jueves, diciembre 29, 2011

Bignone, Prats festeja desde el cielo tu nueva condena



¿Quién es este general nacido en Morón en 1928, llamado Reynaldo Benito Antonio Bignone Ramayón?

El nombre de Bignone comenzó a sonar en la prensa en 1974, a partir de un atentado que aún hoy permanece confuso: la muerte del general chileno Carlos Prats y su esposa Sofía Cuthbert en la madrugada del 30 de septiembre de 1984, cuando colocaron una poderosa bomba en su automóvil.

El poder del explosivo fue tal que el techo del auto voló hasta la terraza de un edificio vecino, a ocho pisos de altura, en la calle Malabia del barrio de Palermo.
Bignone estuvo a cargo de la seguridad del general Prats.

Prats fue jefe del Ejército chileno durante el gobierno de Salvador Allende y, temiendo por su vida, se exilió en Buenos Aires.
Un ex agente de la Dirección de Inteligencia chilena, DINA, la policía política de Pinochet, llamado Enrique Lautaro Arancibia Clavel fue, hasta el momento, el único acusado.

Mediante la investigación judicial pudieron establecerse puntos de contacto entre el atentado contra Prats y los asesinatos del ex canciller chileno Orlando Letelier en Washington y el dirigente demócrata cristiano Bernardo Leighton en Roma.

Bignone era, en 1974, coronel del Estado Mayor del Ejército. Declaró ante los estrados judiciales que conoció al general Prats pero no así a su esposa, y que nunca estuvo en la casa de la calle Malabia 3.351. Recordó que cuando el matrimonio Prats llegó a la Argentina, en 1973, el general Perón dio la orden al Ejército de ayudarlo, orden que recibió el general Carcagno y esas directivas de concretaron a través del entonces ministro de Economía José Ber Gelbard quien le consiguió a Prats un empleo en Cincotta S.A., una de sus empresas, y le alquiló un departamento.

Bignone declaró que en esa época se desempeñaba como Secretario del Estado Mayor y, entre otras tareas, le correspondió ocuparse de pagar el alquiler del departamento de Prats.
Recordó que luego de un tiempo Prats fue a verlo aduciendo que había recibido una llamada telefónica con amenaza de muerte, mostrándose afligido, y que en aquella oportunidad él minimizó la cuestión con la intención de tranquilizar a Prats, pero luego habló con el Jefe de Inteligencia del Ejército y a partir de allí se le proporcionó a Prats custodia policial, pero no podía asegurarlo.
También expresó Bignone que en esa época el Ejército no brindaba seguridad a nadie fuera de sus instalaciones y su personal.




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