A propósito de la histórica novedad que nos brindó el Poder Judicial (gracias Servini de Cubría por la alegría)
El siguiente es un relato que sirve para recordar el contexto de este crímen de lesa humanidad:
Cuando
a veces la Nochebuena no es una noche de paz
Lucas
León Simón
26-12-2011
Nochebuena
de 1936. Un convoy formado por once camiones de campaña transporta en dirección
a Bailen a republicanos de los pueblos de Montoro, El Carpio, Villa del Río y
Bujalance que ante el avance de los llamados “nacionales” se ven obligados a
abandonar sus hogares. En su mayoría son mujeres no combatientes, menores de
edad y ancianos.
No
transportan armas y si un enorme desaliento, miedo y angustia sobre su futuro.
Mal pertrechados, con hambre y frio insuperables se alejan de sus hogares que,
de seguro, serán asaltados y objeto de rapiña por los leales al régimen
triunfante.
En
su severa penitencia, a la altura del pueblo jienense de Villanueva de la
Reina, avistan a la aviación nacional que, de inmediato, comienza un incesante
bombardeo, a pesar de la bandera de la Cruz Roja Internacional que ondea en el primer
vehículo del convoy. En una “gloriosa acción de armas” los valientes pilotos de
Franco y su puta madre, en pocos minutos tienen volcados y humeantes a los once
vehículos y un reguero de mal heridos entre el depauperado olivar. 23 niños
muertos, más de 50 gravemente heridos y 17 adultos, en su mayoría ancianos,
despanzurados entre el asfalto y las eras arcillosas.
Mi
hermano Manuel, de 4 años de edad está indesmentiblemente muerto. Llevaba un
grueso jersey de lana de color azul, que resultó impotente ante la metralla. Su
mundo eran las pelotas de trapo y los camiones de madera. Nada sabía de la
“gloriosa cruzada de salvación nacional”.
Durante
décadas mis padres no celebraron ni la nochebuena ni la navidad. Yo nací once
años después y durante mucho tiempo, en nochebuena, solo atisbaba sollozos,
lágrimas y un sano odio mal contenido.
Nunca
olvidaron aquella “nochebuena” y quedaban mudos cuando alguien les deseaba
felices pascuas. El cuerpo de mi hermano de 4 años no ha sido localizado, está
enterrado en una cuneta de la vieja carretera de Villanueva de la Reina a
Bailén junto al de otros 40 seres humanos para los que no hubo ni “paz” ni
“buena voluntad” en aquella nochebuena y en las 75 siguientes.
He
hecho innumerables gestiones antes los alcaldes del PSOE de Villanueva de la
Reina. Nunca ninguno ha querido saber nada. Uno llegó a decirme que: “el muerto
al hoyo y el vivo al bollo”. Pues eso, que se quede con su bollo. O mendrugo.
Esta
mañana, como cada nochebuena, he visitado las tumbas de mi padres en el
cementerio de San Rafael de Córdoba. Y hemos renovado nuestra alianza. Ni
perdonamos, ni quisimos perdonar, ni perdonaremos a los asesinos de niños y
libertades.
No
hay ni una simple placa, ni un simple monolito que recuerde que una nochebuena
de hace 75 años, en un olivar andaluz, no hubo ni esa paz, ni ese amor, ni esa
buena voluntad que dice y pregona su mensaje cristiano.
No nació un niño,
murieron 23.
http://lucasleonsimon.wordpress.com/2011/12/24/cuando-a-veces-la-nochebuena-no-es-una-noche-de-paz/