La libertad de expresión se ha vaciado y viciado de su significado primigenio conforme se asienta la segunda generación de la tecnología de la información (TI) controlada plutocrática y oligopólicamente por sus inventores (Darpa, del Pentágono), quienes además poseen una agenda geopolítica inocultable cuando su deliberada (des)información –que forma parte de su panoplia de guerra de propaganda sicológica– se ha convertido en una de las principales armas tanto del control local de su opinión pública como de la desestabilización teleológica de sus adversarios globales.
No existe inocencia en la (des)información tal como la soportamos los ciudadanos en búsqueda de una inasible libertad de expresión.
Para que se plasme una genuina libertad de expresión es condición sine qua non la existencia de una pluralidad de los medios (en el doble sentido) transmisores,en cualquier sociedad libre. De por sí la libertad de expresión tiene diferentes acepciones y aplicaciones legales en distintos países y no pocas veces está imbricada en sus sistemas de seguridad nacional, al unísono de un perturbador espionaje (v. gr. el ominoso Wiretrap de vigilancia gubernamental en EU que atenta contra las libertades individuales: Russia Today; 18.8.12), de corte cada vez más orwelliano, de sus impotentes ciudadanos.
Hoy la libertad de expresión se encuentra en repliegue global/local frente al neototalitarismo de la telecracia multimediática que tanto temió el epistemólogo Karl Popper.
La libertad de expresión ha retrocedido cualitativamente varios pasos atrás en los multimedia de la primera generación y ha encontrado refugio, quizá transitorio, en las redes sociales que tampoco –no hay que hacerse ilusiones– escapan al control plutocrático/oligopólico de sus inventores y propietarios bursátiles.
El alarmante retroceso cualitativo de la libertad de expresión ha llegado a un deterioro neototalitario tal que hoy constituye una exigencia imperativa la pluralidad de la propiedad bursátil multimediática a priori y que incluya ya a los servidores de las redes sociales.
Sin la pluralidad tanto de la propiedad bursátil multimediática como de las redes sociales no puede cuajar el irrestricto libre flujo de las ideas indispensables para el debate democrático y la óptima toma de decisiones.
La calidad plural de los transmisores de los multimedia y su propiedad bursátil deben reflejar a todos los sectores de una sociedad vibrante, anómalamente sujeta a la (des)información imperante, que ha sucumbido a una estructura plutócrata/oligopólica consustancialmente interesada, sesgada y sectaria de sus accionistas bursátiles.
En la etapa de la globalización, los multimedia no expresan la libertad de expresión de sus usuarios obligada y pasivamente receptivos y cautivos, sino su unilateral voluntad incoercible de difundir los intereses grupales de sus accionistas plutócratas/oligopólicos, lo cual, de entrada, pervierte el libre flujo de las ideas invaluables para el avance de las libertades en una sociedad moderna.
En este tenor, suena atractiva la búsqueda de la libertad de los servidores por los usuarios de Internet que dependen sojuzgadamente de la voluntad de EU/Israel, sus supremos controladores, como es el caso de Irán –bajo la espada de Damocles de una inminente guerra– que sopesa cancelar su acceso a Google, Hotmail y Yahoo a finales de agosto para sustituirlos con un intranet nacional (sic) por servicios administrados por el Estado, según el portal chino Global Times (GT;15.8.12): ¿Puede Irán darse el lujo de sobrevivir económicamente fuera del internet global dominado por EU?
Irán cuenta con el mayor número de ciudadanos de Medio Oriente, 33 millones, conectados a Internet, y su apuesta a la libertad internauta exhibe inmensos obstáculos según GT cuando es difícil concebir un intranet nacional completamente aislado del Internet foráneo: sus limitaciones mermarán sus intercambios mercantiles con Rusia y China cuando arrecian las sanciones impuestas por Occidente.
Según GT, sólo Twitter estuvo a punto de provocar una revolución de redes sociales en Irán y ahora es objeto del virus Stuxnet, una operación conjunta de Israel/EU para impedir su desarrollo nuclear.
Medios islámicos fustigan el control dual de Internet y los principales servidores por EU/Israel: Google, Facebook, Wikipedia, Yahoo, etc. (La mano israelí detrás de la Internet; Freedom Research, junio 2009: http://radioislam.org/islam/english/jewishp/internet/jews_behind_internet.htm )
Los mismos israelíes alardean el control global de los multimedia (Los israelíes sí controlan los medios; Manny Friedman; The Times of Israel; 1.7.12), lo cual exacerba la paranoia de árabes y persas por igual, ya no se diga de mil 500 millones de islámicos en el mundo y la aplastante mayoría de los demócratas libres del planeta.
De las 13 raíces de nombre especificados, 10 se encuentran en EU que ostenta una posición absolutamente ventajosa en el control de la Internet y tiene la capacidad de cortarlo a cualquier país.
GT juzga que esta posición desequilibrada amenaza la seguridad de la Internet de todos los países, la cual es parte sustancial de la seguridad nacional.
Informa que algunos académicos han propuesto la separación militar y civil de la Internet, mientras otros proponen un acuerdo para no usar como primer golpe la guerra de la Internet.
Sugiere que la única forma para que los países atrasados puedan salvaguardar su red de seguridad en Internet es creando sus propias tecnologías cuando los países desarrollados monopolizan el discurso del poder de hacer las reglas de Internet.
Cabe señalar que EU, el controlador supremo de Internet (al unísono de su aliado israelí con cierto tipo de servidores masivos), ha creado un nuevo centro de seguridad cibernética del Pentágono: CyberSecurity, cuando las guerras en el ciberespacio forman ya parte de las guerras multidimensionales en boga.
Marcus Ranum, jefe de la Oficina de Seguridad de Tenable Network Security (Columbia, EU) se pronuncia por un ciberespacio desmilitarizado, lo cual es muy difícil de lograr, por lo que su segunda opción se centra en los límites nacionales (sic) del ciberespacio.
Arguye que el supremo control de EU en el ciberespacio le concede enormes ventajas económicas mediante la influencia tremenda de Hollywood y el Megaupload.com cuando EU usa su control de la infraestructura de Internet para reforzar sus agenda económica.
Sugiere que “EU debe evitar tratar Internet como a colonia (sic)” y en su lugar promoverlo como un recurso global cuando existen flagrantes contradicciones entre la “libertad de expresión on line”, según Hillary Clinton, y la persecución británica de Julian Assange.
Concluye que sea probable que Irán salga de Gmail, pero pocos países lo podrán imitar cuando su costo es prohibitivo, aunque sea técnicamente factible.
Lo real es que la libertad de expresión está secuestrada por el control dual cibernético de EU/Israel tanto de los multimedia convencionales (en forma obscena) como de las redes sociales (en forma sutil).
Alfredo Jalife-Rahme