El poder de la básmala
Un pequeño
cuento para concientizarse de bismillah
Fuente:
Recopilación de cuentos por Basira Morlans
Érase una
señora que siempre estaba diciendo la básmala: “Bismillahi arrahman arrahim”
(en el nombre de Dios, el más Misericordioso, el Dispensador de Gracia) para
toda acción que emprendía, si cogía una cuchara decía bismillahi arrahman
arrahim, cuando daba vueltas con ella en la olla decía bismillahi arrahmani
arrahim, y así con todo lo que hacía.
Su marido,
que siempre la escuchaba, estaba ya muy cansado de esta frase que para ella era
mágica y poderosa. Así que un día decidió poner en marcha un plan para que su
mujer dejara de decir la fastidiosa frasecita que tanto le molestaba. Le dio
una bolsa con dinero y le dijo que se la guardara hasta que él se la pidiera.
La mujer abrió un cofre (básmala), la metió dentro (básmala) y cerró el cofre
(básmala); el hombre la vigilaba, para saber donde la escondía. Así que un día
muy sigilosamente fue al escondite, cogió la bolsa del dinero y la tiró al mar.
Al cabo de
unos días, el hombre fue al mercado y compró un gran pescado. Se lo llevó a su
mujer y le dijo que si lo podía preparar. La mujer lo cogió, lo abrió (siempre
con mencionando la básmala por supuesto), y ¿qué es con lo que se encontró? Con
el saquito de las monedas de su marido. Así que lo cogió con el bismillah y lo
volvió a guardar en el cofrecillo.
Llegó su
marido y le pidió el saquito de dinero, ella fue al cofre y se lo dio. Su
marido se quedó atónito, sin qué hacer ni qué decir. Le preguntó el hombre :
“¿cómo lo has conseguido? Y ella le respondíó que esto era gracias al poder del
Bismillahi arrahman arrahim.
A partir de entonces,
el hombre que siempre había estado muy rebelde con las creencias volvió a tomar
el Islam.