Un día como hoy nació el más grande periodista de la Argentina
(sólo le puede competir el sitial José Hernández, periodista y escritor del
Martín Fierro). En homenaje a Rodolfo Walsh, transcribo este artículo de Felipe Pigna por ser
una de las mejores semblanzas que he leído sobre esta personalidad que es guía para la mayoría de los periodistas de la Patria Grande.
Rodolfo
Walsh
Por Felipe Pigna
Historiador
Quién fue Rodolfo Walsh? Un periodista, un escritor, un
militante, un intelectual que fue más allá de ese papel? "Fui lavacopas,
limpiavidrios, comerciante de antigüedades y criptógrafo", decía él,
queriendo alivianar esa imagen deshumanizada con la que se mira a los grandes
humanos.
Sin embargo, para entender la vida de Walsh es necesario
dividirla en dos partes. " ´Operación Masacre` cambió mi vida. Haciéndola
descubrí, además de mis perplejidades íntimas, existía un amenazante mundo
exterior", dijo el hombre, refiriéndose al libro que inició el movimiento
periodístico-literario de la novela testimonial.
Después de la frustración por la impunidad de la que gozaron los
autores de los fusilamientos, Walsh ya no piensa en pedir justicia, sino
observar que, además de permitir obtener datos y establecer la mecánica de
sucesión de ciertos hechos, la investigación se ocupa de hechos límites que
movilizan y ponen en cuestión compromisos, actos, ideas. La masacre de José
León Suárez fue la perfecta culminación de un sistema; el caso Rosendo García
desnuda la esencia del vandorismo; el asesinato de Satanowsky proyecta luz
sobre el funcionamiento de los servicios de informaciones y su conexión con los
grandes diarios. Osvaldo Aguirre
Antes de "Operación Masacre" Walsh se había criado en
el seno de una familia conservadora, de ascendencia irlandesa. Estudió en un
colegio de monjas irlandesas y estuvo interno en una congregación de curas
también irlandeses. "Tengo una hermana monja y dos hijas laicas", se
reía. A los 17 años comenzó a trabajar en la Editorial Hachette como traductor
y como corrector de pruebas, y a los 20 comenzó a publicar sus primeros textos
periodísticos. En 1953 publicó su primer libro de cuentos, "Variaciones en
rojo", con el que había ganado el Premio Municipal de Literatura de Buenos
Aires.
Cuando se produjeron los fusilamientos de José León Suárez,
Walsh estaba trabajando en la compilación de cuentos de la Editorial Hachette.
Una tarde de 1956, jugando al ajedrez en un bar de la Plata escuchó la frase
"Hay un fusilado que vive". Nunca se le fue de la mente. A fines de
ese año, comenzó a investigar el caso con la ayuda de la periodista Enriqueta
Muñiz, y se encontró con un gigantesco crimen organizado y ocultado por el
Estado. Walsh decidió recluirse en una alejada isla del Tigre con el seudónimo
de Francisco Freyre, y con la única compañía de un revolver. El 23 de diciembre
Leonidas Barletta, director de Propósitos, denunció, a pedido de Walsh, la
masacre de José León Suárez y la existencia de un sobreviviente, Juan Carlos
Livraga.
El resto es historia conocida.
Walsh EN CUBA
Antes de partir a Cuba, publicó el Caso Satanowsky, en donde
evidenció que matones de la SIDE asesinaron al abogado Marcos Satanowsky debido
a oscuros intereses en torno a la propiedad del diario La Razón, y en cuya
investigación da con los culpables.
En Cuba fundó la agencia Prensa Latina junto con su colega y
compatriota Jorge Mascetti. Había decidido que no sería nunca más un simple
observador privilegiado del mundo, sino que quería formar parte activamente de
él: como jefe de Servicios Especiales en el Departamento de Informaciones de
Prensa Latina, usó sus conocimientos de criptógrafo aficionado para descubrir,
a través de unos cables comerciales, la invasión a Bahía de Cochinos,
instrumentada por la CIA.
A Cuba fue Walsh a respirar un poco de aire libre. Sus
experiencias amorosas con prostitutas cubanas fueron para él también actos de
liberación. "... Después de vestirnos le digo cuánto es?, porque ella
tiene que seguir trabajando, y ella dice "lo que quieras", pero
cuando le doy cinco pesos se sonríe un poco y dice "tan poco?".
Entonces invento cualquier argumento, porque no estoy resuelto a darle más,
porque ahora no quiero ser engañado, ya la jauría del remordimiento y la
vergüenza galopa a mis espaldas.
Apenas salimos me desahogo de ella lo más pronto que puedo, y es
entonces cuando empiezo a preguntarme si me habrán visto, si ella era linda o
era un monstruo, y qué habrían dicho en la agencia si me vieran con una
muchacha tan negra. Sí, me siento culpable de este gran acto de
liberación..."