Es ella, es Cristina
Recuerdo que por aquellos años del 2003 cuando Argentina no tenía Nación, llegó Néstor Kirchner a ponerle luz a lo que estaba oscuro. Continuó Cristina Fernández, cuya frase de campaña era “profundizar el cambio” y lo está cumpliendo.
“Yo no lo inventé a Perón. Te lo digo de una vez, así termino con esta pulseada de buena voluntad que estoy llevando a cabo en un afán mío de liberarte un poco de tanto macaneo. La verdad: yo no lo inventé a Perón, ni a Eva Perón, la milagrosa. Ellos nacieron como una reacción a los malos gobiernos. Yo no lo inventé a Perón ni a Eva Perón ni a su doctrina. Los trajo, en su defensa, un pueblo a quien vos y los tuyos habían enterrado de un largo camino de miseria”.(*2)
Perón decía “solo la organización vence al tiempo. Y acá esta el Pueblo peronista organizado en un partido. Un partido que no pierde su concepción movimientista. Un partido que mira la realidad social y política a través de un prisma singular que es el prisma del trabajo. Pero como lo indica su historia y su naturaleza movimientista no se sectoriza ni sectoriza, sino que llama a través de ese eje convocante, que es su concepción nacional y popular, a todos los sectores y fracciones de la sociedad para integrarlos en un mismo proceso de desarrollo y de liberación nacional, conducido por la Presidenta.
Cristina demuestra día a día que puede, tal vez, afrontar coyunturas dispares con respuestas aptas para este tiempo. Pero sabe que lo que no puede hacer nunca es renunciar a su misión y que es la que representa el peronismo en la Argentina. Porque ni el radicalismo, ni el socialismo, ni los conservadores tienen a lo largo de la historia, y mucho menos ahora, la capacidad filosófica de competir con la del peronismo. Cristina Fernández no solo está triunfando en lo estratégico, sino que además la filosofía, la ideología y la doctrina peronista que enarbola son también triunfantes. Estos valores que defiende la presidenta difícilmente haya algún político con fundamento, primero, y con pueblo detrás, después, que los pueda discutir sanamente y mano a mano.
“En un país milagroso de rico, arriba y abajo del suelo, la gente muerta de hambre. Los maestros sirviendo de burla en lugar de hacer llorar porque estaban sin cobrar un año entero. ¡No! ¡Y todo vendido! ¡Y todo entregado! Yo sé que te da rabia que te lo repitan tantas veces, pero es que entristece también pensar que no lo querés oír. El otro día, en un discurso oí que decías refiriéndote a un gobierno de 1918: “Ya por ese entonces los obreros gozaban…” ¿De qué gozaban? ¡Los gozaban!, que no es lo mismo”.*
Cristina tiene, como el peronismo mismo, algo sin lo cual no se puede construir nada, aun en las mejores tecnocracias. La política para ella y el peronismo no es un problema de ingeniería, ni siquiera es un problema de expertos.
Ya se ha visto como les fue a esos ingenieros y a esos expertos, y a los que decían que podían con el peronismo porque tenían la mejor estrategia electoral, porque hacían encuestas, porque se creían superiores.
El peronismo tiene otro patrimonio para hacer política y es la comunicación con el Pueblo. Tiene otra cultura política, que es justamente la de interpretar lo que el pueblo quiere y en los momentos que ellos lo piden.
Por eso Cristina esta segura del porvenir y de la victoria. Tanto Néstor primero, como Cristina después no defraudaron al pueblo argentino. Han asumido este compromiso histórico que significó proponerle al país democracia con trasformación social y crecimiento económico, es la forma de decir en el siglo XXI: justicia social, independencia económica y soberanía política.
“Sí, yo sé que te fastidia que te lo recuerde. Es claro, pero vamos a terminarla de una vez. Porque yo no lo inventó a Perón ni a Eva Perón. Los trajo la injusticia que presidía el país. Porque a fuerza de hacer un estilo de tanto desmán, terminó por parecerte correcto lo más infame. Claro, a vos no te alcanzaba esa injusticia”.*
La Justicia Social fue la virtud fundante del Estado de Justicia, que el peronismo acorde con el espíritu de la época, fundó en la argentina de post guerra.
No estaba basado solamente en leyes, ni consistió únicamente en la redistribución de los ingresos o en mejores condiciones de trabajo o de protección social. Significó transparencia de poder y dignidad para los mas humildes, tal como lo expresaba el fuerte discurso de Evita. Larga décadas de persecución y ostracismo, tanto en los gobiernos seudo democráticos y liberales como en los de facto, permitieron la demolición del Estado de Justicia.
La tarea principal de Néstor y Cristina fue reedificarlo en medio de condiciones nacionales y foráneas totalmente diferentes. Venciendo primero la ideología neoliberal que imperó durante años que negaba entidad y la subordinaba al funcionamiento del mercado. Cristina interpreta y lleva a cabo muy bien aquellas enseñanzas de Perón, en el modelo argentino: “nuestro modelo político propone el ideal no utópico de realizar dos tareas permanentes: acercar la realidad al ideal y revisar la validez de ese ideal para mantenerlo abierto a la realidad del futuro”
“Te dejo. Con tu conciencia. ¡Perón es tuyo! ¡Vos lo trajiste! ¡Y a Eva Perón también! Por tu inconducta. A mí lo único que me resta es agradecerte el bien enorme que sin querer le hiciste al país. Gracias te doy por él y por ella, por la Patria que los esperaba para iniciar su verdadera marcha hacia el porvenir que se merece. ¡A mi ya no me la podés contar, Mordisquito!”*
Cristina representa al peronismo entendiendo que no es solo un partido político movido por menudos problemas electoralistas, sino que desarrolla una filosofía de fondo. No cree que por ello la sociedad pueda responder a un modelo cerrado, sino que está abierto, y que invita a construirlo entre todos. Al defender este proyecto, se defiende las banderas que Perón sembró en el alma de los argentinos.
Permítaseme involucrarme en estas últimas líneas. Somos lo que somos, hicimos lo que hicimos y haremos lo que tenemos que hacer. En octubre, mes histórico del peronismo, se juegan nuevamente los destinos de la Patria. Vamos por todo, como lo dijimos hace casi un año -después de la muerte de Néstor-, a todo o nada con Cristina. El 23 para algunos es una elección más en la historia de la política argentina, para nosotros es la vida.
Por Luciano Torres (*1)
(*1) De la redacción de Aluvión popular
(*2) Último texto leído por Discépolo el 10 de noviembre de 1951, un día antes de las elecciones que concluyeron con un triunfo arrollador de la fórmula Perón-Quijano, lo que probablemente explique el vehemente tono intolerante y antirradical.
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