Y pensar que cuando se
los dijo Cristina Fernández de Kirchner, en 2009 y 2010, la minimizaron (¿será
que era una “sudaca”?)
EDITORIAL del diario EL PAIS, hoy- 23/01/2012
Cómplices de la recesión
Las agencias de calificación han agravado la crisis e ignoran
los cambios de orientación en la eurozona
La posición de las agencias de calificación de riesgo se torna
más confusa y contraproducente para la resolución de la crisis de la deuda a
medida que se comparan sus sorprendentes calificaciones con la evolución de la
recesión económica y las causas que la han provocado. La utilidad real de
Moody's, Standard & Poor's (S&P) o Fitch para los inversores es muy
reducida, puesto que los Gobiernos, las entidades financieras y las empresas
intercambian entre sí información más relevante que la que facilitan públicamente
las agencias. No es de extrañar que los mercados apenas reaccionen ya a sus
notas descalificatorias y a sus salidas de tono. Parece muy poco profesional
que una directora general de S&P se permita definir la calificación de la
deuda española con un bono basura cuando es evidente que en esa pérdida de
calidad han influido poderosamente los mediocres análisis sobre las
expectativas de la economía española efectuadas por su agencia, entre otras.
Porque ninguna de las tres grandes calificadoras de riesgos han
sido capaces de incorporar en sus diagnósticos (y mucho menos en sus propuestas
de políticas correctoras, por otra parte, inexistentes) que España y otros
países estaban aplicando diligentemente las políticas de ajuste exigidas por
Europa para estabilizar los déficits y corregir la deuda. Los Gobiernos y los
ciudadanos tienen derecho a pedir explicaciones a las agencias. Si sus calificaciones
castigan a las economías que reducen el gasto público, ¿para que sirven dichas
políticas, si no es para acentuar, mediante la intervención de las agencias, la
propia crisis de la deuda y la recesión asociada? Por eso no sorprende que no
pocos observadores económicos consideren que las agencias están deprimiendo la
economía europea y favoreciendo al área del dólar.
Pero es que las agencias de calificación, con su obsesión
procíclica, están a punto de cometer otro error grave. Las fuerzas vivas europeas
(Alemania y Francia) y las instituciones de control financiero (BCE) empiezan a
aceptar que las políticas de ajuste, necesarias para garantizar a medio plazo
la estabilidad de la moneda, tienen que ser complementadas con políticas de
estímulo de la demanda. El caso de Grecia, pendiente de un preacuerdo para
declarar una quita sobre su deuda, demuestra que las estrategias de contracción
fiscal no solo no bastan para resolver la crisis sino que agravan la situación
de los países en lo que se aplican sin otras medidas de acompañamiento.
Moody's, Fitch y S&P mantienen los viejos criterios de análisis, los que
ahondan en la recesión sin ofrecer solución alguna.
Sorprende que, a pesar de las evidencias que demuestran los
efectos perniciosos de la conducta de las agencias de calificación, las
autoridades europeas sigan sin tomar decisiones largamente esperadas, como una
liberalización que rompa con el oligopolio de "las tres grandes". Ese
sería sin duda el primer paso; después, si acaso, debería considerarse la
oportunidad de crear una agencia de calificación europea.
Fuente: SIESE