Los matutinos porteños destinan amplios espacios a la medida de fuerza realizada ayer por las centrales sindicales opositoras al Gobierno nacional, al que le plantearon una batería de reclamos. Casi todos los medios arrancan sus extensas coberturas con el impacto del paro y con las voces de los líderes de la manifestación: Hugo Moyano y Pablo Micheli.
Clarín y, en menor medida, La Nación lucen una postura favorable a la manifestación contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, cuestionada por Página/12 y por Ambito Financiero. (Ver en Además las coberturas sobre las reacciones entre los opositores y sobre el impacto del paro en las distintas provincias).
Clarín despliega entre las páginas 3 y 16 su cintillo “Otra protesta contra el Gobierno”, y abre con el título “Fue masiva la huelga y el reclamo contra el Gobierno”. Remarca que “Hubo bloqueos en los principales accesos a Capital. Se sintió con fuerza en el Interior y tuvo una lata adhesión en el campo”, y considera que, a “12 días de la histórica protesta del 8N, se consolida un nuevo escenario”. Además, el diario subraya que el “paro se sintió con fuerza en casi todos los sectores”, y se hace eco de Moyano, que “se mostró eufórico y ya planea más paros, pero en 2013”.
La Nación destina 7 sábanas completas a su informe, editado bajo el cintillo “Huelga nacional”. Inicia su cobertura con el rótulo “Los gremios opositores pararon gran parte del país y la Presidenta denunció ‘un apriete’”, y agrega que la “ciudad estuvo casi vacía, a raíz de los piquetes en los principales accesos y a la falta de trenes”. Además, el diario destaca que, “Con aliados, Moyano revalidó su poder”, y que “Micheli evitó la Plaza de Mayo, pero celebró la contundencia de la huelga”, y añade que “La izquierda jugó un papel destacado”.
“Paro con la sensación de ciudad bloqueada”, así titula Página/12 la nota principal de su cobertura de seis planas, aglutinadas bajo el cintillo “El día de los cortes”. Según Página, “Por los bloqueos, hubo poca actividad en la ciudad. Se registraron incidentes en bares de Avenida de Mayo. Moyano y Micheli consideraron la jornada ‘un éxito’”.
En sintonía con Página, Ambito resalta que “El paro del aparato y piquetes tuvo mayor impacto en Capital”, y alerta sobre “Cortes, tránsito caótico y escraches”. También se hace eco de una “Amenaza de Moyano: ‘Si no hay respuestas, habrá más medidas”. Desde otro enfoque, su colega El Cronista destaca que “Moyano y Micheli paralizaron la Ciudad y suben la apuesta en la pelea con el Gobierno”, y sintetiza que “El primer paro general en la era K tuvo su fortaleza en el transporte y los bancos. Hubo piquetes. Fuerte reclamo para que Cristina atienda la voz del silencio de la calle”.
La Presidenta instala su rechazo al “apriete”
Los diarios incluyen, en sus vastas coberturas sobre el paro, la reacción de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Clarín edita en la página 9 la postura presidencial. Bajo el título “Cristina: ‘A mí no me corre nadie y menos con amenazas”, el diario indica que la mandataria “consideró que la huelga general fue un conjunto de ‘aprietes y amenazas a los trabajadores’”, y agrega, a través de Leonardo Mindez, que Cristina Fernández había “bajado línea” antes a sus funcionarios para que “hicieran hincapié en los piquetes y algunos actos violentos para descalificar la huelga ante los medios”.
La Nación amplifica la misma frase de la jefa de Estado: “‘A mí no me corre nadie, y mucho menos con patoteadas’”, y también resalta que “El Gobierno no piensa hacer las concesiones que le piden”. Según Mariana Verón, la “Presidenta calificó ayer el paro como un hecho de ‘apriete y amenaza’ y pidió no hablar de ‘huelga o piquete’”.
Página/12 se hace eco de la frase “‘No fue una huelga, fue un apriete y una amenaza’”, formulada por Cristina Fernández, que “utilizó el acto de ayer por el aniversario de la Vuelta de Obligado para criticar la medida”. En tanto, Ambito anuncia que, “Entre críticas y recuerdos, Cristina habló de ‘aprietes’”; y El Cronista interpreta que “Cristina acusó recibo: A mí no me corren con amenazas o matones”.
Analistas políticos miden el impacto de la protesta sindical
Con la excepción de Ambito Financiero, el resto de los matutinos relevados publica columnas de sus analistas políticos.
Clarín es el diario que publica mayor cantidad de notas de opinión. El jefe periodístico del diario, Ricardo Kirschbaum, encabeza su columna con el título “El impacto de la protesta gremial”, y plantea que “Cada vez que el gobierno le baja el precio a algún hecho es porque el impacto que provocó ha sido muy grande”. Según Kirschbaum, la Presidenta se mostró con “un tono airado, mlesta, revelando que la protesta gremial opositora había sido contundente”. En tanto, Eduardo van der Kooy remarca que “Cristina va profundizando su aislamiento”, y advierte que el “kirchnerismo ha sabido desarrollar, como nadie en democracia, los aprietes, las amenazas y las extorsiones”. Además, Ricardo Carpena habla de “Un paro que exhibió la atomización del sindicalismo y el impacto de los piquetes”, e Ismael Bermúdez hace foco en los “Impuestos al salario, detrás de la protesta”.
En La Nación, Joaquín Morales Solá vuelve a mostrar coincidencias con su colega Van der Kooy. Bajo el título “El alto precio del aislamiento”, Morales Solá considera que el “reclamo de una mayoritaria clase media el 8-N se convirtió ayer en el reproche de importantes franjas de trabajadores. La Presidenta está pagando el precio de sus aislamiento”. En su editorial principal, titulado “El peor método para un pedido tan justo como desoído”, La Nación opina que la “huelga general dista de ser el mecanismo apropiado en una democracia, pero obliga al Gobierno a escuchar las demandas y a una profunda autocrítica”.
En Página/12, Mario Wainfeld sostiene que, “Rotos todos los puentes con algunos de los líderes de la protesta de ayer (con otros nunca los tuvo), su reto (el del Gobierno) es atender a la base social que, en parte, expresaron. Hasta ahora, de nuevo, ningún gobierno ulterior al segundo de Juan Domingo Perón los representó mejor”.
En El Cronista, el director Fernando González indica que la “primera medida de fuerza general contra el kirchnerismo lució masiva en las grandes ciudades y desnudó, en forma dramática, el tobogán descendente por el que se desliza la popularidad de la Presidenta”.
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