En relación a un largo y buen spot de cerveza Quilmes que propugna la igualdad de la Mujer (muy visitado en Youtube), va aquí un fragmento de “Estúpidos Hombres Blancos”, de Michael Moore:
COMO
EVITAR LA EXTINCION DE
LOS HOMBRES
Por mal que pinte el futuro, todavía
existe alguna esperanza de retrasar nuestro fin; pero para ello debemos adoptar
actitudes nuevas. Hay muchas cosas que podemos aprender de las mujeres y de su
cordura. Aquí tienen algunas pistas:
1. Recuerde que su coche no es un
arma de destrucción masiva. Deje de mosquearse por el vehículo que le acaba de
cortar el paso. ¿Qué más da? Tardará lo mismo en llegar a casa. Así que un
cretino le ha hecho perder cinco segundos en la carretera. ¿Y qué? Las mujeres
no se preocupan ni mucho ni poco Por estas cosas y son más longevas. Cuando ven
a un gilipollas al volante sacuden la cabeza y se ríen. Es un método que
funciona.
Chicos, hay que relajarse. Estamos
dañando nuestro corazón con cada minuto de tensión y enojo. Deje de conducir y
de conducirse como si le hubieran enchufado una rata en el culo. Nada es tan
importante. A menos que la rata sea de verdad, claro.
2. No se pase con la comida ni con
la bebida. Tenemos que pensar más en lo que nos llevamos a la boca. Si
comiéramos y bebiéramos menos viviríamos mucho más ¿Cuándo fue la última vez
que vio a una mujer atiborrarse como si fuera la última cena? No hay duda de
que a muchas mujeres les gusta empinar el codo, pero ¿a cuántas ha visto
bajarse los pantalones y mear en la acera? ¿Por qué le parece que tantos de
nosotros sufrimos cáncer de colon o de estómago? Porque somos incapaces de
decirle que no a Jack (Damels) y a Johnny (Walker), así como a un solomillo de
medio kilo poco hecho con cebolla, jalapeños y tabasco. Hay un motivo muy
simple por el que las mujeres no se llevan el periódico al baño. ¿Lo pilla?
3. Baje del burro. Vivirá más. ¿Por
qué no nos hacemos a un lado y les cedemos el puesto a ellas para que dirijan
el mundo? Ya sé que usted es un paleto reaccionario que no quiere ver mandar a
las mujeres. Pero si dejáramos que fueran ellas quienes se preocupen de
construir una planta nuclear en Balircin o de declarar la guerra a China o de
decidir si las transmisiones de fútbol son de interés general, viviríamos ocho
años más. Pues, hala, a callar. ¿Qué tiene de bueno ser el jefe y lidiar con
los malos rollos de cientos de empleados? Eso no mola nada. Hay que retirarse,
descansar y dejar que ellas se ocupen de este mundo intratable durante los
próximos mil años. Piense en todos los libros que podría leer.
4. Lávese las manos. A ver si nos
enteramos: algunos de nuestros hábitos son tan vomitivos que me maravilla que las
mujeres se dignen respirar el mismo aire que nosotros. Si fuéramos capaces de
regenerarnos, suscitaríamos mayor empatía y reforzaríamos el compañerismo.
Para empezar, ¿por qué no dejamos
las manos quietas? Las manos no están hechas para hurgarse las narices,
rascarse el ano o recolocarse el paquete. No fueron concebidas para que
arrancáramos aquel artículo del periódico antes de que ella pudiese leerlo ni
para quitarnos un resto de pollo al curry de entre los dientes o para
reventarnos un grano ante el espejo del ascensor. Cuando se siente en el metro
o autobús, mantenga las piernas juntas para no ocupar tres plazas. Y lleve
calzoncillos limpios.
5. Aprenda a manejar el váter.
Pensaba que ya habíamos superado este capítulo, pero las pruebas que apreciamos
en aeropuertos, estaciones de tren y restaurantes de toda la nación claman al
cielo: no nos hemos enterado.
Aquí tiene algunas sugerencias:
• Primero, levante la tapa y déjela
en posición vertical. Haga lo propio con el asiento oval de debajo. Está diseñado
para quedarse en dicha posición de tal modo que usted pueda usar ambas manos.
Como quien conduce un coche. ¿Verdad que no querría que el coche se saliera de
la carretera? Bien, pues su esposa piensa lo mismo al ver un charco de orina en
el baño.
• Apunte, sostenga, proceda con la
micción, guárdeselo.
• Con una mano, devuelva el asiento
oval y la tapa a su posición original. No está de más que la operación se lleve
a cabo en silencio.
• Tire de la cadena según lo exija
el modelo. (Esta operación no es opcional, ni siquiera en los baños públicos.)
Si la taza no se limpia debidamente a la primera, no abandone la escena hasta
que quede como una patena.
Lávese las manos. Séqueselas con la
toalla o el secador de manos y no con su camisa.
Si la toalla es de papel, arrójela a la
papelera; si es de tela, repóngala en el toallero (se trata de una barra de
metal o plástico que por lo general sobresale de una pared próxima al lavabo).
Si se encuentra en su propia casa, lave la toalla al menos una vez por semana.
6. Lávese cada día. Echarse algo de
agua en la cara por la mañana no equivale a lavarse, como tampoco haberse
rociado con Heineken en la fiesta de anoche.
Entre en la bañera, regule a su
gusto la temperatura del agua y póngase debajo del chorro. Tome jabón y una
esponja y restriegue todo su cuerpo. No pase la pastilla de jabón por sus
cavidades corporales para dejarlas inmaculadas. Alguien más usa esa pastilla
para lavarse la cara. Enjuáguese. Cuando termine, abandone la ducha y séquese
procurando no encharcarlo todo a su paso.
7. Baje el tono de voz y trate de
escuchar. Funciona así: cuando alguien habla, preste atención a lo que dice.
Mírelo y no interrumpa. Cuando haya terminado, trate de no decir nada
inmediatamente.
Asimile los estimulantes conceptos,
sentimientos e ideas que le acaban de comunicar. Igual llega a alguna
conclusión brillante, se apropia de dichas ideas y acaba saltando a la fama.
8. Hágase un examen del oído. Sí lo
dicho anteriormente no le da resultado, puede que no acabe de estar bien
físicamente.
Mayo es el Mes Nacional de la Salud y el Habla, y muchos
hospitales realizan chequeos gratuitos del oído. Además, algunos centros
ofrecen revisiones periódicas, también gratuitas, a lo largo del año. También
existen tests online que ayudan a determinar si necesita acudir a una consulta
profesional.
9. Sea consciente de que las mujeres
saben de qué vamos.
Corte el rollo de hombre sensible.
Ya conocen la treta. No intente convencer a nadie de que usted es «feminista».
No puede; usted juega en el otro equipo.
Sería como ver a un miembro del Klu
Klux Klan canturrear el «He tenido un sueño» de Martin Luther King Jr. Usted es
un espécimen del sexo que siempre ganará más dinero y tendrá todas las puertas
abiertas. Pero eso no significa que no pueda hacer nada para mejorar las cosas.
La mejor manera de ayudar a las
mujeres consiste en encauzar a sus compañeros masculinos por el buen camino.
Allí es donde reside la verdadera lucha: en tratar de iluminar el bloque de
hormigón que tenemos por cabeza. Ayude a terminar con las diferencias
salariales entre sexos examinando su propia nómina. Asegúrese de que las
mujeres que hacen el mismo trabajo que usted cobren lo mismo. Participe en el
Día de la Paga
Igualitaria , que suele celebrarse a principios de abril para
festejar los casos que responden a esa realidad. Contacte con fairplay@aol.com
para mayor información.
También puede unirse al esfuerzo
para presionar al Congreso con el fin de que apruebe dos decretos relativos a
la paga igualitaria. El decreto de la paga justa permitiría a las mujeres
entablar un pleito basándose en el principio de un mismo sueldo para un mismo
trabajo y permitiría también a los empleados de una misma empresa demandarla en
caso de que estuviera pagando salarlos diferentes para labores iguales y que
requieren la misma formación. El decreto para una nómina justa cubriría los
daños y perjuicios mayores en este mismo ámbito y serviría para proteger a los
empleados que divulguen información salarial.
Para terminar, únase a un sindicato
u organice uno. Los datos señalan que una mujer sindicada de treinta años que
gana unos 30.000 dólares al año llega a perder 650.133 dólares a lo largo de su
vida a causa de la desigualdad salarial; en caso de no estar sindicada, la
pérdida aumenta hasta los 870.327 dólares. Si convence a los otros colegas de
que se sindiquen, mejorará notablemente la vida de sus compañeras y la suya
propia.