Quito, 4 de julio de 2012
Discurso para leer y coleccionar: del Presidente de la República del Ecuador, Rafael Correa Delgado en la reunión del Comité Especial de la CEPAL sobre Población y Desarrollo
Primero un gran abrazo a todas y a todos. Sinceramente no vengo la mayor parte de las veces a esta clase de eventos, la agenda presidencial es extremadamente intensa, pero me di tiempo para poder participar con ustedes, tener la alegría, el honor de estar con ustedes en un evento tan importante, pero sobre todo por tratarse de una organización a la que queremos profundamente, a la que todos aquellos que tenemos algo de formación económica desde los 70-80 la llevamos muy en el interior, es parte de nuestra formación profesional, y me refiero a la Comisión Económica Para América Latina, que, con sus muchísimos aciertos y probablemente también muchos desaciertos, errores, es parte de esto que estamos construyendo hoy en día algunos movimientos políticos, algunos centros de pensamiento, algunos gobiernos en ejercicio a través de Secretarías, como la Secretaría de Planificación del Ecuador; aparte de esto, que hemos llamado el Socialismo del Siglo XXI, del Buen Vivir, esa escuela estructuralista cepalina con gente tan brillante como Raúl Prebisch, Zingel, Sunkel, aquí nuestro Germánico Salgado, fue el más claro intento en toda la historia de América Latina, hasta ese momento, de pensamiento propio.
Les insisto, con aciertos y errores, pero aunque sea eran nuestros errores, no los errores que nos mandaban desde el exterior, como sucedió en la larga y triste noche neoliberal con el Consenso de Washington, consenso en que, para vergüenza de los latinoamericanos, no participó ningún latinoamericano; pero, así eran las burocracias internacionales que en Washington se pusieron de acuerdo sobre lo que creían era la solución a todos nuestros males y a eso le llamaron consenso; y en función de eso dirigimos las últimas dos décadas las políticas sociales, económicas en nuestra América con desastrosos resultados.
Pero más allá de esto, una de las mayores crisis fue la crisis de pensamiento, ni siquiera nos atrevimos a pensar por nosotros mismos. Gracias a Dios eso está siendo superado y estamos seguros, que ahí la CEPAL tendrá nuevamente ese rol preponderante que tuvo en la época de post guerra.
Y ya se enuncia así al priorizar el interés público sobre lo privado, ejemplo: transporte público sobre transporte privado. Hemos puesto restricciones a la importación de vehículos, pues las importaciones de vehículos se nos habían disparado, creando un problema en la balanza comercial; además consumen gasolina subsidiada, lo cual cuesta miles de millones de dólares al erario público, consumen llantas importadas, congestionan las ciudades; aquí en Quito, hay cerca de cuatrocientos mil vehículos, uno de los problemas de la ciudad es el congestionamiento, crean peligro para la salud, smog; pusimos restricciones, y en respuesta el profundo análisis fue que esa no era la solución, porque estamos impidiendo el sueño de las familias ecuatorianas de cada una tener un carro, sino que la s olu ci ó n e s q ue te ne m o s qu e c on s t r u ir má s v ía s , entonces, con ese criterio, Quito tendrá que aguantar unos cuatrocientos mil carros adicionales, lo cual es absolutamente imposible.
Bueno, queridas amigas y amigos de Nuestra América:
Bienvenidas, bienvenidos a esta región de la Patria Grande, tierra de cóndores y de colibríes; bienvenidos a este país (para aquellos que nos visitan desde el extranjero), pequeño en extensión, unos 270 mil kilómetros cuadrados de Sudamérica Latina, de habla portuguesa y española, somos el segundo país más pequeño (solo Uruguay es más pequeño que Ecuador), pero somos el país megadiverso más compacto del mundo, tenemos cosas que nadie tiene o muy pocos países tienen, como por ejemplo grupos en aislamiento voluntario, y es pequeño en extensión, pero es enorme en sueños y esperanzas.
Bienvenidos a la mitad del mundo, ojalá lo puedan visitar, el monumento, la línea equinoccial, los experimentos que se hacen ahí: si se ponen a un lado de la línea el agua gira en una dirección cuando destapan algún recipiente y del otro lado de la línea gira del otro lado, y en la mitad exacta cae vertical el agua, muy interesante. Bienvenidos a la mitad del mundo, en donde el sol cae tan perpendicular que no produce sombra. También se pueden casar en la Capilla de la Mitad del Mundo, la novia del lado del hemisferio norte y el novio en el hemisferio sur. Nuestras montañas, coronadas con nieves eternas son las más cercanas al sol por estar en la línea equinoccial, y esto también en muy pocos países se encuentra, países que están en la línea ecuatorial normalmente son de clima tórrido, aquí pueden recorrer 20 kilómetros y encontrar el Cayambe, prácticamente en la línea ecuatorial, pero con nieves eternas.
Frente a las costas del Ecuador continental se encuentran las Islas Encantadas, las Islas Galápagos, donde Charles Darwin sustentó su Teoría de la Evolución de las Especies, donde nos acaba de fallecer el último individuo de una especie de tortugas de la Isla Pinta, que se llamaba “El Solitario George”. Hicimos todo lo posible por salvarlo, por reproducirlo, pero fue imposible, y cada vez que se extingue una especie es una tragedia para la humanidad entera. Ojalá reflexionemos sobre la gravedad de estas cosas. ¿Por qué se extinguió? Porque hasta antes de que Galápagos sea parque nacional, pues, se depredaban libremente toda esa clase de especies, básicamente las galápagos.
Y nuestra selva amazónica, forma parte del más grande pulmón del planeta; allí se puede encontrar, en tan solo una hectárea de terreno, más especies de árboles que en toda América del Norte.
En este fascinante país vivimos más de 14 millones de seres humanos, entre ellos 14 nacionalidades indígenas, afrodescendientes, montubios de la costa, cholos, los hemos llamado “pueblos ancestrales”, todos herederos de culturas milenarias, con muchas lenguas aborígenes, inmensos saberes ancestrales, por lo que Ecuador, con su nueva Constitución de 2008, fue declarado país plurinacional y multicultural. Gente hermosa y única, con todos los colores en la piel, con el alma abierta a las hermanas, a los hermanos de la tierra. Un abrazo interminable del Ecuador, el país de la mitad del mundo. Mi Patria morena, que tiene los sueños tan altos como el vuelo del cóndor andino, el ave voladora más grande del planeta, y la magia y la fascinación del diminuto picaflor o quinde, como lo llamamos aquí en Ecuador, el único pájaro del mundo con la capacidad de volar hacia atrás; las ciudadanas y los ciudadanos que trabajan día a día para levantar el sol, para construir la Patria que soñamos y que merecemos, les reciben con cariño, les dan la bienvenida, y les invitan a sentirse como en su casa y ojalá tengan tiempo de visitar este país que realmente es un país único, un país maravilloso… y con un gobierno bastante simpático.
Queridas amigas, queridos amigos:
En septiembre de 1994, en la ciudad de El Cairo, 179 gobiernos aprobaron un Programa de Acción en materia de población y desarrollo. Como lo señala el propio documento de la Conferencia, el foco de atención dejó de ser la cantidad de personas y pasaron a considerarse la s c on dic ion es de v ida de los s er es hum ano s: es evidente, detrás de los comportamientos demográficos están realidades económicas, sociales, culturales específicas. Son los grupos sociales y territorios más pobres los que registran problemas de sobre mortalidad, elevada fecundidad y una alta propensión a migrar. Modificar estos patrones implica actuar sobre sus causas fundamentales: la pobreza, la exclusión, la inequidad.
En Cairo-94, los países asistentes se comprometieron a reducir la pobreza y a erradicar la extrema pobreza o indigencia; a mejorar las relaciones entre hombres y mujeres y la condición social y económica de estas últimas; a garantizar la salud y bienestar de niños, niñas, jóvenes y adultos mayores; a fomentar una distribución equilibrada de la población en el territorio; a garantizar el acceso de la población a los servicios que le permitan ejercer sus derechos reproductivos; a mejorar el acceso y calidad de la educación. Se comprometieron a construir un mundo menos inequitativo y desigual, con una población que tuviese acceso a los servicios socialmente necesarios.
Después de 18 años es claro que no todos los compromisos -y diríamos la mayoría de compromisos- no se han cumplido.
En mayor o menor grado, la desigualdad, la pobreza y la inequidad siguen vigentes, América Latina sigue siendo la región más inequitativa del planeta y sigue teniendo pobreza extrema, pese a ser tal vez la región más rica en recursos naturales de todo el planeta. Y es tarea fundamental de nuestros gobiernos, impulsar y fortalecer las políticas públicas tendientes a eliminar las barreras que impiden que la población acceda igualitariamente a servicios de calidad y al bienestar.
Y este es un imperativo moral, a diferencia del hambre en otras épocas de la humanidad, que era fruto de limitación de recursos, escasa productividad, factores externos como sequías, etcétera, ahora ese hambre, esa pobreza, es fruto de sistemas perversos.
La humanidad tiene los recursos para eliminar mañana mismo la pobreza extrema, Ecuador tiene los recursos para aquello. El ingreso per cápita por año en Ecuador será unos cuatro mil dólares, la familia tipo (cinco miembros) veinte mil dólares anuales, eso nos da unos mil ochocientos dólares por familia, la canasta básica cuyo consumo nos permite salir de la pobreza (ni siquiera pobreza extrema, es la canasta básica para salir de la pobreza) no llega a seiscientos dólares; es decir, solamente si tuviéramos una distribución equitativa ya podríamos salir de la pobreza. Con una distribución equitativa del ingreso que actualmente tiene el país, cada familia ecuatoriana tendría tres veces más de lo que se requiere para superar el umbral de pobreza. Y esto es verdad a nivel planetario; por ello, insisto, el imperativo moral de nuestro tiempo, es erradicar la pobreza, que ya no es fruto de ausencia de recursos, sino de sistemas perversos.
También estamos en deuda en materia ambiental. No todos reconocemos la relación armónica que debe existir entre la población y la naturaleza y los que lo reconocen, sobre todo a nivel de gobiernos, es para decir lo políticamente correcto, de la retórica a la práctica hay un abismo, como nos lo acaba de demostrar lastimosamente Río+20. Y esto pasa -encontrar esta relación armónica entre población y naturaleza, pasa- por redefinir uno de los conceptos que sirven de título a este encuentro: el c on c ept o de des a rrollo.
No pretendo darles respuestas definitivas en estas breves palabras inaugurales sobre algo tan complejo como el concepto de desarrollo, pero es claro que una definición de desarrollo basada en el atentado antropológico de la economía ortodoxa, aquel de que las necesidades son ilimitadas frente a recursos limitados, lo que nos llevaba a su vez a la necesidad de crecimiento económico permanente, esa clase, esa concepción de desarrollo es sencillamente insostenible.
Pero también es indeseable, como nos demuestran las nuevas investigaciones sobre felicidad, donde quedan en muy buenos puestos los países latinoamericanos y no hay una relación continua entre mayor ingreso por habitante y mayor grado de felicidad. Pero aquí otra alerta, en sociedades tan desiguales como las nuestras, y con significativos niveles de pobreza absoluta, sentirnos felices puede ser lo más cercano a la inconsciencia, y aunque algunos puedan considerar esto como una virtud, yo prefiero recordar a ese filósofo moralista inglés, John Stuart Mill cuando decía “prefiero ser un Sócrates triste, a un idiota contento”.
En consecuencia, sigo sosteniendo que, en las circunstancias actuales de nuestra América -con sus grandes desigualdades y niveles de pobreza absoluta-, y no obstante todas las elaboraciones sobre alternativas al concepto ortodoxo de desarrollo, alternativas tales como el Buen Vivir, todavía el parámetro fundamental de desarrollo, dada nuestra realidad, sigue siendo la dis min u c ión de la mis er ia , la dis min u c ión de la pobr ez a a bs olu t a .
Uno de los grandes enigmas en la historia del desarrollo, para la economía del desarrollo es ¿por qué nuestra América no se desarrolló y la América del Norte sí lo hizo? Podemos cuestionar el concepto de desarrollo, pero es claro que no existe la miseria que existe en nuestra región.
Dicen que Cristóbal Colón fue el primer economista (ya los que me han escuchado otras veces este chiste se lo saben), pero, ¿por qué Cristóbal Colón fue el primer economista? Porque cuando salió no sabía a dónde iba, cuando llegó no sabía dónde estaba y todo fue pagado por el gobierno.
Si un economista hubiera venido con Colón y era especializado en desarrollo hubiera dicho: América Latina se va a desarrollar mucho más rápido que América del Norte. ¿Por qué? Aquí había civilización, los Mayas, Aztecas, Incas; ciencia y tecnología, calendario maya, tantas otras cosas, las pirámides aztecas; había capital social, una estructura social y muchísimos recursos naturales. América del Norte tiene también recursos naturales, no tantos como América del Sur, pero tiene; pero tenía tribus nómadas, no había civilización, no había ciencia y tecnología, cualquiera hubiera dicho en ese entonces: América Latina se va a desarrollar al menos más rápidamente que América del Norte; y sucedió todo lo contrario, de hecho todavía no estamos desarrollados.
Las respuestas son muy complejas como complejo es el problema del desarrollo, pero sin duda una de las respuestas, no la única, tal vez sí la principal, fue la igualdad de oportunidades y la clase de élites que tuvo América del Norte. Esto lo dice Alexis de Tocqueville en su libro “Democracia en América”, escrito allá por el año 1985; cuando visita Estados Unidos de América dice: “lo que más me sorprendió es la igualdad de oportunidades”; por supuesto pues, Tocqueville venía de la Francia, con una gran herencia monárquica, donde las diferencias eran abismales; pero no estaba equivocado, había igualdad de oportunidades, aquí nunca las hubo, hubo sometimiento, condicionamiento, diferenciación.
Nuestras élites utilizaron los frutos del progreso no para distribuir y mejorar el nivel de vida de los demás, sino para excluirse, para discriminar, para hacer sus barrios de lujo, sus colegios de lujo, sus clubes de lujo y seguir en su burbuja haciendo exclusión del resto.
Estados Unidos también tuvo élites excluyentes, y muchas veces esto no es por ser malos. Cuidado, no se tratan de malas o buenas personas, se trata ya de mentalidad, de visión, por ejemplo: Thomas Jefferson, uno de los padres de la independencia de Estados Unidos, el principal autor –porque hubo varios, pero fue el principal- de uno de los más bellos documentos de la historia de la humanidad, la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, que en su párrafo segundo, habla algo como esto: que reconocemos estas verdades por ser evidentes en sí mismas, que todo hombre nació igual, libre, con derecho a la felicidad. Eso lo escribió Thomas Jefferson, pero Thomas Jefferson era dueño de doscientos esclavos aproximadamente. ¿Es que Thomas Jefferson era un hipócrita, cínico, era alguien malo? No, simplemente no concebía que los esclavos fueran seres humanos y que tengan sus mismos derechos.
Eso vemos a diario en las élites del Ecuador, en las élites de Latinoamérica. Nos hablan de conceptos sublimes, pero solo para ellos. Libertad, pero solo para ellos; libertad de expresión solo para los dueños del periódico, no para el resto de ciudadanos; oportunidad para el Buen Vivir solo para ellos; educación solo para ellos; salud solo para ellos; el resto que se las arregle como pueda…
Insisto, Estados Unidos también tuvo esas élites, pero en mucha menor proporción, esa es la gran diferencia. La gran mayoría, la inmensa mayoría de la población tuvo razonablemente igualdad de oportunidades, no así en nuestra América, y el problema sigue en gran medida hasta el día de hoy. Por eso sostenemos que el desarrollo más que un problema técnico, es un pr oblema polít ic o. Esto lo dije en Río+20. ¿Por qué no se va a resolver el problema del cuidado ambiental? Porque los que están depredando el medio ambiente no somos los pobres, son los ricos; los que producimos medio ambiente somos los pobres y los otros pueden consumir gratuitamente. Entonces, mientras no cambie la relación de fuerzas a nivel mundial, ¿por qué se van a preocupar de un bien que están consumiendo gratuitamente de los más pobres? Imagínense si la relación fuera a la inversa, como lo dije en Río, y la selva amazónica estuviera en Europa o Estados Unidos, fueran ellos el pulmón del planeta y nosotros los contaminadores, quién puede dudar que hace rato nos hubieran hasta invadido, por supuesto, en nombre de la civilización, de los derechos humanos, del ambiente, etcétera. Entonces, al final del día es un problema político, de relación de poderes, igualmente el desarrollo, y el problema ambiental es parte del problema del desarrollo.
El des a r r ollo es bá s ic a men t e u n pr oblema pol ít ic o , se requiere un cambio en las relaciones de poder en nuestras sociedades, para tener verdaderamente esa igualdad de oportunidades a las que me he referido.
Y se hizo exactamente lo contrario, por ejemplo, con el neoliberalismo. Cómo destrozó el neoliberalismo lo poco que se había avanzado en cuanto a igualdad de oportunidades, con la deserción del Estado de sus deberes fundamentales, al convertir en mercancías derechos tan básicos como educación, salud, lo cual era un suicidio, más aún en sociedades tan desiguales como las nuestras. Algo se podría entender si hubiera sociedades igualitarias con altos niveles de ingreso y cada quien se pague su educación, se podría entender, bueno, que la educación sea una mercancía más, el que la paga la obtiene, pero en sociedades tan desiguales como la nuestra, con pobreza generalizada, privatizar educación, privatizar salud era un suicidio social anticipado y eso fue lo que se promulgó, lo que se impuso y lo que agenciosamente por parte de nuestras élites se aceptó en nuestra América durante las últimas décadas.
Y por esto, queridas amigas y amigos, este proyecto político al cual hemos llamado “R e vo l uci ó n Ci ud ad ana” , ciudadana porque fue fruto de la indignación de nuestros ciudadanos ante tantas traiciones, ante tanto desgobierno, indignados mucho antes que los indignados del primer mundo, aunque básicamente por las mismas razones, rechazando un sistema que no priorizaba al ser humano, sino a los poderes fácticos, al gran capital, etcétera.
Por eso este proyecto político que busca transformar nuestros Estados burgueses, en poder de unos cuantos grupos fácticos y representando tan solo a una minoría de la población, y puedo dar ejemplos infinitos de esto, es impresionante. Ustedes escucharán a ciertos analistas: “este gobierno demagógico de Correa que con subsidios se mantiene en el poder y con tan alta popularidad”, revisen, el noventa por ciento de subsidios no los hemos creado nosotros, los hemos recibido de gobiernos anteriores y los hemos optimizado; pero lo que no dicen es que los mayores subsidios de la historia no se los ha dado a los pobres, sino a los ricos. El Salvataje (ese es un neologismo), así llamamos al Salvamento Bancario del 99, como lo está haciendo España en estos momentos, le costó seis mil millones de dólares al pueblo ecuatoriano para salvar a banqueros corruptos. Nunca los pobres han recibido ni remotamente un subsidio como ese. En el año 83, un gobierno casualmente también demócrata cristiano, agenciosamente ¿saben lo que hizo? Nuestros empresarios se habían endeudado en dólares en el exterior, adquirió esa deuda en el exterior, o sea, nosotros los ecuatorianos teníamos que pagar en dólares, ellos tenían que pagarles en sucres al Estado con tipo de cambio congelado y con tasas de interés y largo plazo extremadamente generosos. Eso significó más de mil millones de transferencias, no a los pobres, a los ricos.
Bueno, nos podríamos quedar los tres días hablando de los ejemplos del Estado burgués, pero tenemos que transformar este Estado burgués que se mantiene en función de esos grupos fácticos, en función del gran capital, en Estados verdaderamente populares, que realmente representen a las grandes mayorías.
Eso es lo que busca la Revolución Ciudadana entendiendo el desarrollo como proceso político, al menos en su inicio, en su origen, cambiar la relación de fuerzas en función de las grandes mayorías.
Pero no es lo único y nadie lo ha dicho. Por supuesto que también debemos ser altamente técnicos. El voluntarismo incompetente ha hecho tanto daño a nuestra América como la mala fe.
Por ello, en los años que lleva la Revolución Ciudadana hemos tomado nota de los desafíos y establecido principios de acción gubernamental frente a los compromisos de Cairo-94. Por eso la bienvenida y la felicitación a esta clase de eventos, pensar población, desarrollo territorial, desarrollo en general, etcétera.
Y con respecto a esos compromisos adquiridos en Cairo-94 se ha avanzado en muchos aspectos, por ejemplo en materia de for t a lec imien t o de la in for ma c ión demogr á fic a , que es uno de dichos compromisos, el Ecuador transformó, radicalmente, la lógica de producción estadística oficial. Antes de la llegada de la Revolución Ciudadana, en los gobiernos neoliberales -aunque ustedes no lo crean-, la estadística pública carecía de financiamiento, no existía institucionalidad sobre la información y, hasta los proyectos más básicos —como los censos de población— eran financiados por organismos internacionales y si no daban la plata no se hacían los censos o se causaba retrasos y, por supuesto, pérdida de soberanía, puesto que las preguntas del Censo de Población se decidían en oficinas ajenas al Estado y muchas veces fuera del país. Hoy, el Ecuador no solo que invierte recursos en estadística, sino que democratiza a esta estadística, pues permite el libre acceso a la información a todos los ciudadanos y ciudadanas. Antes del 2007, el Instituto responsable de las estadísticas, el INEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos), tenía 300 usuarios mensuales, hoy tiene 110 mil usuarios mensuales… Y nos hablan de que aquí no hay libertad de expresión, libertad de información…
Adicionalmente, el Ecuador ha creado un Sistema Nacional de Información cuyo objetivo, en el largo plazo, es el de generar información y estadística en base a re gis t r os ad m i ni strati vo s , no en base a investigaciones directas.
Los países más avanzados con un buen registro civil de nacimiento, de defunciones, no tienen que hacer censos de población. Esperamos que el próximo censo de población sea el último en la historia del país, porque habremos llegado a tal nivel de finura, detalle, en nuestro registro civil que automáticamente podremos actualizar la estadística poblacional. Esta meta, ambiciosa pero alcanzable, le permitirá al país ganar oportunidad en la provisión de datos, ahorrar recursos importantes y contar con indicadores fundamentales para la planificación, de forma frecuente y de mayor calidad.
Un logro, ligado a esta política estadística, es el de que la gestión pública se sustenta ya en datos reales y no especulativos. Así, nos hemos liberado de cifras tendenciosas, como la de Riesgo País (dicho sea de paso, nos mejoraron la calificación de riesgo… Eso va contra mi currículum, contra mi prestigio… Ya voy a ver qué hago para que nos la bajen de nuevo, ya me voy a imaginar), indicadores como este Riesgo País que pretendían orientarnos hacia objetivos geopolíticos y dependientes de los conocidos organismos internacionales como el Fondo Monetario y el Banco Mundial.
Este cambio, en el caso particular del Ecuador, nos ha permitido saber que la población es de 14,5 millones y que, durante los últimos nueveaños, creció a una velocidad promedio anual de 1.9%. Si seguimos con este crecimiento poblacional, duplicaríamos nuestra población en un lapso de 37 años.
Sin embargo, la población aumenta a una tasa de crecimiento cada vez menor (es creciente, es positiva, pero con tasas decrecientes), como efecto del sostenido descenso de la fecundidad.
La población de Ecuador es joven, el 62% de los habitantes del territorio se encuentran entre los 15 y 64 años de edad; lo que evidencia la enorme necesidad de invertir en educación, salud y creación de oportunidades de empleo. Al igual que otros países de la región, el Ecuador experimenta una reducción en sus tasas de fecundidad, especialmente en la edad más fértil de las mujeres. Existe, así mismo, el enorme reto de enfrentar (y ahí tenemos un problema) la fecundidad adolescente, que de acuerdo al último censo, se ha mantenido en el mismo nivel durante los últimos 10 años y es bastante alta para la región.
Otro desafío para el Ecuador es aprovechar, apropiadamente, la oportunidad que representa el Bono Demográfico, esto es, el período de tiempo finito en el que la población en edad de trabajar tiene una dinámica demográfica mayor, debemos generar oportunidades en base a este bono demográfico y, entre otras cosas, buscar empleo de calidad, no temporal y adecuadamente remunerado.
Las decisiones que, gracias a estos avances estadísticos, tomemos hoy, respecto a las condiciones que generemos para la población económicamente activa, influirán en las oportunidades económicas de los próximos 40 años.
Y qué bueno escuchar que nuevamente se habla de planificación, algo tan denostado, tan satanizado en la larga y triste noche neoliberal, y tan paradójico porque los que más planificaban eran los países desarrollados y las grandes corporaciones transnacionales; pero a nosotros nos decían: no hay que planificar, que todo lo resuelva el mercado; y aquí tuvimos extremos impresionantes, se desbarató toda la institucionalidad de la planificación que venía de la época estructuralista y se la redujo a una oficina adscrita a la Presidencia de la República.
Hoy hemos recuperado esa capacidad de planificación, tenemos una extraordinaria secretaría de planificación dirigida por Fander Falconí, que hace unos trabajos realmente interesantes, y obviamente tenemos un Plan Nacional de Desarrollo y otros ejercicios muy importantes e inéditos a nivel de historia del Ecuador y a nivel regional en cuanto a planificación. Y qué bueno que nos hablen también de las políticas públicas, porque se decía que no se necesitaban políticas públicas, no se necesitaba acción colectiva, todo lo resolvían los agentes buscando su propio fin de lucro, ¿verdad? El cuento neoliberal, más parecido a la religión que a la ciencia; pero algunos todavía creen en esas cosas.
Pero cuidado, cuidado se da lo que se daba en la parte económica en el neoliberalismo ahora en la parte de derechos y políticas públicas sociales.
En la parte económica dijeron “el Estado es un inútil”, idealizando el mercado y con la contradicción de que estaban apoyados por burocracias internacionales, decían que ellos nos van a dar la ruta hacia el desarrollo, y ya vimos el resultado. Ahora hay un embate similar, pero en el ámbito de políticas públicas en cuanto a derechos sociales: el Estado no tiene que opinar, son ciertas organizaciones de la sociedad civil, por eso me preocupa un poco ese nombre, o sea, nosotros no somos la sociedad civil, somos marcianos seguramente, de nada vale ganar elecciones; pero gente sin ninguna legitimidad democrática, sin rendirle cuentas a nadie, ellos son los que tienen que hacer las políticas públicas, hay tendencias muy fuertes con respecto a esto.
Cuidado caemos en el grave error de satanizar la política, que es la forma racional en que la sociedad toma sus decisiones y si se toma malas decisiones, esa persona puede ser sancionada en las urnas, tiene que rendir cuentas. Cuidado legitimamos cosas que no tienen mucho que ver con la democracia, y ese es otro de los desafíos: lograr todo lo que estamos diciendo, pero en democracia.
También otro logro o más que logro, ámbito en el que hemos avanzado mucho, es el ámbito laboral. En concordancia con lo establecido en la Constitución, decretamos la ilega lida d de la te rce ri zaci ó n d e l trab ajo . ¿Qué era esto? No sé si se lo conozca así en otros países en América Latina, pero era básicamente que yo ponía una empresa y los trabajadores los contrataba una tercera empresa, así eludían responsabilidad, reparto de utilidades, obligaciones laborales. Aquí se llegó a extremos tales que la principal cementera del país con ventas de más de seiscientos millones de dólares por año, en un juicio laboral, decía que tenía cero empleados.
Eliminamos esa explotación laboral disfrazada con nombres rimbombantes: tercerización. Fortalecimos el cumplimiento de los derechos laborales, sobre todo, en sectores de la población económicamente activa que han sido históricamente relegados. Una ley que no la hicimos nosotros, pero sí la hemos aplicado con mucha firmeza, permite a los discapacitados encontrar trabajo, porque una empresa de más de veinticinco trabajadores tiene que tener al menos el cuatro por ciento de trabajadores con discapacidad; pero, en otra dimensión, también recuperamos la dignidad del trabajo doméstico por esas cosas que nadie entiende: cuando llegamos al gobierno el salario mínimo era 150 dólares, ahora es 292 dólares; pero el salario de las empleadas domésticas era 80 dólares, recién ahora estamos derogando esto con un proyecto de ley urgente, porque una clausula en el código laboral habla de que esas empleadas domésticas solo tienen una tarde libre cada quince días. Nadie entiende cómo sucedieron estas cosas, pero todo eso estamos remediando, dignificando las diferentes clases de trabajo.
Tales esfuerzos se han concretado en mejorías de la calidad del empleo, incrementando sustancialmente el ingreso real de los trabajadores, entre otras cosas. En diciembre de 2006, la restricción del consumo de la canasta básica con respecto al ingreso familiar mensual era del 34,1%; mientras que, para diciembre de 2011 fue del 14,8%, la más baja de la historia del país.
Esto significa que solo con el ingreso familiar, con los salarios actuales, solo queda un poquito menos del quince por ciento de la canasta básica sin cubrir. La brecha antes superaba el treinta por ciento; y hubo épocas en que llegó al sesenta por ciento la brecha de consumo, como también se la llama.
La seguridad social: antes los empleadores creían que era obligación la seguridad social, recuerden que es un derecho irrenunciable porque es un bien público. Un anciano sin seguridad social, no es un problema solo de ese anciano, es un problema de la sociedad en su conjunto; es como un niño que no recibió educación, es un problema no solo para el niño, es para la sociedad en su conjunto, por eso es un derecho irrenunciable.
Cuando en el 2011, hace más de un año, propusimos una consulta popular para evitar esta elusión de la obligación de asegurar en la seguridad social a los trabajadores, propusimos que se sancione con penalización, es decir con cárcel -porque es un robo, es el robo de la vejez tranquila de los trabajadores-salieron las cámaras de producción a decir que con eso se iba a acabar la libertad también, porque ellos le podían preguntar a su trabajador si quería que lo afilie y si el otro decía no, no lo afiliaban y le daban la plata que le descontaban para cotizar al Seguro Social. Esos eran los argumentos. Recuerden que la Seguridad Social es un derecho irrenunciable, al menos en Ecuador, pero creo que es así en la mayor parte de nuestra América.
Esa Seguridad Social ha incrementado su cobertura de manera muy significativa. El porcentaje de personas ocupadas que se encuentran afiliadas a la seguridad social pública pasó del 39% en 2006 al 59% en 2011. Hemos tenido un incremento de veinte puntos porcentuales; pero nuestra Constitución estipula la seguridad social universal, no solo para fuerza laboral como la define la economía mercantil, porque ustedes saben que las madres de familia que se dedican a quehaceres domésticos no son fuerza laboral, no son población económicamente activa, son población económicamente inactiva, pese a que pueden estar trabajando dieciséis horas diarias en el hogar, ¿por qué? Porque no producen bienes para el intercambio. Esos son los sesgos de la economía mercantil. Bueno, esas madres también tienen que estar afiliadas, entonces estamos diseñando una nue va l e y p ara q ue to d o e cuato ri ano , e n f o rm a co ntri b uti va o n o c on t r ibu t iv a , c on pa r t ic ipa c ión del Es t a do o s in ella , t en ga la a filia c ión a la Segu r ida d Soc ia l.
Y con esto hemos destrozado los principios de la economía ortodoxa y su entre comillas “mercado laboral”… Perdónen mi ignorancia como economista, pero tampoco entendí nunca eso de mercado laboral, es como que si los seres humanos fueran mercancías, ¿verdad? Si las papas bajan de precio, las papas no van a salir a protestar aquí, al frente del hotel. Bájenle el salario a un ser humano y verán cómo sí tienen esa protesta, entre otras cosas para que lo diferencien el sistema laboral de los mercados de bienes y servicios.
Pero esto destroza los principios de la economía ortodoxa, que nos decía que para aumentar cantidad de trabajo había que disminuir salarios reales y en general calidad de trabajo, derechos a los trabajadores. Hemos hecho exactamente lo contrario, hemos mejorando sustantivamente la calidad del trabajo, los salarios reales están en su nivel más alto de la historia del país, la afiliación a la Seguridad Social, la estabilidad laboral eliminando tercerización, etcétera, y con todo ello tenemos las tasas de desempleo más bajas de la historia del país y de las más bajas de toda América Latina.
Creo que el país y nuestros empresarios están entendiendo que con calidad de trabajo, que no es solo un imperativo moral y nuestras sociedades no solo necesitan producir camisas, necesitan producir bien moral, y basar la rentabilidad de la empresa laboral es inmoral, creo que el país y nuestros empresarios han entendido que con trabajo de calidad, además de un imperativo moral, también es un imperativo técnico, porque permite la dinamización de la economía, permite que compren sus productos, permite mejorar la productividad de ese trabajo en beneficio de su propia empresa, porque se siente motivado, se siente bien tratado.
Un trabajador tercerizado, sin estabilidad, dependiendo de una tercera empresa, ¿por qué iba a mejorar productividad? ¿Por qué se iba a capacitar? ¿Por qué se iba a esforzar?
De hecho, esas son las razones por las que el eufemismo de la “flexibilización laboral”, forma elegante de llamar a la explotación laboral, fue la reforma del Consenso de Washington que peores resultados dio, no los quiero cansar con ejemplos, pero hay muchísimos, ¿verdad?. Insisto, a trabajadores desmotivados ¿cómo se les va a exigir productividad? y ¿cómo van estar motivados si ni siquiera están contratados en la empresa para la cual trabajan?
Y ojalá, pronto a través de organismos como UNASUR y la propia CEPAL tengamos políticas laborales regionales, y básicamente salarios mínimos regionales, para evitar la barbaridad que ocurrió en la larga y triste noche neoliberal, donde para traer inversión extranjera, capital extranjero, los países no competían mejorando productividad, mejorando eficiencia, sino precarizando su fuerza laboral, abaratando el costo del trabajo, haciendo caer los salarios reales y de esta forma el sudor, el esfuerzo de nuestros trabajadores fueron a enriquecer a las empresas del primer mundo.
Ojalá ese absurdo nunca más se dé en nuestra América y aquí tiene un rol preponderante CEPAL, UNASUR, entre otros, para hacer políticas laborales, regionales y, ojalá, algún día lleguemos a salarios mínimos regionales.
¿Y cómo superar el chantaje de explotación versus desempleo? Decían, si nos suben salarios, cierro puestos de trabajo… Porque es cierto, se puede recuperar el empleo, pero, más allá de cierto nivel, sí se pueden crear ciertos problemas en cuanto a rentabilidad de la empresa y nos amenazan con el cierre de esas empresas.
Pues, Ecuador –les compartimos a ustedes una experiencia que tenemos, bastante novedosa, creo que única en el mundo y bastante exitosa hasta el momento-, para conciliar esa tensión capital-trabajo, impedir que el capital se enriquezca en base a la explotación laboral, pero a su vez impedir un mal mayor que sería el desempleo, ¿qué es lo que tenemos en Ecuador y lo establece nuestra Constitución y ya está siendo aplicado? Un salario mínimo, que como su nombre lo indica es un mínimo para evitar un mal mayor, que es el desempleo, pero no es de ninguna manera el salario justo ni el salario digno. Ese lo hemos establecido en función de lo que requiere la familia para cubrir la canasta básica y está en unos 350 dólares, el sal ari o de la dign ida d lo hemos llamado; mientras que el salario mínimo es de 292 dólares. Pues bien, nuestros empresarios pueden pagar el mínimo, pero no me pueden declarar un dólar de utilidad
hasta que el último de sus trabajadores haya recibido el salario digno, es decir, hasta que cada trabajador de esa empresa haya recibido sus 350 dólares como salario.
Esto me dijeron que era el fin del mundo, ya este sería el segundo año que lo aplicamos y es un completo éxito y ha empujado hacia arriba los salarios promedios en nuestra economía y, les insisto, hemos logrado conciliar la tensión capital-trabajo, no basar la rentabilidad de la empresa en la explotación laboral, pero también evitar el mal mayor que sería no tener puestos de trabajo. Perfecto, ustedes pueden pagar el mínimo, pero nadie puede declarar utilidades hasta que el último de sus trabajadores haya recibido el salario de la dignidad.
Nuestros retos, queridos amigos y amigas, deben contemplar, además, dos fenómenos que son comunes en América Latina: la creciente urbanización y las disparidades territoriales. En los últimos 50 años Ecuador ha incrementado su porcentaje de población urbana del 35% al 62%, por debajo del promedio de América Latina, pero eso nos crea graves problemas, además de que el gran cambio se dio en el boom petrolero de los años 70 bajo una mala visión de las políticas de modernización y las políticas de industrialización sustitutiva de importaciones, que necesitaba mercados concentrados, es decir, población urbana; pero eso se analogó
también a desarrollo: desarrollo era ser urbano, ser rural era ser atrasado, las sociedades tradicionales; y se concentraron todos los recursos en las ciudades y se dio un proceso de reestructuración social sin precedentes hasta ese momento, largamente obviado en la literatura económica.
Es necesario profundizar en su estudio, pero millones de personas de la noche a la mañana pasaron de ser campesinos a ciudadanos que vivían en urbes y esto creó nuevos problemas en la sociedad, las ciudades no estaban preparadas para recibir tal cantidad de población. Y creó graves problemas sociales, como la inseguridad, porque si eres pobre en el campo te puedes comer la hierba, si eres pobre en la ciudad no te puedes comer el asfalto y sales a asaltar; esta desestructuración, sobre todo, se concentró del 70 al 82, pero continúa el proceso de urbanización de la sociedad ecuatoriana.
Y este punto merece nuestra atención y tenemos que tratar estos problemas, que algunos dicen que son inevitables, yo no lo creo tanto. Con adecuadas políticas públicas territoriales, al menos se puede disminuir grandemente ese proceso de urbanización de nuestra América y también hay que estar atentos en correr el riesgo de caer en el juego de los promedios y no visibilizar realidades intranacionales territoriales.
Por ejemplo, en el caso de Ecuador existen 224 cantones con realidades disímiles en términos demográficos. Tenemos cantones que están en zonas altamente vulnerables, sobre todo en términos ecológicos, me refiero por ejemplo al Coca, en la Amazonía, cuya población se duplicará en menos de 15 años. Pero también tenemos cantones con tasas negativas de crecimiento, por la gran migración que ha existido, expulsan población.
Entonces cuidado, aquí no se trata de políticas nacionales, tienen que ser políticas muy específicas para cada territorio; pero les insisto, yo tengo fe que con adecuadas políticas territoriales podemos, si no detener aunque sea minimizar ese proceso de urbanización que vive Ecuador, América y el mundo entero, esto es un fenómeno planetario.
Y ante estas asimetrías de crecimiento demográfico, nuestro gran reto es corresponsabilizar al ciudadano para que no migre, sin planificación, a lugares frágiles o muy alejados y dispersos; de igual forma, tenemos que coordinar entre gobiernos seccionales y locales estrategias para proveer, adecuadamente, servicios básicos en el marco de un ordenamiento y planificación territorial. Estamos hablando de una auténtica Rev olu c ión en el or den a mien t o t er r it or ia l .
Se ha estado haciendo exactamente lo contrario: los peores servicios en el sector rural, en las ciudades pequeñas, en las ciudades intermedias; todos concentrados. Ecuador tenía dos polos de “desarrollo” (entre comillas desarrollo), Quito y Guayaquil, el resto prácticamente recibía recursos marginales.
Tenemos que darle la vuelta a esto. Hemos avanzado mucho, pero todavía nos falta una revolución en este sentido, la revolución en cuanto a ordenamiento territorial.
Continuando con las disparidades dentro de nuestro territorio, nuestra fecundidad a nivel nacional en promedio es 2.4, pero existen territorios donde la fecundidad llega a 4. Por eso les insisto, aquí hay que tener políticas orientadas políticamente y no políticas generales a nivel nacional, lo cual nos puede llevar a grandes equivocaciones.
Estas diferencias de fecundidad se muestran también con respecto a pertenencia étnica y zona de residencia de la población. Son los grupos sociales más pobres y las mujeres que residen en el área rural las que registran un mayor número de hijos en promedio.
Queridas amigas y amigos:
Estamos conscientes de que las dinámicas poblacionales dependen de variables muy complejas y que actuar sobre éstas implica incidir sobre realidades económicas, sociales y culturales muy diferentes. Para ello, es necesario contar con organismos e instrumentos, con capacidad técnica, con credibilidad firme. Nosotros felizmente ya tenemos una Secretaría Nacional de Planificación y quiero decirles que me siento orgulloso de esta Secretaría, creo que es de lo mejor que tenemos y creo que es de lo mejor a nivel regional, dirigida, como les decía, por Fander Falconí (él es Ph.D en Economía Ambiental) y el Instituto Nacional de Estadística y Censos que también ha mejorado muchísimo y está produciendo estadística de muy buena calidad, instituto adscrito a esta Secretaría de Planificación, con cuya información podemos generar políticas articuladas, oportunas, adecuadas.
Si bien los avances son muchos e importantes, Ecuador, al igual que otros países de la región, cuyas delegaciones están aquí presentes, tiene todavía muchos desafíos que enfrentar.
Agradezco la invitación a este importante evento y en nombre de los y las ecuatorianas reitero nuestros compromisos fundamentales: mejorar los registros de modo que podamos manejar con calidad y eficiencia las políticas demográficas actuales. Vigilar el crecimiento urbano y el despoblamiento del campo. Insistir en alcanzar equidad, igualdad y eliminar la pobreza, sobre todo la pobreza extrema.
En Latinoamérica y el Caribe hemos compartido décadas y siglos de opresión y devastación, y si nuestros problemas han sido similares, justo es que hoy compartamos también las soluciones que vamos implementando en cada uno de nuestros países, para consagrar todo nuestro esfuerzo a la construcción de un futuro de plenitud para nuestros pueblos.
Felicitaciones y mucha suerte en este evento.
¡Hasta la victoria siempre, compañeros!