Un señor entra a un restorán de barrio
y pide el menú. La moza le informa:
-El plato del día es hamburguesas
caseras con puré mixto, y de postre, café con rosquitas dulces.
El hombre acepta la sugerencia, y la
chica parte con el pedido. Al rato regresa con el plato; dos hamburguesas y una
bocha de puré mezcla de papa y zapallo. Empieza a comer, y al primer bocado
siente algo raro en su boca. Se mete los dedos y entre los pedazos de carne
molida saca un pelo, y otro más. Llama a la moza y le dice, de mala manera:
-¿Se puede saber por qué me
recomendaste este plato? ¡La hamburguesa está llena de pelos! ¡Ya mismo me
llevás a la cocina, porque quiero ver en qué condiciones se hace la comida!
La chica obedece, entran a la cocina y
-para horror del comensal- ve que el cocinero (un gordo sudoroso, ataviado sólo
con un delantal roñoso) toma un puñado de carne picada y la aplasta en su axila
para formar la hamburguesa. El comensal no puede reprimir la náusea y grita:
-¡Pero esto es repugnante!
Y la moza le responde:
-¿Le parece? Espere a ver cómo hace
las rosquitas...