HAMAS POR LA LIBERTAD
Fatimah
Al-Yarbuni, de 68 años, intenta hacerse a la idea de que tendrá que seguir viviendo
sin su hija, pero no puede evitar el llanto, que a veces es silencioso pero que
en otras deja escapar un fuerte lamento. Perdió ya la esperanza en que Lina,
que cumple una sentencia de prisión de 17 años, saliera libre de una cárcel
israelí integrando la fase segunda, y final, del canje de prisioneros entre
Hamas e Israel que se produjo en la tarde del 18 de diciembre.
En el hogar
familiar en la ciudad de Araba, en la región de Al-Yalil, al norte de
Palestina, los miembros de su familia decidieron no encender el televisor
mientras los canales por satélite árabes e Israelíes informaban continuamente
sobre el evento, transmitiendo las imágenes de los hombres y mujeres liberados
con sus familias. La familia de Lina no quería ponérselo más difícil a su madre,
cuya hija es una de las dos prisioneras que no van a ser liberadas porque los
negociadores de Hamas no sabían que estaban en la cárcel y por tanto no
pusieron sus nombres en la lista de la primera fase.
Ahora
Lina tendrá que permanecer en prisión hasta 2019, cuando cumpla su sentencia.
En Hamas se sintieron abochornados al averiguar que el equipo que se ocupó de
negociar no disponía de información completa acerca del número y las
identidades de las mujeres palestinas prisioneras en las cárceles de la ocupación,
dejando por ello a las dos mujeres fuera del acuerdo.
Las
dos son asimismo nacionales israelíes y Tel Aviv se niega por lo general a
incluir a nacionales israelíes palestinos en los acuerdos de intercambio de
prisioneros. Los portavoces de Hamas han intentado explicar lo sucedido, pero
sus justificaciones no logran convencer a las familias de las mujeres que
permanecen tras de las rejas. Una fuente de Hamas dijo a Al Ahram Weekly que
Egipto, Israel y Hamas habían negociado para que se libere a las mujeres en un
acuerdo especial posterior.
Tel
Aviv se abrogó todo el derecho a decidir en solitario qué presos iban a quedar
libres en la segunda fase del intercambio de prisioneros, lo que ha dejado
claro cuáles son sus criterios a la hora de liberar a los prisioneros. Sobre
todo, que no sean miembros de Hamas o de la Yihad Islámica; que ninguno de
ellos viva en Jerusalén o sea ciudadano israelí; que no estén acusados de haber
matado o herido a colonos o a las fuerzas ocupantes; y que les quede un tiempo
relativamente corto de sentencia por cumplir.
El
jefe adjunto del politburó de Hamas, Musa Abu Marsuq, admitió que fue Israel
quien decidió a quién liberar, pero añadió que el acuerdo de canje de
prisioneros “no incluye a ningún prisionero cuya sentencia acabe antes de
2013”. Abu Marsuq añadió: Israel decidió las identidades de los prisioneros a
liberar, pero Hamas exigió que ninguno de ellos fueran prisioneros cuyas
sentencias terminan antes de 2013”. Afirmó que Israel no incluyó a las dos
mujeres que son también nacionales israelíes, aunque el acuerdo acogía también
a prisioneros que fueran niños o estuvieran enfermos.
Una
fuente de Hamas dijo que todos los 550 prisioneros liberados eran culpables de
delitos contra la seguridad y no de graves delitos, y que volverán a sus casas
y no serán exiliados, añadiendo que 500 de los prisioneros son de Cisjordania y
43 de la Franja de Gaza, dos de Jerusalén y dos de Jordania. La fuente explicó
que la segunda fase del intercambio de prisioneros fue el resultado de tres
rondas de negociaciones entre las autoridades egipcias e israelíes. La fuente
continuó que las negociaciones también incluyeron la necesidad de poner fin a
las medidas de castigo en las prisiones israelíes contra los presos palestinos
que se iniciaron cuando se capturó al soldado israelí Gilad Shalid. Según dicha
fuente, se esperaba que Israel dejara de utilizar el confinamiento solitario y
de prohibir que los prisioneros pudieran estudiar o recibir visitas.
“Hemos
pedido también libertad de movimiento para los presos liberados en la fase uno,
a los que se prohibió viajar al extranjero, ya fuera por razones médicas o
personales”, señaló la fuente. Añadió que Israel se había mostrado receptivo
ante muchas de esas peticiones egipcias, afirmando que la segunda fase incluía
20 miembros del Frente Democrático para la Liberación de Palestina, 50 del
Frente Popular para la Liberación de Palestina, 300 de Fatah y el resto eran
independientes que no estaban afiliados a ningún grupo.
Ninguno
de los liberados en la segunda fase pertenecía a Hamas o a la Yihad Islámica,
lo que desmoralizó mucho a las familias de los miembros de Hamas. Samer Abu
Taher está indignado de que su hermano Jalid, que lleva cinco años en prisión,
no haya sido liberado. “Jalid es miembro de Hamas y le metieron en la cárcel
como castigo por su activismo en el ala militar del grupo”, explicó Abu Taher
al Weekly. “Por eso pensábamos que Hamas se preocuparía exclusivamente de
liberar a sus miembros”.
A
diferencia del disgusto de Abu Taher, que vive en el pueblo Al-Qurara, en el
sur de la Franja de Gaza, en el hogar de Eissa, a unos pocos cientos de metros
más allá, había alegres celebraciones. El sábado por la tarde, como parte del
acuerdo, quedó libre Mohamed, el hijo mayor de la familia que es miembro de
Fatah.
Yumaa
Ibrahim Abu Jowayfel, liberado en la segunda fase del acuerdo tras cumplir
cuatro años de una sentencia de ocho en las cárceles israelíes, declaró: “Hoy
mi alegría no tiene precio. No puedo creer que esté fuera de la prisión aunque
sólo pasé un corto tiempo tras las rejas si me comparo con un gran número de
prisioneros, especialmente de los que siguen en la cárcel”. Un agotado Abu
Jowaifel, que es miembro de Hamas, dijo que dicho grupo, al conseguir el
acuerdo que ha permitido liberar a 1.027 prisioneros palestinos de las cárceles
israelíes, ha demostrado más dignidad y eficacia más que otros. También
demuestra que Israel no va a liberar a más prisioneros si no se captura a más
soldados israelíes, dijo.
“Me
siento muy dichoso pero mi alegría no está completa porque atrás quedan casi
5.000 prisioneros”, dijo Musa Abu Muammar tras pasar cinco años en prisión.
“Compartí con ellos el dolor y el sufrimiento de la prisión, así como el hecho
de estar lejos de nuestras familias y hogares”. Abu Musa, miembro del FPLP,
dijo que el acuerdo de intercambio “ha respetado a todos los palestinos sin
excepción” y demostrado que “el lenguaje de la fuerza es la única vía eficaz
para poder negociar con la ocupación israelí. Un claro ejemplo de esto es que
Tel Aviv aceptó todas las condiciones de la resistencia palestina y liberaron a
los prisioneros”.
Las
Brigadas Ezzeddin Al-Qasam, el ala militar de Hamas, dijeron que los israelíes
habían cumplido su parte en el acuerdo llevando a cabo el acuerdo de canje de
prisioneros durante la primera y segunda fase según los plazos y condiciones
fijadas, “lo cual es un avance digno de mención y un logro tanto de la
resistencia como de la mediación egipcia”. En una conferencia de prensa en Gaza
la víspera de producirse la segunda fase del acuerdo, Abu Obeida, portavoz de
las Brigadas Al-Qasam, dijo: “El cumplimiento del acuerdo por parte de la
ocupación es una prueba de que temen a la resistencia y no se sienten muy
seguros sobre las consecuencias de romper un acuerdo con la misma, a pesar de
que con demasiada frecuencia, y a la vista de todo el mundo, Israel incumple
sus compromisos en los acuerdos políticos, ya que ninguno de esos acuerdos
dependen de la herramienta de presión más eficaz, es decir, de la resistencia.
Sin
embargo, Abu Obeida añadió que se había informado de algunas “violaciones” por
parte de Israel en la ejecución del acuerdo, especialmente a la hora de aplicar
determinados criterios, y que esas violaciones se estaban revisando con los
mediadores egipcios a fin de “conseguir los mejores resultados posibles”.
Describió la liberación de cualquier prisionero político como una “victoria
para nuestro pueblo, nuestras familias y nuestra resistencia,
independientemente de su afiliación política. Estamos moral, religiosa y
patrióticamente obligados con todos los prisioneros en las cárceles de la
ocupación, sin tener en cuenta la facción a la que pueda pertenecer”.
Abu
Obeida concluyó: “Como miembros de la resistencia palestina, nuestra ambición
era, es y será siempre vaciar las prisiones del enemigo de nuestros héroes
encarcelados. Nuestro orgullo por esta victoria histórica en este acuerdo no
nos va a apartar de nuestro sagrado deber de liberar de la prisión a los
activistas de la resistencia”. Añadió que “la cuestión de los prisioneros es
una prioridad para la resistencia palestina, y por ellos seguiremos trabajando
tras este inmenso esfuerzo militar, de seguridad y político de los hombres de
la resistencia. Serán arma y munición de la valiente resistencia en sus
batallas futuras contra el enemigo”.
En
resumen, la conclusión a que llegan la mayoría de los palestinos es que Israel
solo entiende el lenguaje de la fuerza, por tanto malgastar el tiempo buscando
acuerdos políticos mientras el equilibro de poderes siga estando a su favor es
algo completamente inútil.