Un hombre amish (esa comunidad
religiosa norteamericana que vive apartada de la sociedad) sale por primera vez
a la calle junto con su hijo, y se deciden a visitar un shopping. Asombrados,
miran todo lo que se les pone ante los ojos, y en un momento se detienen ante
las puertas corredizas de un ascensor.
-¿Qué es esto, padre? -pregunta el
chico, maravillado.
-No lo sé -responde el hombre-. Jamás
vi algo así en mi vida.
Mientras ambos miran con los ojos muy
abiertos el frente del ascensor ven llegar a una anciana caminando lentamente
con su bastón. La mujer entra en el ascensor, acciona un botón, las puertas se
cierran, y padre e hijo observan cómo unos pequeños círculos luminosos con
números, ubicados sobre las puertas, se van encendiendo sucesivamente. Luego,
después de que esos mismos círculos se vuelven a iluminar, pero en el sentido inverso,
las puertas se abren y sale del interior una rubia espectacular de pechos
prominentes.
El chico se queda pasmado y le vuelve
a preguntar al padre:
-¿Pero... qué pasó?
-No lo sé -dice el padre, también
maravillado-. Pero andá a llamar ya mismo a tu mamá.