Un médico llega a una tribu en
África a atender un puesto sanitario. Al cabo de cuatro meses de solitaria
vida, el médico se acerca al jefe de la tribu y le dice: «Perdón, gran jefe,
¿cómo hace aquí en esta tribu un hombre que tiene bueno... digamos ansias
sexuales?».
El jefe le dice: «Aquí, doctor, imposible. O la mujer está casada o
es desollada viva si es soltera y tiene un acto de amor».
El médico insiste y
el gran jefe le expresa en voz baja: «Repito, doctor, aquí, imposible.
Pero los
jóvenes solteros van hacia allá, por ese camino a la mula blanca. Vaya y me lo
va a agradecer». El hombre emprende el camino. Transita dos kilómetros y al
llegar junto a un río ve una mula blanca y una cola de 60 indios negros.
No
termina de asombrarse cuando, a coro, le dicen distintas voces: «Adelante,
doctor, usted primero.
Usted es el extranjero recién
llegado a nuestra tribu. Pase, pase».
El médico duda, pero al final avanza al costado
de toda la fila hacia un negro que sostenía la mula blanca. Va el doctor, se
zambulle sobre la mula y satisface su necesidad sexual. Luego el negrito que
sostenía la mula le dice: «Pero no Doctor, no, no. La mula es para cruzar el
río.
El quilombo está en la orilla de enfrente».