"Quiero ser
argentino"
Amador Rivera (periodista)
http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/quiero-ser-argentino_627334.html
Debe
ser que España sigue siendo diferente, como en los tiempos oscuros de la
dictadura
Cuando el juez
Garzón abrió una investigación sobre los crímenes de la dictadura argentina,
los medios de comunicación y buena parte de la sociedad española aplaudieron la
iniciativa; y al propio juez. Después, el gobierno de aquel país derogó las
leyes que certificaban la impunidad de los asesinos y los jueces les están
condenando por sus asesinatos. Pasados unos años de aquello, nos encontramos
con que una jueza argentina ha iniciado la investigación sobre la dictadura
española. En este caso, no es que no haya aplausos para la valentía de esta
jueza, sino que, por haber intentado hacer lo mismo aquí, al juez Garzón lo han
inhabilitado y sometido a juicio sin, en muchos casos, respetar la presunción
de inocencia que se invoca para otros.
Debe ser que España sigue siendo diferente, como en los
tiempos oscuros de la dictadura. Tan ensimismados hemos estado políticos y
medios, glosando la transición democrática como ejemplo, que no hemos dudado en
señalar la vía española a la democracia como el camino a seguir por los países
que salen de una dictadura, sean de América Latina o de Africa. Es cierto que
aquí se hizo lo que se podía hacer en aquel momento, pero no lo es menos que,
una vez pasado el tiempo, a nadie le ha interesado profundizar en los cambios
necesarios para lograr una democracia plena, algo que no se puede lograr sin
resarcir a las víctimas del franquismo y sus familias –pidiéndoles perdón, como
se le exige a ETA con las suyas– y, por supuesto, sin señalar a los
responsables y ejecutores de tantos crímenes cometidos en nombre de la patria,
entendiendo como tal los intereses de unos pocos.
En modo alguno estoy hablando de venganza, sino de
justicia. Justicia para las personas asesinadas por el “delito” de pensar
diferente, y reconocimiento para sus familiares que, en muchos casos, no saben
dónde están los restos de sus seres queridos. Una justicia y reconocimiento que
se les niega en nombre de la reconciliación o, como nos dicen quienes defienden
de tapadillo la barbarie franquista, para “no reabrir heridas”. Unas heridas
que siguen sangrando en los corazones de quienes perdieron a sus familiares o
los saben enterrados, como perros, en cualquier cuneta.
Para estas personas debe ser muy triste observar cómo,
mientras se les niega la posibilidad de enterrar como personas a sus padres o
abuelos, se sigue honrando a sus asesinos, manteniendo sus nombres en las
calles de los pueblos y ciudades en los que viven. Una burla que solo es
entendible en este país. Como que sigamos manteniendo instituciones heredadas
del franquismo, como la Monarquía, dicho sea con todo el respeto a la legalidad
vigente.
Una legalidad que no recuperaremos del todo hasta que
ajustemos las cuentas con un pasado tan doloroso como negro; además de muy
largo. En estos momentos, yo que no he sufrido la amputación de ningún familiar
por sus ideas, querría ser argentino. O ciudadano de una España sin
desaparecidos; ni calles con nombres de asesinos. Es mi deseo para el 2012.