Acoplamiento
espacial: hito tecnológico chino de 2011
Los avances en la esfera
científico-tecnológica de China mostraron un momento cumbre este 2011, con su
primer acoplamiento espacial, paso esencial para propósitos mayores.
Iniciado en 1992, el Programa Espacial Tripulado (PET) de China, tuvo
que vencer varias etapas antes de lograr este éxito, el 3 y 14 de noviembre
pasado entre las naves Shenzhou-VIII y Tiangong-1, como el desarrollo de
satélites y el envío de un hombre al espacio.
Esto último logrado en 2003 con la
Shenzhou-V que transportó exitosamente al taikonauta Yang Liwei. En 2005 Fei
Junlong y Nie Haisheng lo hicieron a bordo de la nave VI de esa serie.
Mientras, 2011 estuvo marcado por el
lanzamiento el 29 de septiembre del primer módulo-laboratorio no tripulado, el
Tiangong-1.
El también llamado Palacio Celestial
y piedra angular para las misiones de encuentro y acoplamiento, sirvió de base
este año para esas maniobras con la Shenzhou-VIII y lo será en 2012 para las
naves IX y X de esa serie, al menos una de las cuales llevará taikonautas.
De 8,5 toneladas de peso, una
longitud de 10,4 metros y un diámetro máximo de 3,35 metros, Tiangong-1
transportó cámaras capaces de captar imágenes hiperespectrales útiles para
monitorear el ambiente de la Tierra.
Ello permitirá detectar contaminantes
atmosféricos, enfermedades en plantas, la distribución de recursos terrestres y
oceánicos del país y la presencia de metales pesados en cultivos con el fin de
promover la seguridad de los alimentos, entre otros parámetros.
Dentro del módulo además se
instalaron máquinas para realizar ejercicio físico, así como dispositivos de
monitoreo médico y de cuidado de la salud para los taikonautas.
Los experimentos diseñados para el
Tiangong-1 durarán toda la etapa de operación del módulo, de dos años, y los
resultados serán compartidos con centros científicos del resto del mundo.
China lanzó además el 1 de noviembre
de este 2011 la Shenzhou-VIII, que hizo historia al ejecutar junto al citado
módulo el primer y segundo acoplamiento espacial de la nación.
Ese mecanismo, integrado por cerca de
10 mil piezas, y los más de 600 instrumentos a bordo de la Shenzhou-VIII, la
cual fue sometida a cambios considerables respecto a las versiones anteriores
de esa familia de naves, fueron desarrollados y fabricados por el país.
Las referidas mejoras, en más de la
mitad de sus equipos, y los nuevos dispositivos diseñados -el 15 por ciento del
total- tuvieron como objetivo integrarle a los artefactos de esa serie las
funciones necesarias para el éxito del acoplamiento automático y manual.
Además, optimizar el comportamiento,
la seguridad y la fiabilidad del vehículo.
La Shenzhou-VIII, a pesar de no estar
pilotada, fue equipada con aparatos para grabar imágenes reales y registrar los
parámetros mecánicos durante el trayecto, lo que es imprescindible para las
futuras misiones tripuladas.
Además, a bordo de esa nave viajó una
caja de experimentos fabricada en Alemania que regresó exitosamente y fue
entregada al laboratorio de la Academia China de Ciencias, en Beijing, según lo
previsto.
La llamada SIMBOX (Science in
Microgravity Box, por sus siglas en inglés), contenía 17 experimentos sobre
biología espacial, bioingeniería y mecanismos de soporte vital llevados a cabo
por científicos del país europeo y chinos.
Según Wu Ping, portavoz del PET, los
procesos de encuentro y acoplamiento resultan clave para el plan de China de
construir una estación espacial tripulada (EET) permanente de cara al 2020.
Dominar esa tecnología permitirá a la
nación adquirir la experiencia necesaria para además gestionar y operar la EET
y emprender así una exploración espacial en mayor escala.
Por eso, no queda duda de que el
éxito de los primeros acoplamientos de este año constituye un gran salto en la
tecnología aeroespacial del país, un hito histórico del PET y un importante
logro en el empeño de construir un país de innovación.
Prensa Latina