Vestirse en el islam
- parte IV y final
Por Ricardo H. S. Elía
Observa Américo Castro que «...en la Argentina llaman tapado el abrigo de las mujeres, palabra que procede del “manto tapado”, mencionado por Tirso de Molina en El burlador de Sevilla (II, 101), y con el cual se cubrían aquéllas el rostro y la cabeza.
Multitud de comedias del siglo XVII contienen situaciones en las cuales se ven andar las mujeres con la cara cubierta (Tirso, La celosa de sí misma; Calderón, El escondido y la tapada, etc.).

Véase Celia del Moral: Arabes, judías y cristianas, Ed. Universidad de Granada,Granada, 1993; Caridad Ruiz de Almodóvar: La mujer musulmana. Bibliografía I y II, 2 vols., Ed. Universidad de Granada, Granada, 1994; A. Bouhdiba y M. Ma’ruf: Les differents aspects de la culture islamique. L’individue et la société en Islam, UNESCO, París, 1994.
Los perfumes
Otra práctica que se remonta a la Sunna, o sea las tradiciones y costumbres del Profeta Muhammad es la elaboración y utilización de perfumes no alcohólicos. Una narración de Ya’far as-Sadiq dice que «vestirse bien reduce al enemigo y perfumarse el cuerpo atenúa la tensión mental y las preocupaciones».


La influencia islámica en la moda europea
Valga la pena señalar que las influencias directas en la vestimenta medieval y renacentista de los ropajes islámicos trajeron como consecuencia la versión del al-burnús o albornoz en el hábito franciscano que constituía de por sí un llamamiento a la sobriedad en una sociedad fascinada por las telas lujosas.

Numerosos príncipes cristianos adoptaron las modas musulmanas, como el polímata Lorenzo Médici el Magnífico (1449-1492) —véase Fr. Babinger: Lorenzo il Magnifico e la Corte ottomana, Archivio Storico Italiano, Roma, 1963—, el favorito de Enrique IV de Castilla (1452-1474), Miguel Lucas de Iranzo, que cabalgaba «a la jineta, con aljuba morisca de seda de muchos colores» (cfr. Memorial histórico español, tomo VIII, p. 262, Madrid, 1853), o Ludovico Sforza (1452-1508), apodado “El Moro”.

El pintor Bernardino Betto di Biagio, conocido como “Pinturicchio” (Perugia 1454-Siena, 1513), entre los años 1491 y 1494, y por encargo del pontífice de origen español Alejandro VI (Rodrigo Borja o Borgia 1431-1503), decora seis salas de los Apartamentos Borgia del Vaticano donde destacan la suntuosa vestimenta islámica de los personajes.
El famoso duque René d’Anjou (1409-1480), autor de numerosos poemas y romances, llamado «el último de los trovadores», fue el principal devoto de la moda musulmana. Tenía 21 pares de zapatos turcos en su ropero y a menudo vestía una “túnica de sarraceno”. También tenía a su servicio a un paje musulmán (cfr. Libro Guiness de los récords 1492, Jordan, 1992, p. 139) ...(ver la continuacion en archivo pdf en http://www.islamoriente.com/ )
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