martes, enero 03, 2012

Sobre el 3 de enero de 1492 y sueños de abuelos


El sueño de mi abuelo andalusí

 “La tragedia de mi Pueblo no ha empezado en 1609 con la expulsión, ni en 1567 con la guerra de Alpujarras, sino a partir de 2 enero 1492, día de la conquista de Granada por los reyes católicos.”

Soy Niama Moumen, Una de cientos de miles de hombres y mujeres marroquís descendientes de familias moriscas expulsadas de sus tierras andaluzas en el siglo XVI. Su crimen es ser andaluces, con una cultura, una religión y un pasado diferentes a los de los conquistadores españoles.

Antes de ser expulsados de manera humillante fuera de su Patria bien amada, mis antepasados sufrieron todos los tipos de suplicios, ya sean físicos o mentales: tenían que dejar su modo de vida y costumbres musulmanas para convertirse en españoles católicos, tenían que aprender el castellano en breve plazo y esforzarse por olvidar lo más pronto posible su lengua árabe, considerándose así un crimen hablar, leer o escribir en ella; también se les requería para abandonar sus nombres árabes y sus ceremonias, se les prohibía el uso de los baños para no practicar la ablución.

De hecho, si mis antepasados y los demás andaluces rechazaban inclinarse ante estos severos e intolerantes órdenes tenían entonces que prepararse para enfrentar la persecución y desafiar unas interminables sesiones de tormentos inquisitoriales, antes de escoger entre perecer en las hogueras, sobre las galeras o en las minas.

Así es la vida de mis antepasados en la vieja Al Ándalus desde la ocupación de Granada el 2 de Enero 1492: años de miseria y de sufrimiento, pero también de resistencia y de resignación a seguir viviendo como andaluces, libres y conscientes.

La expulsión de mis antepasados hacia Marruecos no debe ser interpretada como fin de nuestra relación con Al Ándalus, pero como el comienzo de un largo y penoso viaje para regresar a nuestras hogares en Córdoba, Hornachos, Granada…etc. Este es el precioso consejo que recibí de un gran enamorado de la Patria Andaluza, mi abuelo Fennich.
Aun recuerdo sus palabras en la playa de Tánger, con los ojos llenos de dolor y de lamentación mirando al otro lado de la costa, y con expresión triste y apenada me contaba la tragedia de sus antepasados andalusíes, el infierno que han vivido, los tormentos, las amenazas y luego la expulsión de su Patria hacia lo desconocido; me contaba también cómo es difícil para la persona soportar la ingratitud de su patria y de su familia, luego me tomaba entre sus brazos con fuerza y me decía con voz quebrada: “Esperamos regresar a nuestros hogares lo más pronto posible, pero no hemos podido conseguir el sueño aún, y no es el mar lo que les ha impedido volver, sino los obstáculos de odio y fobia interpuestos por los hombres. Hoy, tenemos que realizar este Sueño”. Le respondí, con lágrimas cayendo sobre mis mejillas: ¿“Mi querido abuelo, donde está la llave de nuestra casa en Al Ándalus? ¡Dámela! Te prometo regresar a nuestra casa, a nuestra Patria Andaluza. Te prometo, mi querido abuelo, realizar tu sueño y volver a nuestras hogares”.

Desde entonces, esta promesa se crece conmigo, animándome a investigar cada vez más en la historia de Al Ándalus y del Estado español para descubrir, no sin sorpresa e indignación, cada vez más falsedades, cada vez más mitos y cada vez más mentiras. Hoy, creo que ya es hora de mostrar la verdad, de pedir mis derechos y realizar el sueño del difunto abuelo. ¡Basta de exilio y de injusticia! Ya es la hora de “reconquistar” nuestros derechos y recuperar nuestra dignidad. Volveremos, volveremos…volveremos.


Niama Moumen. Colaboradora de FORO ABEN HUMEYA. Tanger, Marruecos.
Fuente original: http://www.almeria24h.com/noticia.php?noticia=5880


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