miércoles, diciembre 28, 2011

Para conocer algo de la trastienda...


 Las siempre recomendadas Charlas de Quincho

Ambito Financiero -Lunes 26 de Diciembre de 2011

Navidad inusual para la Presidente, no por la zona del país donde transcurrió, sino por el domicilio y el menú elegidos. La mandataria comienza pronto una trajinada agenda de giras por otros países: en el primero que visitará hablará de dos túneles. También hubo agitación en la numerosa fracción del Gobierno que simpatiza por una casaca, para lograr el conchabo de un veterano técnico. En esa gestión resurgió una vieja pregunta: ¿de quién era hincha Juan Perón? En tanto, la provincia tendrá un enero mucho más futbolístico que artístico: dos cantantes (uno español, otro argentino-venezolano) cancelaron sus presentaciones en Mar del Plata, quizás porque no hay elecciones a la vista. Veamos.

Navidad con cambios y con un regalazo para la Presidente; modificó su costumbre de permanecer en su casa de Río Gallegos todo el fin de semana con íntimos y algún asistente para cenar el viernes en casa de su cuñada Alicia para celebrar con hijos y sobrinos el nacimiento de Néstor Ricardo, hijo de Natalia Mercado, que es a su vez hija de la ministra de Desarrollo y su exmarido, el sindicalista «Bombón» Mercado. Junto a su hijo Máximo y la novia Rocío ordenaron un catering de sándwiches de lomo y gaseosas para esa reunión que cambió hábitos de Cristina de Kirchner cuando viaja al sur y elude compromisos de agenda. Igual pudo desentenderse de asuntos que arrastró en la semana, como el duelo por la muerte de Iván Heyn cuando compartían comitiva en Montevideo -algo irremediable como toda tragedia-.

Sí parece remediable la soltura de lengua de algunos funcionarios que enredan a un Gobierno al que no le faltan entuertos; en ese punto recibió la Presidente un regalo de parte de José Sbatella (jefe de la UIF, oficina antilavado del Ministerio de Justicia): prometió que no va a volver a hablar. Costó hacerlo callar y tuvo que actuar Florencio Randazzo para desmentir que las nuevas normas contra el terrorismo pudieran aplicarse a los mensajes periodísticos. En la semana de mayor calor en la relación con algunos medios que se recuerde desde la sanción de la Ley de Medios Audiovisuales

-Papel Prensa, cruce de acusaciones por la intervención a Cablevisión-, se le ocurrió a este funcionario esta interpretación. Le llamaron la atención desde la Casa de Gobierno varias veces y estuvo al borde de la renuncia, un daño que tampoco podía permitirse el Gobierno por la delicada materia que atiende este «Pepe» al que nadie podía callar. Cuando lo llamaron al orden, explicó que él quería enfrentar las críticas de la izquierda de adentro y de afuera del Gobierno. Estos sectores -con Raúl Zaffaroni de vocero- decían temer que las normas antiterrorismo se aplicasen a piqueteros y otros alborotadores sociales. Él intentó decir que si era así, también se podían aplicar a lo que llama él «la derecha», donde incluye a banqueros y a periodistas. Un exceso en el blindaje que buscó Sbatella para que no lo acusasen de antipiquetero, algo que nadie hizo, y de conservar la protección de ala izquierda de la alianza de Gobierno.

Hizo enojar a todos y le empañó la fiesta navideña a toda la cúpula del Gobierno, que tiene en estas horas que andar explicando que la nueva ley sólo duplica penas a delitos que existieron antes. Como ese sector izquierdista que busca convertir al GAFI (ente internacional antilavado) en un ariete del imperialismo -algo que sostienen también los lavadores de dinero, a quienes Sbatella presumiría están a la derecha de la pantalla-, el Gobierno puso en la nueva norma una aclaración de que esas penas antiterrorismo no se aplican a quien reclame por derechos humanos o garantías constitucionales. Con eso, más que aplacar a los críticos, los enardeció más. Para los puristas del derecho, era redundante que el Código Penal garantice garantías ya existentes en la Constitución, pero Cristina de Kirchner -aun admitiendo eso- reclamó la aclaración para cerrarles la boca a los críticos.

Pero funcionó al revés, porque esas menciones enojaron más a un Zaffaroni que dijo que la norma es un disparate. Pese a lo dicho por esta voz tan apreciada en Olivos, la Presidente hasta anoche pensaba promulgar la ley sin veto alguno. Si lo hubiera hecho, sería para retocar en el texto la palabra «terrorismo», vocablo que eluden otros países que huyen de esas generalizaciones que surgen de la dificultad de definir al «terrorista» (¿una raza, una profesión, una manía?) y «terrorismo» para usar la idea de «acto terrorista», es decir, limitar la aplicación de terrorista a un hecho individual y no a una conducta genérica. El silencio de Sbatella, aunque costase movilizarlo a Randazzo en una incursión disciplinaria, es un buen regalo de Navidad para la Presidente y el Gobierno.

El regreso hoy a Buenos Aires tiene para la Presidente asuntos de más nervio y con color global, algo que le gusta porque sabe que mostrarse en asuntos internacionales la protege de críticas -la oposición casi nunca objeta los issues globales del Gobierno, más aún, lo apoya como en Malvinas o antivalado-. Primero debe atender la agenda de viajes de 2012 que se inicia en la tercera semana con la postergada invitación a Chile. La marea anti-Piñera se tranquilizó y ya no produce daño exhibirse con el presidente chileno, cuyo prestigio llegó a caer en el peor momento de la pelea con los estudiantes al nivel más bajo de toda la era democrática de ese país. Lo que movió a la Presidente a evitar ese roce fue algo más delicado y en lo que creyó conveniente proteger a Piñera: la oposición reclama por una reforma educativa en Chile entonando el nombre de Cristina y pidiendo «educación como en la Argentina». Eso lo tuvo que padecer el mandatario cuando vino al acto de jura presidencial en el Congreso y una barra le pidió «educación popular» como si estuvieran en Chile. Enojó a Piñera, más que los invitados a esa jura no fueran agasajados, por ejemplo, con una cena de Estado, que el cantante oficialista Ignacio Copani dijera esa tarde de la jura desde el escenario montado por el Gobierno que «en Chile se fue Pinochet, pero hay cosas que no han cambiado».

Pero ahora Cristina va a Chile y tiene anotados dos temas para destrabar; la obra de Aguas Negras, por la que empuja el gobernador José Luis Gioja porque sale de su provincia, San Juan, y el del paso Libertadores, emprendimiento faraónico del grupo Eurnekian que está más demorado. No sólo por el monto, sino porque hasta ahora el Gobierno chileno se ha resistido a otorgar los avales al endeudamiento de los emprendedores, algo que tiene que pasar por el congreso de Valparaíso. El paso de Aguas Negras caminará rápido -Cristina hará anuncios sobre eso en Chile el 24 y 25 de enero-, pero sobre el otro túnel resta un capítulo de negociación que, según los funcionarios que llevan el tema en el Gobierno argentino, tiene que ver con la falta de experiencia de los chilenos en empresas binacionales, algo que en la Argentina es ya común, como Yacyretá o Salto Grande. Los chilenos de Piñera a veces se muestran reacios a firmar lo que para ellos sería una cesión de soberanía a un ente binacional, es decir, a la Argentina. Pero confían los amanuenses en que se destrabará antes del viaje presidencial.

El embajador en Chile, Ginés González García, es uno de los organizadores de esa excursión, pero sus afanes de la semana que pasó, además de pasar la Navidad en su terruño de San Nicolás, tuvieron que ver con algo que ningún funcionario del ala racinguista, que es inmensa en este Gobierno, admitirá: trabajar para capturar al «Coco» Basile como director técnico de esa casaca, algo que creen podrán formalizar entre hoy y mañana. Antes, los operadores del racinguismo de Estado (que va de Julio Alak a Máximo Kirchner, pasando por Guillermo Moreno, Alejandro Vanoli, Luis Bontempo, Chacho Álvarez, Alicia Kirchner, Ginés y Diego Bossio) intentaron -como todos los clubes argentinos- convencer a Carlos Bianchi, que existe por decir que No a las ofertas. Encerraron a Basile en la parrilla que él frecuenta -La Raya, en Palermo- y han terminado de convencerlo. Que haya aceptado el «Coco» es más importante para el Gobierno que el silencio de Sbatella o el túnel a Chile. La buena posición que alcanzó en el último torneo ha hecho revivir al racinguismo kirchnerista que busca en las entrelíneas del libro de memorias que acaba de sacar Antonio Cafiero constancias sobre si Perón era o no de Racing. La leyenda decía que sí, pero Antonio ha dicho que alguna vez el fundador del peronismo era de Boca de Juniors.

Uno de los racinguistas más encumbrados del Gobierno dice poseer constancias decepcionantes. Tendría testimonios de Ramón Cereijo, expresidente de Racing, de que, en realidad, a Perón nunca le interesó el fútbol ni ningún otro deporte competitivo. Le gustaban la esgrima, el boxeo, los caballos, pero no el balompié. Quienes lo conocían en serio dicen que en realidad las simpatías de Perón iban hacia Tigre, pero que Eva Perón repetía que era de Boca porque era el equipo más popular. Los más ortodoxos se atan al testimonio de Manuel Urriza (uno de los tres confidentes de Perón en Madrid junto con Juan Manuel Abal Medina y Julián Licastro), que en sus memorias cuanta que una vez estando en Puerta de Hierro le dijo: «Qué lindo sería, Urriza, estar en la Argentina e ir a ver a Racing». Este club, dicen los hermeneutas, era tradicionalmente del conservadorismo, mientras que Independiente era más de los radicales y se entiende que Perón, siendo un conservador («como todo mitrista, lee La Nación recién por la noche», dijo de él un entornista), fue comprensible que admitiese, en vida, que al estadio de Racing le pusieran su nombre.

De la agenda global forma parte el relanzamiento de la campaña mundial de reivindicación de la soberanía en Malvinas que será el eje del Gobierno en 2012, aniversario 30 de la guerra de 1982, y que incluye la reposición del embajador en Londres y la designación de uno o dos embajadores itinerantes exclusivamente dedicados a esa campaña. Aunque nadie mira para ese lado, el representante en la ONU Jorge Argüello es hasta ahora el bastonero de esa movida. Dedicó buena parte del desempeño que termina ahora como representante en la ONU a viajar por el mundo para dar conferencias sobre Malvinas. Además, este Argüello consigue cosas que nadie logra, como que el embajador de Gran Bretaña en la ONU vaya a una cena de despedida por el pase a Washington del argentino y que además se saque fotos con él.

Fue en una recepción que se llevó a cabo en la sede del Consulado Argentino en NY y que reunió a embajadores y cónyuges de los distintos países acreditados para despedir a Argüello de esa ciudad, a la que asistieron el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el presidente de la Asamblea General y el qatarí Nassir Abdulaziz al-Nasser con sus respectivas esposas que fueron a la sede argentina, un imponente edificio a metros de la Quinta Avenida, para disfrutar además de unas melodías tangueras que ofrecía una pequeña orquesta de músicos argentinos. Entre los que se acercaron a despedir a Argüello se pudo ver al embajador británico Sir Mark Lyall Grant, quien, pese a las tensiones por caso Malvinas de la última semana, no dejó de concurrir para estrecharle la mano. El inglés no se perdió la oportunidad, además, de disfrutar de unas buenas empanadas argentinas con vino Malbec y eso le costó la foto que algún colega celoso de la diplomacia británica se va a ocupar de cobrarle caro.

Algo cambia en el sciolismo; no hubo fútbol este fin de semana, Daniel Scioli redujo su actividad en el «weekend» navideño a la asistencia anoche a la misa de la catedral de La Plata, además de la celebración familiar en La Ñata, que coincidió con el cumpleaños del padre de Karina Rabolini. (Difícil festejar cumpleaños en estas fechas, se confunden los brindis, se reciben menos regalos porque los familiares hacen doblete, de cumpleaños y por Navidad; les pasó el fin de semana a dos políticos del ala más pía, a Jorge Bergoglio y a Santiago de Estrada, que cumplieron años el pasado 17 de diciembre. El primado cumplió los 75 que le imponen la jubilación como arzobispo de Buenos Aires.) Esos cambios parecen acompañados por algún signo de los tiempos, como la suspensión del viaje a la Argentina de Julio Iglesias, que iba a acompañar al gobernador en su cumpleaños el 13 de enero próximo en Mar del Plata.

Este nuevo clima se produce bajo señales de chispas con sectores kirchneristas de la nueva gobernación, que jalean banderas mariottistas para diferenciarse del gobernador. No es algo nuevo para Scioli, que ya vivió cuando era vicepresidente los mismos nubarrones. A quienes lo vieron el fin de semana -dedicado al entrenamiento en fútbol 5- los tranquilizó como siempre con palabras que anotaron como si saliesen de un oráculo: «Toda relación nueva lleva tiempo, toda nueva relación se construye. Con Gabriel hablamos mucho más de lo que la gente conoce y entre nosotros no hay ninguna diferencia». Llama a los propios a que no se compren fabricaciones periodísticas que buscan mejorar posiciones de terceros girando en descubierto sobre el gobernador y su vice. Scioli comienza bajo esos auspicios de cambio la temporada alta, como todos los años, instalándose en la vidriera de la costa atlántica con sede en Mar del Plata. La ausencia de Julio Iglesias aporta otro cambio por-que tampoco viene Ricardo Montaner y no habrá recitales, como en el último verano, que era de campaña. Sí habrá mucho fútbol, porque el equipo de Villa La Ñata participará en enero en el polideportivo del puerto de Mar del Plata del hexagonal en el que competirán Boca Juniors, Peñarol de Montevideo, Independiente, el combinado de Alberto Samid de La Matanza, Pinocho (último campeón) y los naranjas de La Ñata.

Un cumpleaños, el del asesor de Ricardo Gil Lavedra, Osvaldo Pérez Sammartino, concentró a un grupo de abogados y dirigentes en uno de los últimos quinchos transversales del año, que juntó al camarista nacional electoral Alberto Dalla Vía; al exlegislador radical Jorge Enríquez; al arquitecto Hernán Vela, escudero de Hernán Lombardi; al exdirector de Parques Nacionales del Gobierno de la Alianza, Marcelo López Alfonsín; Andrés Borthagaray, otro arquitecto radical que se responsabiliza desde hace años de la planificación de la Ciudad de Buenos Aires; y al presidente de la Cámara de la Minería, Martín Dedeu, entre otros, en la parrilla del club CUBA, aledaña al velódromo porteño.

Hubo cruce de información sobre los tentáculos del macrismo que se dedican a recoger heridos de todos los partidos, pero principalmente de la UCR y el PJ. Eso es lo que festeja casi diariamente, decían mientras terminaban con la entrada de molleja, Mauricio Macri, quien se ha convencido de que debe apurar la captura mientras los derrotados del 23 de octubre no salgan del estado de convalecencia. En la mesa chica del macrismo, contaron, hay críticas a ese método porque la captación de un dirigente peronista o radical no asegura siempre que traiga votos de esos sectores. Se preguntaron también por el destino de la investigación que se ha abierto en Santa Fe sobre la responsabilidad del exdefensor provincial y hoy aliado del macrismo desde una banca de diputado, Norberto Nicotra, por haber contratado mientras ocupaba el primer cargo a dos militares ya detenidos por sus presuntas responsabilidades en delitos cometidos en la represión clandestina de las guerrillas.

Nicotra estuvo, de paso, en una pollada que ofreció el cómico y excandidato a gobernador del macrismo a la gobernación Miguel del Sel, en donde esa pregunta se repitió. También se preguntaron si el periodista rosarino, que además es abogado, aceptará la oferta de ser legislador en el Congreso de Italia en representación de los emigrados -tiene ciudadanía italiana- algo que puede impulsar una nueva carrera política.

Otro argentino fue crucial en la actual Legislatura italiana: Esteban Caselli, senador, fue clave por su voto en su momento para la designación de Silvio Berlusconi. A los postres, Enríquez -como la mayoría de los presentes, egresado del Nacional de Buenos Aires- contó que el ente Cassaba que preside en extinción ya ha repartido $ 22 millones de aportes que se hicieron en esa caja de jubilaciones entre 55 mil abogados. Le quedan por repartir otros $ 6 millones entre otros 10 mil abogados que adelantaron dinero para esa caja para abogados porteños que creó el ibarrismo y que se disolvió cuando Enríquez ganó las elecciones prometiendo que la cerraría. De esa caja quedarán unos 90 beneficiarios que cobrarán pensiones y jubilaciones hasta que se mueran, para lo cual la Cassaba le tiene que dar $ 8 millones al Gobierno de Mauricio Macri, si el kirchnerista Tito Nenna (legislador y sindicalista de la educación) destraba la ley para hacerlo.

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