¿república bananera a la europea?
Descubren que la CIA organizó el final del franquismo…
Alfredo Grimaldos:
“La operación política se diseñó en la sede central de la Agencia Central de
Inteligencia”
Canarias
Semanal, 18-12-2011 - 31 Diciembre 2011
Por
Miguel Ángel Lucas / Diagonal
La
Transición española se diseña en la sede central de la CIA. Los americanos
tutelan todo el proceso. Toman contacto con todos los sectores: con los
servicios de información, con los altos mandos del Ejército e incluso, y esto
está acreditado, con Carrillo.
Y después de hablar con él se tranquilizan,
cuando el líder eurocomunista les “dice que está por el cambio pacífico, que no
va a pasar nada grave”.
El
pasado 20 de noviembre se cumplía el 36º aniversario de la muerte de Franco. No
faltaron en los medios las celebraciones por el actual sistema democrático en
contraste con la dictadura anterior. Sin embargo, frente al discurso dominante,
cada vez son más las investigaciones que hacen hincapié en los aspectos más
silenciados del cambio de régimen.
Alfredo
Grimaldos ha investigado el papel de la CIA en este proceso: desde las
simpatías con Franco a la relación con el PSOE, pasando por su apoyo al 23-F. Y
habla sobre la inmunidad que aún posee la agencia, como revelaron los más de
100 vuelos ilegales en territorio español.
Con
su último libro, La CIA en España, Grimaldos incide en el papel que tuvieron
los servicios secretos estadounidenses para desactivar la posibilidad de un
cambio social profundo tras la muerte de Franco. Según apunta, la agencia ha
marcado en buena medida los acontecimientos políticos recientes. Además, su
presencia se mantiene. El control apenas existe sobre las bases estadounidenses
en la península. Y no por casualidad, en septiembre de este mismo año la Unión
Europea reprobaba al Gobierno español sus obstáculos a la investigación de los
vuelos ilegales de la CIA en aeropuertos españoles.
¿Qué papel real tuvo la CIA
durante la Transición?
Antes
había presencia de la CIA, pero todo esto comienza en los años ‘70. Cuando
Nixon se ve con Franco, se encuentra a una persona muy deteriorada, que incluso
se queda dormido mientras le hablan. Entonces Nixon se preocupa: “¿Qué va a
pasar cuando éste muera?”, se pregunta. Hay que tener en cuenta que en ese
momento, en medio de la Guerra Fría, España es una plaza estratégica muy
importante y Franco es un aliado contra el comunismo. Por eso los americanos
ven necesario tutelar el proceso. Y más aún tras la Revolución de los Claveles
en Portugal.
¿Qué pasos comienzan a darse?
Yo
digo que la Transición española se diseña en la sede central de la CIA. Los
americanos tutelan todo el proceso. Toman contacto con todos los sectores: con
los servicios de información, con los altos mandos del Ejército e incluso, y
esto está acreditado, con Carrillo. Y después de hablar con él se tranquilizan,
les dice que está por el cambio pacífico, que no va a pasar nada grave.
Uno de los aspectos que más
se intenta entonces es reorientar a la oposición.
Aquí
es clave sobre todo la refundación del Partido Socialista Obrero Español
(PSOE). El Partido Socialista histórico ya no representaba a nadie, no contaba
con peso sobre lo que se estaba cociendo aquí, ni en la lucha antifranquista
cotidiana. Tenía mucho más protagonismo el comunismo tradicional, el Partido
Comunista de España (PCE), y movimientos anarquistas por otro lado. En el
Congreso de Suresnes, en 1974, lo que hacen es reinventarse un partido
aprovechando unas siglas históricas. El PSOE del que hacen secretario general a
Felipe González es un PSOE inventado. El dinero y la cobertura política lo pone
fundamentalmente el partido socialdemócrata alemán, que canaliza también dinero
de la CIA. Los mismos miembros del Servicio de Inteligencia español, el SECED,
toman contacto con el PSOE. E incluso escoltan hasta Suresnes a Felipe
González, le dan la documentación y le llevan. Estamos hablando del SECED, el
servicio de Carrero Blanco. Y el militar José Faura, que acompañó a González,
pasa a ser jefe del Estado Mayor del Ejército en el ‘94, con González ya en el
poder.
¿En qué medida sucede algo
similar con el Partido Comunista?
Bueno,
hay que tener en cuenta que Carrillo es un personaje algo turbio. En 1977 es el
primer líder comunista que visita EE UU, que es recibido allí en loor de
multitudes y es nombrado doctor Honoris Causa. Lo que hace Carrillo es aceptar
la Transición impuesta desde arriba, el rey como heredero de Franco y
contribuye decisivamente a acabar con quienes peleaban por la ruptura
democrática. En 1977, cuando los legalizan, asumen la bandera monárquica y a
partir de ese momento la consigna es reprimir la bandera republicana. Conservo
todavía una bandera republicana rota por varios trozos por los servicios de
seguridad del PCE.
¿Qué peso tuvo la CIA en
episodios concretos, como el 23-F?
Está
claro que la CIA lo sabía. En 1981 se encontraba aquí. El ejemplo lo tienes en
el edificio donde estaba ubicado el departamento de contrainteligencia y el
alto Estado Mayor de Inteligencia: el alquiler lo pagaba la CIA. Los agentes
españoles por la mañana trabajaban para la patria y por la tarde para la CIA. Y
la CIA está al tanto de todo lo que pasa. El comandante José Luis Cortina, la
persona que coordinaba la operación, era un hombre muy vinculado a los
servicios norteamericanos. Las dos últimas visitas que hace antes de que Tejero
entre al Congreso es al nuncio del Vaticano, Monseñor Antonio Inocenti; y al embajador
de EE UU en Madrid, Tenence Todman. Como siempre, el Imperio y la Iglesia
santifican el golpe. Ese día, desde primeras horas de la mañana, un contingente
de la VI flota norteamericana se encuentra de operaciones cerca de la costa de
Valencia. Cuando todavía no está resuelto el golpe y parece que puede ir
adelante, hacen gracia las declaraciones del secretario de Estado
norteamericano, Alexander Haig, cuando asegura que ‘el asalto al Congreso de
los Diputados es un asunto interno de los españoles’.
¿La CIA era consciente de que
el golpe iba a fallar?
Bueno,
hay que tener en cuenta que el 23-F es un golpe muy extraño. El golpe lo
apoyan. La CIA tenía contactos con los golpistas y conocía el estado de opinión
de los cuarteles. Pero otros sectores también están pendientes de si el golpe
funciona o no. Aquí hay una actitud muy ambigua por parte de la Casa Real. A
últimas horas de la noche, cuando se ve que el golpe no tira para adelante,
alguien dice haber encontrado un telegrama dirigido al capitán general Jaime
Milans del Bosch, uno de los promotores del golpe. En él se lee: ‘Jaime, a
partir de este momento vas contra la Corona’. Que es como decir: ‘Jaime, ahora
no damos el golpe, sino que salvamos a España de vosotros’.
Y el rey sale muy fortalecido
después de ese día.
El
rey sigue donde está no por su actuación. Hay una gran cantidad de libros que
dejan al rey muy en entredicho. ¿Por qué sigue? Por el control absolutamente
férreo que existe de los medios de comunicación. Si los medios se pasasen un
puente, cuatro o cinco días, publicando todas las actuaciones del rey el 23-F y
todas sus chorizadas, cuando llegase el lunes la Monarquía se habría acabado.
El ‘juancarlismo’ se alimenta de la ignorancia, del mito y la desinformación.
¿Qué presencia mantiene
todavía la agencia?
Yo
he investigado sobre todo hasta principios de los ‘80. Analizo el primer gran
ciclo. Ese ciclo termina una vez que muere Franco y cuando ven que han amarrado
bien la Transición. A su sucesor le dan el visto bueno. Juan Carlos I es el
candidato de la CIA. Viaja varias veces a EE UU antes de llegar al trono y su
primer viaje internacional también es a EE UU. Y finalmente llega el Gobierno
socialista, que ellos mismos han reinventado; es el que se encarga de meter a
España en la OTAN. Con eso se cierra ese ciclo. Ahora es diferente, pero por lo
que se ve siguen haciendo lo que quieren. Las bases nadie las controla. Y
suponen una plataforma de agresión contra Oriente Medio. Con el asunto de los
vuelos de la CIA se hizo una lista de los todos los que participaron en el
vuelo; pues bien, resulta que tenían todos cobertura diplomática. Por mucho que
diga Zapatero, aquí no hay voluntad política para esclarecer lo que ha pasado.
Siguen haciendo lo que les viene en gana.