Un día, Javier llama a su madre Sara.
-¡Hola, mamá! ¿Cómo estás?
-Y, acá andamos... Estoy bien, yendo al
club, me vi con las chicas en yoga... Lo único que me siento medio debilucha...
-¡Uy, mamá, no me asustes! ¿Y qué te
pasa, viste al médico?
-No, no me hace falta ningún médico...
Si yo sé lo que me pasa, ¿para qué quiero médico?
-¿Y qué te pasa, según vos?
-Estoy muy débil por falta de
alimento.
-¡¿Qué?! ¿Te falta comida, no te dejé
plata la última vez que nos vimos para todos tus gastos?
-Sí, pero hace seis días, cuatro horas
y 26 minutos que no como...
-¿Y se pude saber por qué no comés
hace seis días, cuatro horas y 26 minutos?
-Porque hace seis días, cuatro horas y
26 minutos que no me llamás... y no quería que cuando volvieras a llamarme me
encontraras con la boca llena...