1940. Nace en
Buenos Aires Norma Esther Arrostito.
CUANDO PERON
LLAMO A LA GABY
Imagen en un acto en Atlanta, de uno de los mejores cuadros de la JP |
En homenaje a
la Gaby, a la flaca, un fragmento del libro "Peronismo", de José Pablo Feinmann:
La Gaby se ha
sentado ante una máquina de escribir. ¿Cuál podría ser? ¿Una Olivetti, una
Remington? Supongamos: una Lettera 32. ¿Escribe ella los comunicados o ya
estaban escritos? Raro que ya estuviesen escritos. Nadie puede escribir el
futuro. O prefigurarlo en comunicados. Probablemente Ramus –es una posibilidad–
que ha ido de La Celma a la casa en que está Norma y luego ha regresado. Que se
mueve sin que sepamos muy bien por dónde.
Probablemente
él sea quien le ha informado el desarrollo de los acontecimientos. Gaby redacta
el primer Comunicado o le da forma definitiva al boceto que ya había escrito
Fernando. El resultado es lo que sigue:
“Perón Vuelve
Comunicado N°
1
“Al pueblo de
la Nación:
Hoy a las
9.30 hs. nuestro Comando procedió a la detención de Pedro Eugenio Aramburu,
cumpliendo una orden emanada de nuestra conducción a los fines de someterlo a
Juicio Revolucionario.
Sobre Pedro
Eugenio Aramburu pesan los cargos de traidor a la patria y al pueblo y
asesinato en la persona de veintisiete argentinos.
Actualmente
Aramburu significa una carta del régimen que pretende reponerlo en el poder
para tratar de burlar una vez más al pueblo con una falsa democracia y
legalizar la entrega de nuestra patria.
Oportunamente
se darán a conocer las alternativas del juicio y la sentencia dictada. En
momentos tan tristes para nuestra Argentina que ve a sus gobernantes rematarla
al mejor postor y enriquecerse inmoralmente a costa de la miseria de nuestro
pueblo, los Montoneros convocamos a la resistencia armada contra el gobierno
gorila y oligarca, siguiendo el ejemplo heroico del general Valle y de todos
aquellos que brindaron generosamente su vida por una Patria Libre, Justa y
Soberana.
¡Perón o
muerte! ¡Viva la Patria!
Comando Juan
José Valle
MONTONEROS”
La Gaby se
recuesta contra la silla. Repasa el texto. No lo puede creer. Carajo, ¡lo que
hicieron!
El despelote
que se va a armar en el país. Se van a cagar en las patas cuando en las
redacciones del cipayaje periodístico lean ese Comunicado. Se lo van a pasar de
mano en mano. No van a saber si es auténtico o no. O peor: si es auténtico, no
se van a animar a publicarlo. Y si lo publican será con el culo a cuatro manos.
Arrostito no
se equivoca. El Comunicado sacude al país.
Años después,
en medio del terror de la dictadura de Videla, otro texto llegará a las
redacciones: la Carta de Rodolfo Walsh a la Junta Militar. No asustó a nadie.
En la revista
Gente se la pasaban de mano en mano y se ahogaban de la risa. ¡Mírenlo al loco
éste! ¿Quién se cree que es? El solo contra la Junta Militar. Deben estar
temblando los Comandantes. Siempre fue un loquito ese irlandés. Ya lo deben
haber metido en un horno.
Esa revista
estaba llena de “verdugos voluntarios de Videla”.
Se mata de
muchas maneras.
Cuando el
Ejército necesite fraguar la muerte de Arrostito, en Gente sacarán una tapa que
se estudia y se estudiará como un ejemplo impecable de la banalidad del mal.
Está la foto
de la Gaby y –cubriéndola parcialmente– un sello burocrático, un sello de oficina
estampado con fuerza, con brutalidad. La palabra impresa es: Muerta.
Pero el
Comunicado N° 1 de Montoneros estremece a todos.
La cosa es
grave.
En Gente
acaso hayan repetido una frase dicha años atrás a causa del secuestro de un
embajador extranjero en Guatemala: ¿En qué nos tendremos que transformar para
sobrevivir?
Exactamente
en lo que se transformaron.
Para su
desgracia, pocos habrán de averiguarlo tan exhaustivamente como Norma
Arrostito.
Después del
“aramburazo” se transforma en un mito. De aquí su permanencia excesiva en la
ESMA. Su tortura se prolonga porque no quieren matarla. Es un trofeo. La Marina
la exhibe con orgullo.
Ellos la tienen.
Tienen a la “concha” de los Montoneros. Le dicen así: la concha de los
Montoneros.
Hay secretas
historias que la atrapan y le otorgan protagonismos sorprendentes.
Que, en 1974,
Perón, buscando desarmar la conducción de Montoneros, le dice a Juan Manuel
Abal Medina que quiere hablar con ella. Pero, ¿cómo encontrarla? Y también:
¿puede Perón, en 1974, hablar con Norma Arrostito sin que los suyos, ese
poderoso círculo nazi-fascista que él fortaleció, se lo impidan?
¿Puede haber
algo más loco para ese Perón a meses de morir que hablar con la Gaby?
Un Cuadro, una Mujer
En el libro La
significación omitida, Militancia y lucha armada en la Argentina reciente, Omar
Basabe y Marisa Sadi se refieren en el siguiente fragmento, a la tergiversación
que se ha hecho de la historia de Norma Arrostito:
…Norma
Arrostito, a quien se ha denostado con lo que pudieron y con lo que no,
también. Norma, "la Gavi" se convirtió sin dudas en la montonera
emblemática.
Por lo tanto,
había que darle.
Su
participación en el aramburazo fue en primera instancia el caballito de batalla
con que distintos sectores del poder y los círculos afines a la derecha
(incluidos ciertos intelectuales) intentaron destruir su imagen. Pero la real
adhesión que el aramburazo despertó en sectores populares y el hecho de que,
más allá de adhesiones y desacuerdos, se haya constituído en uno de los
episodios políticos más importantes de la época, limitaba las posibilidades de
la difamación. Entonces apuntaron sus misiles a esa figura paradigmática de
otra manera.
Y a falta de
otra cosa, ya que su derrotero fue impecable tanto en la práctica militante
como en su actitud como prisionera de la ESMA, su condición femenina que
incluía además de juventud, belleza -Norma era una mujer atractiva en todos los
sentidos- comenzó a ser utilizada para denostar la memoria de la montonera:
había que destruir al paradigma.
Esto no
revestiría mayor relevancia si de verdad histórica no se tratara, ya que
siempre existieron y existen los mercenarios que intentan borrar todo vestigio
del valor de aquel pasado. El problema es que la tergiversación que se ha hecho
de la figura de Arrostito atribuyéndole prácticas sexuales desenfrenadas, por
ejemplo, o una relación con el contra almirante Chamorro durante su cautiverio,
posiblemente por reiterada, ha prendido de tal forma en quienes de una u otra
manera abordan su derrotero, que hoy por hoy aparece en textos de índole
diversa, representada según esos parámetros donde la intencionalidad manifiesta
falta en un todo a la verdad histórica.
En el libro
Galimberti - trabajo con pretensiones periodísticas serias- se presenta un
diálogo entre Firmenich y Galimberti. donde Arrostito aparece sosteniendo
relaciones sexuales con ambos. El nivel de bajeza y liviandad de ese diálogo
realmente eriza la piel. Es indignante.
Años después,
uno de sus autores confirma en otro trabajo, Fuimos soldados, los mismos
prejuicios sobre la condición de mujer que exhibe en el mencionado pasaje de su
primer libro, pero de eso me ocuparé más adelante.
En la misma
línea aparece la novela El Pepe Firmenich. Ahí la cosa sube de tono cada vez
que el texto se detiene en el costado erótico de Arrostito y alcanza su punto
máximo cuando, en el marco de supuestas experiencias sexuales de Norma que ella
le narra a Firmenich, traspasa todas las fronteras imaginando una escena donde
es interceptada en la calle por un violador que la introduce en una obra en
construcción sometiéndola a todo lo que la imaginación pueda anotar en el haber
de un caso semejante, y más también. Según el relato, ella tenía un arma
cargada y en algún momento pensó en usarla… pero no la usa. Queda bien claro, o
mejor dicho se pone en boca da Arrostito, que no la usa porque… como le gusta…
se deja. Lo hace con otras palabras, desde ya, a lo largo de un supuesto
monólogo de Norma que le insume tres páginas (99-101).
Para más
datos, es el capítulo 13, Abierta como una flor, título que responde a una
parte del supuesto relato de ella, que le cuenta a Firmenich que antes de que
el violador la viole, ella ya estaba "mojada y abierta como una
flor". Como si fuera poco (hay mucho más, en realidad, muchísimo más), lo
que de acuerdo a las torcidas fantasías de Nedich, Arrostito le cuenta a
Firmenich, es en realidad lo que le cuenta a Firmenich que le contó a
"Fernando". O sea, a su compañero, Fernando Abal Medina, casualmente,
otro montonero emblemático., Con este detalle, ignora, entre otras cosas, los
valores morales que regían la relación de cualquier pareja montonera. La
militancia era un proyecto de vida, habría que explicarle al señor Nedich. Las
relaciones entre cuadros o militantes eran precisamente eso, y no relaciones
entre reventados al mejor estilo de los personajes de Jorge Asís y sus Flores
robadas en los jardines de Quilmes, si bien a veces se imponía el factor humano
(fidelidad versus cuernos, esas cosas).
Nedich ha
aclarado alguna vez que su libro es una novela, que todo lo que ocurre allí no
ocurre en la realidad y otra serie de disparatadas disquisiciones que no
conducen absolutamente a ninguna parte ni pueden explicar lo inexplicable. Sin
embargo, también ha dicho que antes de largarse a escribir El Pepe Firmenich,
su esposa se apareció en la casa portando una enorme pila de documentos y
bibliografía histórica sobre el tema.
Es evidente
que en la línea de autores como Nedich y Larraquy, entre otros, Norma Arrostito
no será la montonera emblemática, el bronce, el modelo de la combatiente dura,
comprometida y consecuente hasta el último día de su vida, sino que finalmente
pasará a la historia como la atorranta que se acostó con todo el batallón y aún
más, como una mujer con tal grado de perversión que es capaz de disfrutar la
violación a la que la somete un pervertido roñoso y grande como un camión en
medio de la mierda, pudiendo evitar ese ataque sexual.
Es innegable
la contribución de este tipo de textos a los intentos por borrar cualquier vestigio
de todo aquello, deslegitimando los altísimos valores y objetivos de los
militantes de los 70. Es innegable también, que los prejuicios sobre la
condición de mujer afloran en este tipo de bibliografía matizados con los
ratones que alientan en ciertos varones una velada atracción por el altísimo
perfil de la figura femenina más importante de la que fuera considerada la
guerrilla urbana también más importante de América Latina y segunda en el
mundo.
En cualquier
caso y volviendo a Agresti, esa orquestada omisión de la causa, tiene su
contrapartida en quienes conocieron a Arrostito durante su militancia y en sus
compañeros de cautiverio dentro de la ESMA..."