12 de Enero de 1869 – Batalla de Pastos Grandes
de Felipe Varela
Despuntaban los primeros días del año 1869. La Guerra de la Triple Alianza, provocada
para infligir una derrota categórica e histórica al poderoso Paraguay de don
Francisco Solano López, promediaba ya sus cuatro años y medio de duración. Al tiempo que se desangraba para siempre el
orgullo guaraní en los campos de batalla, en Argentina el general Felipe
Varela, proveniente de la República de Bolivia, está decidido a jugarse una vez
más por el federalismo criollo, muy a pesar de no disponer de un grueso número
de gauchos milicianos como en la Batalla del Pozo de Vargas en abril de
1867. Su salud tampoco era una garantía
para llevar a cabo semejante patriada: una maligna tuberculosis empieza
tibiamente a manifestársele, pero nada aparenta detener a este honrado hombre
argentino.
El caudillo Felipe Varela, aún a costa de su vida, quiere conjugar
la teoría con la acción. Desde Potosí,
el 1º de enero de 1868, redacta su famoso “Manifiesto a los Pueblos Americanos,
sobre los Acontecimientos Políticos de la República Argentina, en los años de
1866 y 67”, donde resalta sus embestidas contra el centralismo porteño y, por
ende, contra el gobierno de Bartolomé Mitre, al que acusa de no respetar la
Constitución Nacional de 1853.
“Combatiré hasta derramar mi última gota de sangre por mi bandera y los
principios que ella ha simbolizado”, expresa el Quijote de los Andes, en una de
sus tantas sentencias llenas de coraje y altruismo.
Su último derramamiento en suelo patrio lo hará el 12 de enero de
1869, cuando tiene lugar la Batalla de Pastos Grandes, en la provincia de
Salta. Entonces ya ocupaba la presidencia de la nación Domingo Faustino
Sarmiento, quien no duda en mandar cuantiosos refuerzos varias semanas antes
del enfrentamiento, pues el Coronel Pedro Corvalán intercepta una carta de
Varela que tenía instrucciones tácticas dirigidas a su viejo lugartenientes
Santos Guayama, que presentaba batalla en la provincia de La Rioja. En la
misiva quedaba al descubierto una inevitable entrada que harían las montoneras
federales de Felipe Varela por la frontera salteña.
El Teniente Coronel Julio Argentino Roca se pondrá a la cabeza de
los refuerzos provenientes de Jujuy y Salta, los cuales ayudarían a las tropas
ya apostadas en las cercanías de Pastos Grandes bajo las órdenes del Coronel
Corvalán.
Todo presagiaba un final ruinoso para el valiente caudillo Varela
aquella jornada de enero de 1869. De hecho lo fue. El parte de la batalla
arrojó 5 milicianos muertos y 54 prisioneros del lado del Quijote de los Andes.
Varela se dio a la fuga, pues “con muy pocos hombres pudo escapar gracias a sus
buenas cabalgaduras, en dirección a Antofagasta”. Apenas un puñado de sus mejores oficiales –el
Coronel Rodríguez y el Mayor Quiroga, entre otros- lo acompañarán hasta el
final de sus días, en tierra extranjera.
Al cruzar la Cordillera de los Andes rumbo a Chile para evitar una
muerte segura, Felipe Varela pasa hambre y miseria, mientras su enfermedad lo
va consumiendo de a poco. Diez días
antes de su muerte, acaecida en junio de 1870, escribe una carta dirigida a su
esposa y a su hijo Javier desde Copiapó. “Nada puedo mandar; dispénsenme, estoy
pobre, no se agravien conmigo”, les suplica.
Fuente
Bazan, Raúl / Guzmán,
Gaspar H. / Pérez Fuentes, Gerardo / Olmos, Ramón R. – “Felipe Varela. Su
Historia”, (1975).
Luna, Félix – “Felipe
Varela. Colección Grandes Protagonistas de la Hist. Argentina”, (2000).
Turone, Gabriel Oscar
– La última patriada federal de Felipe Varela, (2007).
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