En aquellos inolvidables veraneos en el campo de la señora Lynch, conocido entonces como Granja Santa Ana, los chicos gozaban de su libertad a la hora de la siesta, mientras los mayores dormían. Jugaban a la paleta, al tenis, a tirar petardos, a nadar en el tanque australiano. Cuando un auto se anunciaba en la tranquera, comunicando la llegada de visitas, los chicos corrían aquellos doscientos metros para ver quién había venido. El gran premio para el que llegaba primero: abrir la tranquera. Guevara aprendió a ordeñar, a hacer manteca, e incorporó algunos proverbios camperos. Por aquel entonces, era costumbre que los adultos se levantaran a media mañana, el 24 de diciembre, para concurrir a Misa de Gallo.
Los familiares más queridos del Che (aparte de sus padres y hermanos) fueron la abuela Ana Isabel Lynch y la tía Beatriz Guevara, soltera, que vivía con la Sra. Lynch.
Este parentesco de Guevara con una familia Lynch motivaría, años después, un reportaje de cierto diario de Dublin. Querían saber de dónde venía el apellido. Tal vez ignorando que ciertas familias irlandesas son de antiguo arraigo en nuestro país: los O´Gorman, los O´Connor, los Brown, los Lynch, los Garrahan, los Kavanagh.
Antes de radicarse en Córdoba, los Guevara vivieron en Buenos Aires: 1932. Se instalaron en un departamento ubicado en el quinto piso del edificio de Sánchez de Bustamante y Peña, Barrio Norte. Conocieron un nuevo paseo: los lagos de Palermo. Fue allí donde Ernestito aprendió a andar en bicicleta. En aquel barrio nació su hermano Roberto (18 de mayo de 1932) mientras los Guevara evaluaban distintos sitios de radicación, buscando una atmósfera saludable para el asma de Ernestito: Tandil, Mendoza, Mar del Plata. En 1933, se radicaron por un tiempo en Córdoba Capital (Hotel Plaza, frente a la Catedral jesuítica) para volver después a Buenos Aires y, finalmente, radicarse ya de firme en Córdoba. El "Che" quedó en manos del Dr. Soria, neumonólogo. Posteriormente, vivieron un tiempo en Villa Allende. Más adelante, en Argüello, y por último cerca de Alta Gracia.
En Alta Gracia, los Guevara vivieron durante casi un año en el Hotel Las Grutas, ubicado a 4 kilómetros de la ciudad, en medio de las sierras. Con el tiempo, se convertiría en casa de retiro espiritual de las Carmelitas. Había en las proximidades una capilla, construida dentro de una gruta, para venerar a la Virgen de Lourdes. Los domingos, iban en familia a misa. La iglesia estaba a 1000 metros del hotel. Luego vivieron en una casa situada en la calle Avellaneda 401, Villa Carlos Pellegrini. Era un viejo chalet, con una palmera datilera en la puerta. Esa zona era conocida como "el Alto" para diferenciarla de la Ciudad Vieja, denominada "el Bajo". Luego se mudaron a otra casa, que quedaba cruzando la calle: Villa Chichita, también llamada "Casa de los Fantasmas", por los ruidos nocturnos que producía el Viento Norte.
Allá nació la hermana, Ana María Guevara, el 28 de enero de 1934. Más adelante, los Guevara volvieron a cruzar la calle y se instalaron en Avellaneda 501. La casa se llamaba Villa Nydia***. Allí transcurrieron muchos años de infancia del "Che". La gente del lugar hablaba de ese chalet como "Vive como Quieras", evocando una película de la época. Así vivían los Guevara: puertas abiertas, amigos y niños entrando y saliendo. Después se trasladaron al chalet de Fuentes, al de Forte, al de Ripamonti, al de Doce, a medida que se vencían los contratos. Todas estas viviendas eran muy similares, construidas por los ingleses en tiempos del ferrocarril.
Allá nació la hermana, Ana María Guevara, el 28 de enero de 1934. Más adelante, los Guevara volvieron a cruzar la calle y se instalaron en Avellaneda 501. La casa se llamaba Villa Nydia***. Allí transcurrieron muchos años de infancia del "Che". La gente del lugar hablaba de ese chalet como "Vive como Quieras", evocando una película de la época. Así vivían los Guevara: puertas abiertas, amigos y niños entrando y saliendo. Después se trasladaron al chalet de Fuentes, al de Forte, al de Ripamonti, al de Doce, a medida que se vencían los contratos. Todas estas viviendas eran muy similares, construidas por los ingleses en tiempos del ferrocarril.
El "Che" recordaba vivamente aquellos años de Alta Gracia: el convento de los jesuitas donde vivió Liniers antes de ser fusilado por los revolucionarios de Mayo, el Tajamar (un dique que se llenaba con los chorrillos de las sierras) la catedral, las escuelas, especialmente la San Martín y la Liniers, donde cursó estudios. Los chicos iban a nadar a La Hoya, en las sierras. Saltaban al agua desde un peligroso peñasco. Los domingos, hacían excursiones al campo, que culminaban con unos chorizos a la brasa y un mate cocido. Otros juegos de riesgo: trepar árboles, lanzarse cuesta abajo en bicicleta, explorar túneles de minas abandonadas, y todos los entretenimientos de la época, incluyendo el rango, la escondida y el "cachurra monta la burra".
Unos años después, Guevara conocería al abogado Fidel Castro en México. Comulgaron rápidamente. Guevara, que había pensado llegar hasta París para tratar a su madre Celia del cáncer que padecía, puso una condición para sumarse al proyecto de la revolución cubana: "Que al triunfar, si deseo volver a la Argentina, esta opción no se limite por razones políticas".
CITAS
*La mujer de quien esto escribe, Marta Elena Ibáñez Vidal del Carril, nació en 1945 en una casa ubicada en Estrada 2494. En la esquina de Estrada con Isidro Labrador había, en aquel entonces, un gran indicador de laja que decía "Quinta Lynch", sin duda anunciando la antigua pertenencia de aquellos terrenos.
**Famoso yachtman y diseñador de barcos. Hoy vive su hijo, de igual nombre y profesión.
***: La casa "Villa Nydia" es hoy Museo Che Guevara. .
Fuente: Rolando Hanglin en LA NACION