Palestina en la UNESCO.
En el futuro próximo la efemérides del 31 de octubre se referirá
seguramente a un hecho poco banal.
Se dirá, que ese día de 2011, en que el
mundo superaba los 7.000 millones de habitantes, Palestina se convertía en el
195 Estado miembro de la UNESCO, primer organismo de las Naciones Unidas al que
accede Palestina como Estado. La UNESCO con esta decisión impulsa a olvidar el
poco glorioso rechazo del reconocimiento por parte del Consejo de Seguridad, en
septiembre, del Estado palestino.
Quienes oigan esta efemérides advertirán igualmente cuales
fueron los países que rechazaron apoyar a Palestina en tan memorable fecha.
Entre esos países están Togo, Costa de Marfil, Camerún y otros países africanos
que se abstuvieron. Los medios estatales de esos países justificaron la
abstención como la mejor estrategia para mantener las buenas relaciones con el
conjunto de las partes del conflicto palestino-israelí.
No hay ninguna duda de que la abstención de votar a favor de
Palestina es de por sí un apoyo acordado a Israel. Este último lo ha
comprendido muy bien. Un mes después de votar en la UNESCO, el “Mashav”, la
agencia de cooperación israelí otorgó a Togo mil y un favores. Las misiones
israelíes se suceden en Lomé, donde Israel acaba de nombrar un nuevo embajador.
La entrada de Togo en el Consejo de Seguridad de la ONU, como miembro no
permanente, no es un hecho ajeno a este súbito interés. Nada mejor que la
promesa de cooperación para mantener controlado a un país cuyo voto en el
Consejo de Seguridad puede ser decisivo para la independencia de Palestina.
La
jugada de Togo es equiparable a la de Marruecos, otro de los países africanos
recientemente ingresados en el Consejo de Seguridad. Pese a haber manifestado
su apoyo a Palestina, Marruecos votará en las Naciones Unidas, según la
situación del Sahara Occidental, último territorio ocupado en el continente
africano.
África se hallará entonces en el centro del futuro palestino
durante el próximo período del Consejo de Seguridad. Si bien resulta
reconfortante que ningún país africano haya votado contra la admisión de
palestina en la UNESCO, resulta igualmente inquietante señalar que una veintena
de países se abstuvieron o estuvieron ausentes durante la votación.
Lejos ha
quedado la época en la que se invitaba a Yasser Arafat a las reuniones de los
jefes de Estado africanos en la antigua Organización de la Unión africana
(OUA).
Las reacciones africanas se han debilitado frente a los continuos
crímenes sufridos por Palestina y la urgencia de liberar a Gaza. Es conveniente
por lo tanto recomponer los lazos entre África y Palestina en estos días en que
se cumple un nuevo aniversario de la masacre de Gaza.
Gaza, símbolo de la hipocresía de la diplomacia internacional
del siglo XX. Un fin de año más bajo embargo para esta ciudad, de miles de
sufrimientos, entrada para siempre en la historia. La historia de la
resistencia de un pueblo. La historia de la debilidad de la humanidad frente a
un genocidio. La historia del fracaso de las políticas y del coraje ciudadano.
Los miles de mártires caídos bajo los bombardeos y las balas de la operación
plomo fundido han conquistado más corazones que nunca a favor de la causa palestina.
Pero, ¿cuántos mártires harán falta aún para poner fin a un
asedio injusto? ¿Cuántos niños deberán morir para que los dirigentes entren en
razón, más preocupados por la pérdida del sillón presidencial que por el valor
de poner fin a una injusticia? Los reiterados fracasos desde 2009, de las
acciones ciudadanas pacíficas y de las flotillas humanitarias para liberar a
Gaza, no dejan más lugar a los palestinos que el de las acciones políticas
radicales. El martirio y las décadas de luchas palestinas han inspirado a las
revoluciones árabes-bereberes que veían en Palestina el ejemplo a seguir para
terminar con todas las opresiones y los imperialismos sufridos en la región.
Honrosamente han llamado
a sus rebeliones INTIFADA, como en Gaza.
Luego del episodio del soldado Gilad
Shalit y la difícil penetración en las Naciones Unidas, queda desear como votos
para el 2012, que los políticos tengan el coraje de devolver su dignidad al
pueblo palestino y que las luces de Janucá iluminen para Israel el camino de la
paz.