Manolo decide podar los árboles de su
jardín, y va a una ferretería a comprar una sierra. Le pide al vendedor que le
recomiende cuál es la mejor y éste le muestra una moderna motosierra. Y le
dice.
-Mire: ahórrese horas de buscar y
elegir; ésta es la mejor, sin dudas, la más moderna, y con ella podrá cortar
cien ramas por día.
Manolo se deja convencer y compra la
motosierra. Vuelve con la herramienta a su casa, y de inmediato pone manos a la
obra. Sin embargo, pese a la promesa del vendedor, al cabo de la tarde sólo
consiguió podar un par de ramas. «Mañana me levanto temprano y empiezo a
podar», se dice antes de ir a dormir. Al alba se despierta, toma la motosierra
y comienza la tarea, pero a media tarde apenas había conseguido cortar cuatro
ramas más. Recordando la promesa del vendedor, regresa a la ferretería a
reclamar:
-Ea, que tú me prometiste que podaría
al menos cien ramas diarias, y esta porquería no es capaz de cortar ni cinco...
El vendedor toma la caja, saca la
motosierra, la mira, y dice:
-Parece estar todo bie... Vamos a
encenderla...
Y le da arranque. Manolo,
sobresaltado, grita:
-¿¡Qué es ese ruido!?