LA LUCHA ELECTORAL
El debate encarado ciegamente por la Unión Democrática en términos políticos, era ya una lucha social, de división de clases. Mientras se especulaba con el triunfo electoral basado en la fuerza de los partidos coaligados, una realidad inédita surgía desde abajo: el poder sindical, como elemento decisivo en la balanza. El enfrentamiento se daba a dos niveles: el mínimo, explotador-explotado, patrón-obrero.
El más amplio, involucrante de una verdadera alianza no ya de orden interno, sino en vista a la lucha nacional antimperialista: "obreros, empleados, campesinos, profesionales, artistas, intelectuales asalariados, pequeños comerciantes, industriales y agricultores", contra "latifundistas, hacendados, industriales, comerciantes, banqueros, rentistas y todas las variedades del gran capitalismo nacional y extranjero, con profundas raíces imperialistas" (declaración de principios del Partido Laborista, octubre, 1945).
El más amplio, involucrante de una verdadera alianza no ya de orden interno, sino en vista a la lucha nacional antimperialista: "obreros, empleados, campesinos, profesionales, artistas, intelectuales asalariados, pequeños comerciantes, industriales y agricultores", contra "latifundistas, hacendados, industriales, comerciantes, banqueros, rentistas y todas las variedades del gran capitalismo nacional y extranjero, con profundas raíces imperialistas" (declaración de principios del Partido Laborista, octubre, 1945).
O SEA YA, LA NOMENCLATURA DEFINITIVA DEL ENFRENTAMIENTO: PUEBLO CONTRA OLIGARQUIA.
Lo había dicho Forja: "En el debate planteado en el seno de la opinión está perfectamente deslindado el campo entre la oligarquía y el pueblo" (Junta Nacional, octubre 17, 1945).
El jefe de las masas había calado en profundidad todo lo esencial que estaba en juego y sus consignas llegaban a la conciencia del pueblo: "El enfrentamiento se da entre la justicia social y la injusticia social. Ouiero... dirigirme a los hombres de buena voluntad que aún no han comprendido lo esencial de la Revolución Social", y luego, lapidario el llamamiento: "Hermanos: con pensamiento criollo, sentimiento criollo, y valor criollo, estamos abriendo el surco y sembrando la semilla de una patria libre, que no admite regateos de su soberanía, y de unos ciudadanos libres que sólo lo sean políticamente, sino que tampoco vivan esclavizados por el patrono. Síguenos: tu causa es nuestra causa; nuestro objetivo se confunde con tu propia aspiración, pues sólo queremos que nuestra patria sea socialmente justa y políticamente soberana" (Perón, Discurso de proclamación de la fórmula, 12 de febrero, 1946).
Las consignas a medida que se acercaba la fecha de los comicios (24 de febrero, 1946) se hicieron dramáticas: "No concurran a ninguna fiesta a que inviten los patrones el día 23; quédense en casa y el día 24 bien temprano, tomen las medidas para llegar a la mesa en que han de votar. Si el patrón de la estancia, como lo han prometido algunos, cierra la tranquera con candado, ¡rompa el candado o la tranquera, o corte el alambrado y pase a cumplir con la patria!" (Discurso de clausura, febrero 22, 1946).
El 24 de febrero de 1946, los humildes, la clase trabajadora, el pueblo argentino en su conjunto, que había perdido a su caudillo y al movimiento nacional que lo representara, se reencuentra con su destino:
Perón-Quijano: 1.527.231 votos contra 1.207.155 de la fórmula Tamborini-Mosca.
Era ahora sí, "todo el poder para el pueblo".
Fin.-
Perón-Quijano: 1.527.231 votos contra 1.207.155 de la fórmula Tamborini-Mosca.
Era ahora sí, "todo el poder para el pueblo".
Fin.-