¿Inmunes?
El
descaro de Estados Unidos es pasmoso. El secretario de Defensa de este país,
Leon Panetta, ha exigido que Iraq conceda una inmunidad total a los soldados
estadounidenses que permanezcan [en el país] después de la retirada programada
para finales de este año. Primero Estados Unidos debe inventar un pretexto para
mantener su presencia militar en Iraq, por no mencionar a los miles de
“asesores”, contratistas privados de seguridad y mercenarios, a pesar de la
promesa del presidente Barack Obama de retirarse de este país árabe. Y ahora
tiene la temeridad de exigir la “inmunidad” de la justicia iraquí para sus
fuerzas. El insulto se añade a la injuria.
La pregunta es, ¿de qué tienen miedo
los valientes soldados estadounidenses que sirven en el extranjero si tienen
las manos limpias?
A decir
verdad, hay sangre en las manos de los tipos que vinieron afirmando liberar
Iraq de la tiranía y ofrecer democracia y derechos humanos. Por si no fueran
suficientes las monumentales mentiras acerca del arsenal de armas de
destrucción masiva de Sadam Husein antes de la invasión y la matanza y
destrucción que vinieron después, la coalición de los dispuestos tuvo que
infligir todas y cada una de la atrocidades y barbaridades concebibles a un
pueblo que había sufrido durante mucho tiempo y estaba derrotado.
Se han
perdido un millón de vidas, todo por una mentira y por el complejo de Edipo de
un presidente inseguro. Un país que era uno de los mejores en la región en
términos de infraestructura, prosperidad económica y desarrollo ha sido
bombardeado hasta hacerlo retroceder a la Edad Media.
Es más, la invasión no
sólo ha destrozado a este país rico en petróleo, sino que ha desatado
conflictos por todo Oriente Medio que han dividido a toda la región según
líneas sectarias, algo que no había ocurrido nunca en el último milenio y
medio.
¿Resulta
sorprendente que la mayoría de los árabes y musulmanes crean que la guerra de
Estados Unidos contra Iraq está generada y dirigida por Israel y sus
influyentes aliados? Y si las tropas estadounidenses en Iraq temen que las
leyes iraquíes los persigan por crímenes de guerra, tienen todos los motivos
para temerlo. Mucho después de la caída del régimen baathista en Bagdad, la
coalición siguió bombardeando rutinariamente ciudades muy pobladas y familias
iraquíes murieron tiroteadas en los checkpoints como “terroristas” y
resistentes.
Incidentes
como el asesinato a sangre fría de civiles iraquíes junto con dos periodistas
de Reuters por parte de soldados estadounidenses desde un helicóptero Apache en
2007, revelado en un vídeo de WikiLeaks el año pasado, eran sólo la punta del
iceberg. La violación y asesinato en 2006 de una niña iraquí de 14 años con su
familia en Mahmoudiya es sólo uno de los muchos crímenes cometidos por las
fuerza de ocupación que los iraquíes de a pie querrían que hubieran sido
juzgados en sus propios tribunales.
Es más,
todas aquellas personas que desataron esta injusta guerra contra Iraq deberían
ser juzgadas por crímenes de guerra según el derecho internacional.
Mintieron
acerca de las armas de destrucción masiva de Iraq. Mintieron acerca de las
relaciones de Sadam con al-Qaeda y el 11 de septiembre. Mintieron en la ONU
acerca de laboratorios de armas móviles, de uranio de Níger, de la capacidad de
Sadan para alcanzar blancos en Europa y acerca de muchas otras cosas.
Estas
mentiras sirvieron como pretexto para la agresión a una nación soberana, lo que
en sí mismo es un crimen internacional de guerra. También son culpables de
violar la convención de la ONU sobre la tortura (¿recuerdan Abu Ghraib?) y del
asesinato de cientos de miles de iraquíes. Millones de iraquíes se han
refugiado en países vecinos.
¿Pueden los iraquíes esperar alguna vez justicia
para estos crímenes? ¿O la justicia internacional se reserva sólo para los
Sadams, Bashirs y Gadafis de este mundo y los vencedores tienen licencia para
matar?