A largo plazo, una situación así es insostenible.
De regreso al futuro
Utilizar suplentes
extranjeros no es nada nuevo. Desde los tiempos antiguos, los imperios y las
naciones-estado han utilizado tropas extranjeras y fuerzas indígenas para
emprender la guerra o les han apoyado cuando se ajustaban a sus objetivos
políticos. En los siglos XIX y XX, la táctica devino de rigueur para potencias
coloniales como la francesa, que utilizó fuerzas senegalesas, marroquíes y de
otros países africanos en Indochina y en más lugares, y la británica, que
utilizó gurkas nepaleses para emprender contrainsurgencias en lugares que
fueron desde Iraq y Malasia a Borneo.
Para cuando EEUU empezó a
apoyar a los muyahaidines en Afganistán, había ya experiencias importantes de
la guerra por poderes y sus peligros. Tras la II Guerra Mundial, EEUU adoptó
ansiosamente sustitutos extranjeros, por lo general en países pobres y
subdesarrollados, en nombre de la Guerra Fría. Esos esfuerzos incluyeron el
intento de derrocar a Fidel Castro a través de una fuerza de apoderados cubanos
que se estrelló e incendió en Bahía de Cochinos; la creación de un ejército
Hmong en Laos que finalmente perdió allí ante las fuerzas comunistas y la
financiación de una guerra francesa en Vietnam que fracasó en 1954, creando
después un ejército masivo en Vietnam del Sur, que fue aplastado en 1975, por
nombrar tan solo unos cuantos intentos fallidos.
Un fracaso más reciente
de subrogados se produjo en Iraq. Durante años tras la invasión de 2003, los
responsables políticos estadounidenses estuvieron recitando un mantra estándar:
“Cuando los iraquíes sean capaces de valerse por sí mismos, nos retiraremos”.
El pasado año, esos iraquíes básicamente les echaron.
Entre 2003 y 2011, EEUU
bombeó decenas de miles de millones de dólares en la “reconstrucción” del país,
de los cuales 20.000 millones fueron a construir las fuerzas de seguridad
iraquíes . Esa mega-fuerza de cientos de miles de soldados y policías se creó
desde cero para apuntalar a los sucesores del gobierno que EEUU derrocó. Fueron
los estadounidenses y sus socios de la coalición quienes entrenaron a esa
fuerza, pero todo se acabó en diciembre de 2011.
A pesar de los esfuerzos
de la administración Obama para dejar miles o decenas de miles de soldados en
Iraq para los años venideros, el gobierno iraquí rechazó los manejos de
Washington y mandó empacar al ejército estadounidense. Hoy, el gobierno iraquí
apoya al régimen de Asad en Siria y tiene una cálida y cada vez más estrecha
relación con el enemigo desde hace bastante tiempo de EEUU: Irán . Según la
agencia de noticias semioficial iraní Fars , los dos países han estado
discutiendo incluso cómo ampliar sus vínculos militares .
Guerras africanas en la sombra
A pesar de toda la
experiencia de los miles de millones de dólares absorbidos por ejércitos por
poderes que no fueron sino un fracaso, que se largaron o se convirtieron en
enemigos, Washington está actualmente trabajando en sus planes para llevar a
cabo guerras por poderes en todo el planeta, aunque quizá en estos momentos lo
hagan de forma más agresiva en África.
Con el Presidente Obama,
las operaciones en África se han acelerado más allá de las más limitadas
intervenciones de los años de Bush . Entre ellas encontramos la guerra del
pasado año en Libia; la expansión de una red cada vez mayor de depósitos de
abastecimiento, bases de pequeño tamaño con campo aéreo; una campaña regional
con aviones no tripulados que ejecuta misiones fuera de Djibuti, Etiopía y las
Seychelles en el archipiélago del Océano Índico; una flotilla de 30 buques en
ese océano para apoyar operaciones regionales; una afluencia masiva de dinero
en efectivo para operaciones de contraterrorismo por todo África Oriental; una
posible guerra aérea al viejo estilo llevada a cabo a escondidas por la región
utilizando aviación tripulada; y una fuerza expedicionaria de operaciones
especiales (reforzada por expertos del Departamento de Estado ) enviada para
ayudar a capturar o matar al líder del Ejército de la Resistencia del Señor
(LRA, por sus siglas en inglés), Joseph Kony y sus altos comandantes. (Algunos
expertos consideran esta misión contra Kony como una tapadera para desarrollar
una guerra por poderes entre EEUU y el gobierno islamista de Sudán -al que se
acusa de ayudar al LRA- y a los islamistas en general). Y todo esto arañando
tan solo en la superficie de los planes y actividades de expansión rápida de
Washington por la región.
En Somalia, Washington se
ha involucrado ya en una campaña militar y de la CIA con múltiples frentes
contra los militantes islamistas Al-Shabaab , que incluye operaciones de
inteligencia, entrenamiento de agentes somalíes, una prisión secreta, ataques
de helicóptero y asaltos de comandos . Ahora está también apoyando una guerra
clásica por poderes utilizando subrogados africanos. EEUU se ha convertido,
como señalaba recientemente Los Angeles Times en “la fuerza impulsora de los
combates en Somalia”, mientras entrena y equipa a soldados de a pie africano
para que luchen contra los militantes Shabaab para que las fuerzas
estadounidenses no tengan que hacerlo. En un país donde hubo más de 90
estadounidenses muertos y heridos en la debacle de 1993 ahora conocida por la
abreviatura “Black Hawk Down” [la caída del halcón negro], en la actualidad se
ha subcontratado a soldados africanos para que combatan y mueran.
A primeros de año, por
ejemplo, la Fuerza de elite de los marines Recon, del Grupo de Trabajo 12 de
Tierra, Mar y Aire para Objetivos Especiales (o, como si fuera el trabalenguas
de un acrónimo, el SPMAFGTF-12, por sus siglas en inglés) entrenó a soldados de
la Fuerza de Defensa Popular de Uganda. Esa fuerza, proporciona a su vez la
mayoría de los soldados para la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISON,
por sus siglas en inglés) que actualmente se dedica a proteger al gobierno que
EEUU apoya en la capital del país, Mogadiscio.
Esta primavera, marines
del SPMAGTF-12 entrenaron también a soldados de la Fuerza de Defensa Nacional
de Burundi (BNDF, por sus siglas en inglés), el segundo mayor contingente en
Somalia. En abril y mayo, miembros del Grupo de Trabajo Raptor, 3º escuadrón,
del Regimiento de Caballería 124 de la Guardia Nacional de Texas, tomaron parte
en una misión de entrenamiento por separado con la BNDF en Mudubugu, Burundi.
El SPMAGTF-12 también ha enviado a sus entrenadores a Djibuti, otra nación
implicada en la misión somalí, para que trabaje allí con una unidad de elite.
Al mismo tiempo, tropas
del ejército estadounidense han tomado parte en el entrenamiento de miembros
del ejército de Sierra Leona a los que preparan para su despliegue en Somalia a
finales de año . En junio, el comandante del ejército para África de EEUU, el
general de división David Hogg habló alentadoramente del futuro de las fuerzas
de Sierra Leona junto a otro de los aliados de EEUU, Kenia, que invadió Somalia
el pasado otoño (y acaba de incorporarse a una misión allí de la Unión
Africana). “Os uniréis a las fuerzas keniatas en el sur de Somalia para sacar a
los Shabaab y a otros malhechores de Somalia y pueda verse libre de la tiranía
y el terrorismo y de todos los males que vienen con ellos”, dijo. “Sabemos que
estáis listos y entrenados. Os equiparemos y realizaréis esta misión con honor
y dignidad”.
Sin embargo, tener
preparados ejércitos para desplegarlos en Somalia es solo una parte de la
historia cuando se trata de entrenar a fuerzas indígenas en África. Este año,
por ejemplo, los marines viajaron a Liberia para dedicarse a enseñar técnicas
de control de disturbios al ejército de ese país como parte del esfuerzo del
Departamento de Estado en la reconstrucción de sus fuerzas de seguridad.
De hecho, el coronel Tom
Davis del Mando para África de EEUU (AFRICOM, por sus siglas en inglés) dijo
recientemente a TomDispatch que su mando ha realizado o ha planificado 14
ejercicios importantes de entrenamiento conjunto para 2012 y que se prevé una
cifra similar para 2013. Los esfuerzos de este año incluyen operaciones en
Marruecos, Camerún, Gabón, Botswana, Sudáfrica, Lesoto, Senegal y Nigeria,
incluyendo, por ejemplo, el Western Accord 2012 , un ejercicio multilateral en
el que participan fuerzas armadas de Senegal, Burkina Faso, Guinea, Gambia y
Francia.
Todo esto, sin embargo,
no llega a abarcar totalmente la amplitud de las misiones de formación y
asesoramiento estadounidenses en África. “Dirigimos algún tipo de entrenamiento
militar o de compromiso o actividades entre ejércitos con casi todos los países
del continente africano”, escribió Davis.
Los apoderados de Estados Unidos
En los momentos actuales,
África puede ser el principal lugar para desarrollar la guerra por poderes, al
estilo estadounidense, pero no es en absoluto el único lugar donde EEUU está
entrenando fuerzas indígenas para que ayuden a EEUU a lograr sus objetivos de
política exterior. Este año el Pentágono redobló también sus operaciones en
América del Centro y del Sur, así como en el Caribe.
En Honduras, por ejemplo,
pequeños equipos de soldados estadounidenses están trabajando con las fuerzas
locales para reforzar allí la guerra contra la droga. Trabajando desde la Base
de Operaciones de Avanzada Mocoron y otros campamentos remotos, el ejército
estadounidense está apoyando las operaciones hondureñas a través de los métodos
que perfeccionó en Iraq y Afganistán. Las fuerzas estadounidenses han tomado
parte también en operaciones conjuntas con las tropas hondureñas en el marco de
una misión de entrenamiento denominada Beyond the Horizon 2012 , mientras los
Boinas Verdes han estado ayudando a las fuerzas de Operaciones Especiales
hondureñas en operaciones contra el contrabando. Además, una cada vez más
militarizada Agencia Antidroga envió un equipo asesor de apoyo para despliegues
en el extranjero, creado originalmente para desbaratar el comercio del opio en
Afganistán, para ayudar a los Equipos de Respuesta Táctica de Honduras, la
unidad de elite de ese país contra el narcotráfico.
La militarización y
despliegue extranjero de los operativos para el refuerzo de la ley de EEUU ha
sido también evidente en Tradewinds 2012 , un ejercicio de entrenamiento
efectuado en junio en las Barbados. Allí, miembros del ejército y de las
agencias de refuerzo del derecho civil de EEUU se unieron con sus homólogos de
Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Canadá, Dominica, la República Dominicana,
Granada, Guyana, Haití, Jamaica, St. Kitts y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y
las Granadinas y Surinam, así como Trinidad y Tobago, para mejorar la
cooperación en “complejas operaciones de seguridad multinacional”.
Mucho menos visibles han
sido los trabajos de entrenamiento de las Fuerzas de Operaciones Especiales en
Guyana, Uruguay y Paraguay. En junio, tropas de operaciones especiales tomaron
también parte en las Fuerzas Comando, una “competición” de ocho días de
duración en la que las fuerzas de elite de 21 países, incluyendo las Bahamas,
Belice, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana,
Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, Jamaica, México, Panamá,
Paraguay, Perú, Trinidad y Tobago y Uruguay se enfrentaron en pruebas de
aptitud física, puntería y capacidades tácticas.
Este año, el ejército de
EEUU ha dirigido también ejercicios de entrenamiento en Guatemala, patrocinado
misiones de “creación de colaboración” en la República Dominicana, El Salvador,
Perú y Panamá, alcanzando un acuerdo para llevar a cabo otras 19 “actividades”
con el ejército colombiano en el próximo año, incluyendo ejercicios militares
conjuntos.
“ Eje principal” por poderes
La cobertura del muy
publicitado “eje principal” estratégico de la administración Obama en Asia se
ha centrado en la creación de más bases y nuevos despliegues navales por la
región. El ejército (que ha cambiado la palabra “eje principal” por “
reequilibrio “) está, sin embargo, también planeando y llevando a cabo numerosos
ejercicios y misiones de entrenamiento con aliados regionales. De hecho, según
se ha informado, solo la Marina y los marines se implican cada año en más de
170 ejercicios bilaterales y multilaterales con las naciones de Asia-Pacífico.
Uno de los mayores
ejercicios tuvo lugar en y alrededor de las Islas Hawai desde finales de junio
hasta primeros de agosto. Apodado RIMPAC 2012 , el ejercicio concentró más de
40 buques y submarinos, más de 200 aviones y 25.000 soldados de 22 naciones,
incluyendo Australia, India, Indonesa, Japón, Malasia, Nueva Zelanda,
Filipinas, Singapur, Corea del Sur, Tailandia y Tonga.
Casi 7.000 efectivos
estadounidenses se unieron también a 3.400 soldados tailandeses, así como a
personal militar de Indonesia, Japón, Malasia, Singapur y Corea del Sur como
parte de los ejercicios Cobra Gold 2012 . Además los marines estadounidenses
tomaron parte en Hamel 2012 , un ejercicio de entrenamiento multinacional que
contó con miembros de los ejércitos de Australia y Nueva Zelanda, mientras
otras tropas estadounidenses se unían a las fuerzas armadas de Filipinas en el
Ejercicio Balikatan .
Los efectos del “eje
principal” son también evidentes en el hecho de que la India , en otro tiempo
neutral, mantiene ahora más de 50 ejercicios militares con EEUU cada año, más
que cualquier otro país del mundo. “Nuestra colaboración con la India es un
aspecto clave de nuestro nuevo equilibrio en Asia-Pacífico y creemos que
también de una mayor seguridad y prosperidad en el siglo XXI”, dijo el
Secretario Adjunto de Defensa Ashton Carter en un reciente viaje al
subcontinente. La amplitud de tal colaboración es evidente en el hecho de que
la India está tomando parte en el esfuerzo “por poderes” de EEUU en Somalia. En
los últimos años, la Marina india aparece como “importante contribuyente” en el
esfuerzo internacionalcontra la piratería frente a la costa de ese país
africano, según Andrew Shapiro, del Buró para Asuntos Político-Militares del
Departamento de Estado.
Paz por poderes
Bangladesh, el vecino de
la India, ofrece una ventana más a los esfuerzos estadounidenses de preparar
fuerzas por poderes para que sirvan a sus intereses.
A primeros de año,
fuerzas estadounidenses y bangladeshíes tomaron parte en un ejercicio centrado
en la formación logística, de planificación y táctica, que recibió el nombre en
clave de Shanti Doot-3 . La misión fue excepcional porque formó parte de un
programa del Departamento de Estado, apoyado y ejecutado por el Pentágono
conocido como Iniciativa Global de Operaciones por la Paz ( GPOI , por sus
siglas en inglés).
Puesta en marcha por vez
primera con George Bush, la GPOI proporciona financiación, equipamiento y
asistencia logística y entrenamiento a las naciones con problemas de liquidez
para lograr que sus ejércitos se conviertan en “mantenedores de la paz” por
todo el planeta. Con Bush, el programa se estableció de 2004 a 2008 y se
gastaron más de 374 millones en entrenar y equipar tropas extranjeros. Con el
Presidente Obama, el Congreso ha financiado el programa con alrededor de 393
millones de dólares, según cifras proporcionadas por el Departamento de Estado
a TomDispatch.
En un discurso de
primeros de año, Andrew Shapiro, del Departamento de Estado, dijo en Washington
DC a una audiencia que la “GPOI está centrando sobre todo gran parte de sus
esfuerzos en apoyar la formación y equipamiento de mantenedores de la paz que
se desplieguen a… Somalia”, y ha proporcionado “equipamiento a los países allí
desplegados por valor de decenas de millones de dólares”. En un escrito aparecido
en un blog entró en más detalle alabando los esfuerzos de EEUU para entrenar a
tropas de Djibuti que sirvan como mantenedores de la paz en Somalia e indicando
que EEUU había proporcionado también a la empobrecida Djibuti equipamiento de
radar y lanchas para patrullar fuera de la costa. “Djibuti es también
importante para nuestros esfuerzos de combatir la piratería”, escribió, “porque
está en la línea del frente de las amenazas marítimas, incluyendo la piratería
en el Golfo de Aden y las aguas circundantes”. Djibuti y Bangladesh son apenas
nada. Bajo los auspicios de la GPOI, EEUU se ha asociado con 62 naciones de
todo el planeta, según las estadísticas proporcionadas por el Departamento de
Estado. Esos apoderados en fase de entrenamiento son, lo que no resulta
sorprendente, algunas de las naciones más pobres en sus respectivas regiones,
cuando no de todo el planeta. Incluyen a Benin, Etiopía, Malawi y Togo en
África, Nepal y Pakistán en Asia, y Guatemala y Nicaragua en América.
El rostro cambiante del imperio
Con las operaciones
militares en curso en Asia, África , Oriente Medio y Latinoamérica , la
administración Obama ha adoptado un programa de seis puntos para una guerra de
huella ligera confiando en gran medida en las operaciones de las fuerzas especiales,
aviones no tripulados, espías, socios civiles, guerra cibernética y
combatientes subrogados. De todas las facetas de esta nueva forma de guerra, el
entrenamiento y utilización de subrogados ha sido de lo que menos se ha
hablado, aunque se considera que la dependencia de fuerzas extranjeras es uno
de sus ganchos comerciales fundamentales. Como Andrew Shapiro, del Departamento
de Estado, dijo en un discurso este año: “A menudo se aprecia poco la
importancia de esas misiones para la seguridad de los EEUU… Por decirlo
claramente: cuando esos mantenedores de la paz se desplieguen significa que es
mucho menos probable que las fuerzas estadounidenses tengan que intervenir”. Es
decir, para dejarlo aún mucho más claro: más muertos locales, menos muertos estadounidenses.
Sin embargo, no hay
pruebas de tal sabiduría tradicional. Y los fracasos a la hora de aprender de
la historia a este respecto han sido desastrosos. El entrenamiento,
asesoramiento y equipamiento de una fuerza por poderes en Vietnam hundió cada
vez más profundamente a EEUU en ese maldito conflicto, provocando decenas de
miles de muertos estadounidenses y millones de muertos vietnamitas. El apoyo a
los subrogados afganos durante su batalla de toda una década contra la Unión
Soviética llevó directamente a la actual década, más de una década, de la
guerra de EEUU en Afganistán.
Justo ahora, EEUU está de
nuevo entrenando, asesorando y dirigiendo ejercicios conjuntos por todo el
mundo con la guerra por poderes en su mente y el concepto de “consecuencias no
buscadas” desaparecido en Washington. Queda por ver si los apoderados de hoy
terminan trabajando por, o en contra, de los intereses de Washington o incluso
se convierten en los enemigos del mañana. Pero con tanto entrenamiento por
tantas regiones desestabilizadas, y con tantas fuerzas por poderes a las que se
está armando en tantos lugares, las posibilidades de que el tiro les salga por
la culata son mayores cada día.
Nick Turse
Tom Dispatch
Traducido del inglés para Rebelión
por Sinfo Fernández
Fuente:
http://www.tomdispatch.com/post/175580/tomgram%3A_nick_turse%2C_tomorrow%27s_blowback_today/#more