Tomar la sopa con la mano
Mariano Blejman
Página 12
Si todo sale
mal, el 23 de enero podría “apagarse” Internet en señal de protesta. Como puede
deducirse de nuestra vida cotidiana, Internet cambió las reglas del juego en el
arcaico mundo de la propiedad intelectual, y las empresas que durante años han
manejado estos negocios han decidido dar su último gran manotazo de ahogado.
En
octubre, el senador republicano de Texas, Lamar Smith, presentó una propuesta
de legislación que se dio a conocer como SOPA (Stop Online Piracy Act, o en
español algo como “acta para detener la piratería en línea”). El 24 de enero se
tratará nuevamente esta ley en el Congreso de Estados Unidos y tiene como
argumento central la “defensa del trabajo norteamericano” y el ataque a la
piratería, que estaría haciéndole perder 58 mil millones de dólares a la
industria del entretenimiento y 19 millones de puestos de trabajo. La ley tiene
el apoyo de unas 120 entidades que van desde proveedores de Internet como
ComCast, la Copyright Alliance, editoriales como la MPA, sellos discográficos
como Sony, Emi u organizaciones farmacéuticas. El espíritu de la propuesta
legislativa es convertir a proveedores, plataformas y servicios de Internet en
policías responsables de sus acciones a un nivel jamás atrevido: por ejemplo,
si alguien postea un link en cualquier sitio o red social, o sube contenido del
cual no tiene derechos, el gobierno tendrá derecho a bloquear estos sitios si
están fuera de Estados Unidos. Censura lisa y llana.
Si bien la
cantidad de organizaciones que apoya esta posible legislación es asombrosa, del
otro lado están las empresas que hoy dominan el negocio de Internet y que son
el corazón de la economía norteamericana. Además tienen otro gran condimento a
favor: Google, Facebook, Twitter, Zynga, Ebay, Huffington Post, están mucho más
cerca de la gente (“usuarios”) que cualquiera de las otras organizaciones.
También se manifestaron en contra la Electronic Frontier Foundation, Mozilla
Foundation y Wikimedia Foundation, creadores de Wikipedia, el sitio de
contenidos colaborativos más grande del mundo, que con esta legislación podría
desaparecer. Pero “la gente” (los usuarios) reacciona cada vez más rápido: un
caso emblemático es el de GoDaddy, una empresa que registra dominios de
Internet y vio perder miles de registros cuando anunció que iba a apoyar SOPA y
tuvo que rever su postura.
Lo mejor de
Internet se basa en el libre flujo de información, la neutralidad de la red y
en la apertura de su contenido. Estas tres características ofrecen serios
problemas a los antiguos modelos de propiedad intelectual. El libre flujo de
información permite desestructurar monopolios, la neutralidad de la red (que
cualquier sitio vaya a la misma velocidad) mejora la posibilidad de generar
ideas desde los márgenes y la apertura, bueno, es lo mejor que tiene la web:
que todo el contenido está disponible desde cualquier lugar. En estos años, las
antiguas organizaciones defensoras de la propiedad intelectual lo han intentado
todo: han litigado sistemáticamente contra sitios de Internet de intercambio de
archivos, han litigado contra adolescentes por bajar películas y han presionado
al gobierno estadounidense para endurecer la legislación y, a través de sus
embajadas en todos los países posibles, han hecho presión para que otros países
adecuen sus legislaciones.
El problema
es que, salvo en algunos países donde la censura está bien programada (China e
Irán son los casos emblemáticos), unos 2 mil millones de personas en el mundo
han naturalizado la capacidad que ofrece Internet para compartir información.
La NetCoalition –una flamante organización que lucha contra SOPA y es la que
filtró la posibilidad de que Google, Facebook y Twitter hagan un “paro”–
propone como contraparte cortar las fuentes de financiación de los sitios (como
se hizo con Wikileaks, por ejemplo), mientras que las fundaciones que bregan
por el libre flujo de información, entre ellas Creative Commons, proponen
cambiar completamente el modelo de propiedad intelectual.
Lo que los
guardianes de la propiedad intelectual no comprendieron, claro, es que la
información en Internet funciona como una sopa que, una vez servida, es
imposible agarrar con las manos.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-7622-2012-01-15.html
De la Ley SOPA y otros mecanismos de control social
“La verdad
griega se estremeció, antiguamente, ante esta sola afirmación: ‘miento’.
‘Hablo’ pone a prueba toda la ficción moderna.” De esta forma inicia Michael
Foucalult su ensayo “El pensamiento de afuera” que apareció por primera vez en
la revista “Critique” en junio de 1966 y que estaba dedicado a Maurice
Blanchot, cuya obra habla de una “experiencia del afuera” que nos muestra el
ser mismo del lenguaje a través del pensamiento. A partir de esta retórica
filosófica, Michel Foucault contribuyó a vislumbrar los mecanismos por los que
un determinado orden de discurso produce unos modos de ser y pensar al tiempo
que descalifica e incluso imposibilita otros. Según Foucault el análisis del
discurso crearía la posibilidad de “mantenerse desligado de él, suspendiendo su
cercanía, para analizar el contexto teórico y práctico con que ha estado
asociado.” “El pensamiento del afuera” es para Foucault un pensamiento que se
mantiene fuera de toda subjetividad para elucubrar sus propios límites,
enunciando su fin y siendo capaz de constatar la distancia en que se
constituye. En este pensamiento el lenguaje se liberaría de todos los viejos
mitos en que se forma nuestra conciencia de las palabras, de la literatura, y
del discurso.
En este ensayo,
el propio Foucault, constata que Occidente ha sido incapaz hasta ahora de
profundizar en este tipo de pensamiento, aunque recuerda que sí que ha habido
algunos acercamientos además de el de Blanchot, a esta abstracción. Foucault se
refiere a Nietzsche como uno de esos pocos pensadores que lograron vislumbrar
el destello del “afuera” al descubrir que toda la metafísica de Occidente
estaba ligada tanto a su propia gramática como a aquellas personas que son
dueñas del discurso, las élites que detentan el “derecho a la palabra.”
Pero, ¿Qué
tiene que ver Foucault con una ley antipiratería?
Probablemente
Michel Foucault, nunca hubiera imaginado en las nuevas y múltiples
posibilidades que generaría Internet para posibilitar la construcción de este
tipo de pensamiento del afuera, tan desprestigiado por Occidente. En esta
segunda década del S. XXI, caracterizada por la crisis financiera internacional
y por la reconfiguración geoestratégica de las esferas de poder, el análisis
desde “afuera” de las relaciones entre poder y discurso parece cuanto menos
necesario para poder llegar a ubicarnos de manera medianamente crítica en el
lugar en que verdaderamente nos encontramos.
Como señala
el lingüista holandés especialista en el análisis del discurso, T. Van Dijk,
son dos las relaciones básicas entre el poder y el discurso: “Una es el poder
de controlar el discurso y otra el poder del discurso para controlar las mentes
de las personas. Desde luego, estas dos relaciones son análogas: las personas
controlan el discurso especialmente para controlar las mentes de las personas y
así, indirectamente, controlar sus acciones. En lugar del poder como la fuerza
para controlar las acciones de las personas, el poder moderno es,
esencialmente, poder discursivo”
Si tomamos
como cierta esta premisa de Van Dijk, el poder estaría basado en la escasez de
ciertos recursos sociales, especialmente del acceso al discurso público, siendo
solo algunas élites simbólicas las que detentan la posibilidad de acceder a él,
controlando los discursos no solo sobre su dominio, sino también sobre partes
de otros discursos públicos. Desde esta perspectiva, las élites ejercen el
poder especialmente cuando determinan los temas discursivos y las formas en que
ellas mismas son descritas. Por tanto “el poder moderno es esencialmente poder
discursivo”, definido según la siguiente relación de transitividad: “Existe el
poder de controlar el discurso, el discurso controla las mentes de las
personas, que controlan sus acciones y, por lo tanto, quienes tienen el poder
de controlar el discurso también controlan las acciones de las personas.”
En la actual
situación de mercantilización de la distribución cultural, los medios de
comunicación actúan como sistema de transmisión de mensajes y símbolos para la
ciudadanía, siendo precisamente los medios mainstream los encargados de generar
y distribuir la propaganda de las élites corporativas y gubernamentales que
constituyen un gobierno mundial de facto. Según Chomsky y Herman, (1990) esta
propaganda viajaría a través de la construcción informativa y simbólica de los
medios de masas dando lugar a consecuencias axiológicas, sociales, ideológicas
y pragmáticas muy claras. Los medios manejan signos y mensajes masivos que
inciden en la cosmovisión de los sujetos; el control, la selección y la emisión
de la información es poder.
Sin embargo,
en el contexto actual hay una realidad virtual que presuntamente aun se escapa
de esta mercantilización cultural, de esta selección de los contenidos por
parte de los poderes fácticos. Esta realidad se llama Internet y ha supuesto
una ruptura con el antiguo modelo industrial que centralizaba medios de
producción y distribución. En la denominada “Sociedad de la información” la
acumulación de “capital informacional” se ha democratizado mediante la creación
participativa y la distribución interpersonal de informaciones, otorgando
nuevos poderes a los usuarios, antes relegados al rango de simples
“consumidores” y que ahora se convierte en productores de contenidos digitales
que anteriormente habían estado reservados a los propietarios de los “mass
media”.
Tal y como
señala Van Dijk, “las élites que controlan, en la política y los medios, los
temas preferidos del discurso público, controlan la definición de la situación
tal como ésta se representa en los modelos mentales”. De tal forma “los que
controlan la formación de los modelos mentales probablemente definirán nuestras
representaciones sociales”, por tanto, parece pertinente que las élites
simbólicas pretendan controlar también la realidad virtual que representa
Internet para poder seguir definiendo su monopolio de representaciones
sociales, y si bien es cierto que ya hay innumerables casos de control y de
censura directa de estas élites sobre la red (véase el caso de China por poner
un ejempo), en estos días estamos asistiendo a un nuevo intento mucho más sutil
de control que puede llegar a pasar desapercibido en tanto que se ampararía
supuestamente en la legalidad democrática del país que creó e impulsó la red de
redes, Estados Unidos.
El intento del
que hablamos es el proyecto de ley SOPA, acrónimo de Stop Online Piracy Act,
que ha sido presentado recientemente en el Congreso de los Estados Unidos y
cuyo objetivo es poder cerrar legalmente cualquier sitio web sospechoso de
albergar material que viole los derechos de autor o propiedad intelectual. A
priori, y dejando a un lado el debate sobre los derechos de autor, esta ley
supuestamente solo afectaría a lugares que cometieran infraciones de Copyrigth,
pero en la práctica, abriría un oscuro camino hacia el control de la red por
parte de los estados y supondrá que los gestores de contenidos web practique la
autocensura filtrando toda la actividad de sus usuarios para evitar ser
bloqueados. La aplicación de esta ley supondrá, entre otras muchas cosas, que
las redes “Torrent” que permiten la distribución de información anónima y sin
censura se vuelvan ilegales puesto que no podrán implementar los métodos de
bloqueo que requiere esta ley; o que los proveedores de Internet vigilen los
correos electrónicos de sus usuarios con el supuesto objetivo de bloquear
enlaces y material con copyright. Y por supuesto, no hace falta mencionar que
esta forma de control de Internet no solo va a afectar a EEUU sino a todos los
usuarios de la red en tanto que un innumerable número de páginas web se
localizan en dicho país y por tanto se verán afectadas por la legalidad del
mismo.
Así, mediante
la aplicación de esta ley, de nuevo las élites que ostentan el poder podrán
terminar con una de las herramientas más capaces de acceder al pensamiento del
afuera que nos permite observar la realidad desde la abstracción del
pensamiento único y desde la cosmogonía del Gran Hermano.
http://elpensamientodelafuera.wordpress.com/2012/01/14/el-pensamiento-del-afuera-de-la-ley-sopa-y-otros-mecanismos-de-control-social/