Fraga: muere el
perro, la rabia sobrevive
INSURGENTE.ORG
Escrito de la organización Red Roja.
Ante la muerte de Manuel Fraga sólo hay una cosa que pueda
entristecernos: que este fascista haya muerto sin ser juzgado por sus crímenes.
Pero que nadie solicite nuestras condolencias en nombre de un supuesto
"humanitarismo" o de alguna falsa moral. La propia sociedad
capitalista que gente como Fraga sustenta es una sociedad criminal. Quienes
crean los bancos de unos pocos, el hambre de millones, la explotación de todos
menos ellos y los bombardeos sobre Irak, Libia o Palestina no pueden pretender
darnos lecciones de moral.
Sólo cuando existe riesgo de revolución, o cuando el pueblo vota
a aquello que según la burguesía no debería votar (como en el 36), es necesario
ejecutar esos crímenes en la propia metrópoli imperial. Y Fraga lo hizo a la
perfección. Fue ministro de un gobierno fascista y genocida, el de Franco, de
1961 a 1969, y cómplice de los asesinatos de Julián Grimau y Delgado y
Granados, por ejemplo. También fue ministro de la gobernación de otro fascista
similar: Arias Navarro, el carnicerito de Málaga, responsable de la mayor fosa
común exhumada desde la II Guerra Mundial. En este periodo, ya con Juan Carlos
de Borbón como Jefe de Estado, Fraga asesinó a 5 trabajadores en Vitoria, en
marzo del 76. La calle “era suya”.
Pero sería un error considerar a Fraga una rara excepción.
Fraga, presidente de la Xunta de Galicia hasta 2005, fundador del partido que
ahora gobierna el Estado, es sólo otra muestra más de la continuismo de la
dictadura fascista o, más exactamente, de la homologación del régimen surgido
de la contrarrevolución del 36 a los Estados de contrarrevolución preventiva
imperantes en el campo imperialista circundante, cuya brutal represión se
enmascara en nombre del “antiterrorismo”. El blanqueo de la figura de Fraga no
es más que una vergonzosa banalización del franquismo, presentado casi como
“etapa necesaria” para llegar a la supuesta “democracia” que vivimos
actualmente y que no habría sido posible de haber triunfado “los rojos”. Muerto
Franco, nos sobrevivió la rabia. Y lo mismo sucederá ahora tras la muerte de
Fraga.
Ahora, el Nodo mediático actual está celebrando sus glorias, sin
lugar alguno para la excepción o las voces críticas. A semejante falsificación
se ha prestado también el grueso de los partidos parlamentarios. El PSOE ha
lamentado la muerte de Fraga y expresado su “gran papel” en la “transición”.
Para el PP muere quien "dio todo por España" (por su “España eterna”,
naturalmente, la de los ricos, la de los capitalistas, la de “charanga y
pandereta”, la imperial, la que jamás respetará la autodeterminación). El BNG
también ha lamentado la muerte del fascista gallego. Incluso el camaleónico
Santiago Carrillo, que convirtió al PCE en una organización claudicante durante
la “transición” fascista, lo ha elogiado, recordando que era un “hombre de
talento con capacidad para adaptarse a los tiempos”.
Red Roja expresa su repulsa ante las celebraciones de la figura
de un criminal fascista. No puede haber lamentos cuando muere alguien que ha
reprimido y asesinado al pueblo empleando los cuerpos de choque de un Estado fascista.
Es el momento de seguir exigiendo la “ruptura democrática” que no se produjo en
el 75, la justicia y reparación para todos los crímenes de la dictadura y de la
supuesta democracia, el juicio popular y la condena de todos los responsables
de crímenes políticos (incluyendo a Felipe González, responsable del GAL) y la
libertad para los presos políticos comunistas, anarquistas e independentistas.
¡República, autodeterminación, socialismo!
¡Libertad para las presas y los presos políticos!
¡Muerte al fascismo!