Un burro y un gato, que viven en una estancia, se pasean una
tarde por el campo y pasan al lado de un hondo pozo de cieno.
El burro da un mal paso y cae en su interior. «¡Socorro!,
¡Socorro!», grita desesperado, y el gato sale corriendo hacia la estancia para
pedir ayuda.
Allí no ve a nadie, pero encuentra la flamante 4x4 BMW X6 del
patrón.
Sube a ella, va hacia el pozo, y mediante una soga que aferra a
la parte trasera y que arroja al burro, arranca el vehículo y logra rescatarlo
sano y salvo.
Dos días después, vuelven a pasar junto al mismo pozo, pero
quien cae ahora es el gato. «¡Socorro!, ¡Socorro!», grita desesperado, y el
burro sale corriendo hacia la estancia para pedir ayuda. Pero allí no sólo no
hay nadie, sino que el patrón ha salido con su 4x4.
El burro regresa entonces al pozo y, asomándose a él, no
encuentra otro recurso que estirar hacia el fondo su afamado atributo, al cual
se abraza el gato y sale sano y salvo.
Moraleja: cuando la
naturaleza es generosa, no hace falta una carísima 4x4 para levantar gatos.