Dos enanos, compañeros de trabajo y
amigos, deciden irse de vacaciones a Mar del Plata.
En el bar del hotel conocen
a dos bellas señoritas, y después de charlar un rato, cada uno de ellos se
lleva a una de las chicas a su cuarto.
El primero de ellos no consigue alcanzar
los requerimientos fisiológicos necesarios para satisfacer a su compañera
ocasional, y esto le causa una enorme depresión.
Sentimiento que se multiplica
cuando escucha a su amigo que, en la habitación contigua toda la noche grita
«¡Uno, dos, tres, aaaahhhh; uno, dos, tres, aaaaaahhh!».
A la mañana siguiente
se encuentran para desayunar y el segundo enano le pregunta al primero cómo le
fue.
-Mal, amigo: no conseguí una erección
como la gente...
-¿Y a vos te parece malo eso? Yo ni
siquiera logré subirme a la cama...