lunes, agosto 27, 2012

Tremendo impacto de Sudáfrica al mercado mundial: ¿productos made in Israel? ¡No! "Hecho en Territorio Palestino ocupado"


La decisión del gobierno surafricano de identificar los productos elaborados en asentamiento paramilitares israelíes con la etiqueta Hecho en Territorio Palestino ocupado es un hálito vivificador fresco en una atmósfera política desfavorable a los palestinos.

El portavoz surafricano Jimmy Manyi fue terminante al declarar en rueda de prensa a mediados de semana que "(la medida) está en línea con la postura de Suráfrica que reconoce las fronteras delineadas en 1948 y no reconoce territorios ocupados allende esos límites como parte de Israel".
Especificó el funcionario que el Ministerio de Comercio recibió luz verde para emitir una anuncio, el cual exige que los productos en cuestión sean marcados "para que los consumidores sepan que el origen no es Israel, sino fuera de la línea verde".

La medida retrotrae a la actualidad una resolución del Consejo de Seguridad de la entonces juvenil Organización de las Naciones Unidas, la 181/47, en la cual se delimitan los bordes entre lo que se proponía fuera un hogar nacional judío y el Estado independiente de Palestina, país que había sido ocupado primero por Turquía y, después, por el Reino Unido.
El imperio otomano perdió su posesión, como muchas otras en el Levante tras su derrota en la I Guerra Mundial a manos de Francia y Gran Bretaña, metrópolis favorables a la creación de un Estado de Israel que, con el tiempo, ha devenido la principal potencia militar del Medio Oriente, gracias a una sustancial y sostenida ayuda de Estados Unidos.

Con la expansión militar de Israel vino la territorial, acompañada de una agresiva política exterior que incluyó la alianza de Tel Aviv con el régimen racista surafricano del apartheid, la cual llegó a su clímax con la cooperación nuclear entre ambos Estados. 
Es de común conocimiento que Israel posee un arsenal de armas nucleares de hasta 200 bombas, además de misiles y aviones capaces de transportar esas armas de exterminio masivo a grandes distancias, dentro y fuera del Medio Oriente.

Los lazos entre racistas surafricanos y sionistas israelíes quedó de manifiesto tras la revelación en la década del 80 de documentos, según los cuales a principios de 1975 Tel Aviv ofreció a Pretoria armas nucleares de tres tipos diferentes en el marco de una operación denominada Chalet y obtuvo uranio surafricano para sus planes de armamentismo atómico. 
La fecha es importante, pues coincide con el auge de los movimientos de liberación en el Cono Sur africano, en especial en países limítrofes y próximos tales como Angola, Mozambique, dominados por Portugal, y Zimbabwe, controlado por un régimen gemelo al de Pretoria.



De cuajar el acuerdo, el régimen minoritario racista habría entrado en posesión de un instrumento de contención castrense y política contra las fuerzas nacionalistas africanas, el cual ofrecería a las potencias occidentales una razón para intervenir en su favor bajo el pretexto de evitar que esas armas cayeran en "manos extremistas", como calificaban a las entidades pro independencia. 
Tan pronto llegaron al poder, las autoridades surafricanas post apartheid de inmediato renunciaron a los dispositivos atómicos construidos con ayuda israelí y se acogieron a los tratados internacionales que proscriben el uso y posesión de esas armas.

Con esos antecedentes resulta obvio que al exigir la zona de producción de los productos, las autoridades surafricanas recuerdan a Israel que los lazos diplomáticos y comerciales en modo alguno implican padecer de amnesia y, de paso, reitera su postura favorable a la creación de un Estado palestino independiente, lo más doloroso para Tel Aviv.

2012-08-24 07:42:05 / Fuente: Moises Saab, Agencia Prensa Latina

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