Martes, 31 de
Julio del 2012
PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ DURANTE LA DECLARACIÓN CONJUNTA ENTRE LA REPÚBLICA ARGENTINA Y LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, EN LA EMBAJADA DE LA REPÚBLICA ARGENTINA EN LA REPÚBLICA FEDERATIVA DE BRASIL.
En este pedacito de tierra argentina, circundado por territorio de nuestra hermana República del Brasil, en esta emblemática Embajada. ¿Por qué digo emblemática Embajada? Porque vos sabés Hugo, mirá lo que yo hablaba hoy de las soledades y de lo que vos siempre también contaba y contaba Pepe que nuestros intelectuales, nuestros gobernantes miraban hacía afuera, hacía Europa, hacía el Norte, aquí en la Argentina, aquí en Brasil la República Argentina no tenía Embajada, tenía la casa del embajador, pero tenía un terreno – que era este terreno, cedido por el Gobierno del Brasil, cuando se fundó Brasilia, como se los cedió a cada uno de los países para que cada nación construyera el edificio de su Embajada. Aquí jugaban al fútbol, era una canchita de fútbol. En nuestro principal socio comercial, en el principal destino de nuestras exportaciones no teníamos Embajada, teníamos Embajada en Washington, tenemos Embajada en París, en Roma, en España, pero aquí al ladito no teníamos Embajada y Néstor Kirchner, ese mismo hombre que vos decís como miraba; a mí me miraba distinto también, pero bueno por obvias razones. A veces me miraba enojado, a veces nos enojábamos y nos peleábamos pero era parte de la vida, era imposible estando los dos juntos no pelearnos. Así que nada, tomó la decisión y se comenzó a construir esta Embajada, cuando era embajador aquí Juan Pablo Lohlé.
Pero bueno Néstor toma la decisión y comienza a construirse esta magnífica Embajada, que fue proyectada por un arquitecto muy importante en la Argentina, el arquitecto Solsona y realmente ha quedado una Embajada preciosa porque tiene la impronta de lo que es el diseño de Brasil. Estamos muy orgullosos y muy contentos porque para nosotros es un símbolo de integración, de decisión definitiva y permanente a la América del Sur, como lo es también – entre otras cosas – porque este convenio que acabamos de firmar hoy, este acuerdo, esta declaración de ambos Presidentes, que también tiene como antecedente una mesa de trabajo que hubo entre los presidentes de PDVSA e YPF, el ingeniero Galluccio sobre la cual versa este documento y que lo está esperando a Rafael, allá en Buenos Aires para encontrarse, realmente es un paso más en una integración que viene desde hace mucho tiempo y que nació no por necesidades económicas, sino fundamentalmente por las mismas convicciones, con estilos diferentes, con formatos diferentes, porque además la particularidad de este integración de la América del Sur, del MERCOSUR, de la UNASUR… hoy lo recibimos a Venezuela y a Hugo, aquí en el MERCOSUR. Y es un día histórico realmente, que por un momento a mí me parecía que no iba a llegar nunca, era como que desfallecíamos porque siempre había algún inconveniente, faltaba una aprobación, faltaba lo otro. Bueno la historia es en definitiva la que decide los tiempos y yo quiero agradecerle a mi compañero y amigo, Hugo Chávez Frías la paciencia, una vez más, que tuvo para aguantar – sí el término apropiado es aguantar, porque hay cosas que uno… aguantar desplantes, aguantar cosas que tal vez otros no hubiera hecho, no lo hubieran tolerado – pero su vocación de integración, de pertenencia a esta tierra, a este bloque, a esta idea porque, en definitiva, el MERCOSUR no es solamente una construcción económica, como algunos quieren hacerla aparecer, o una asociación aduanera, el MERCOSUR – como la UNASUR – son ideas, ideales, objetivos que se llevan adelante y que se transforman en política cuando esas ideas se traducen en instrumentos, en instituciones y en política, como es el caso del MERCOSUR, como es el caso de la UNASUR.
Y hoy es un instrumento mejor y más ampliado, porque además de Argentina, de Brasil, de Uruguay, de Paraguay, que está suspendido momentáneamente nada más hasta que elija nuevamente sus autoridades, ahora está Venezuela. Y no debemos detenernos aquí, tenemos que tratar de incorporar más miembros.
Recién hablaba del otro hito histórico de la República Argentina como ha sido la recuperación de YPF. Vos decís siempre que el petróleo, la enfermedad holandesa como le llaman algunos, o la maldición del petróleo a Venezuela, YPF fue una empresa emblemática en la República Argentina. Significó la soberanía, es casi como una marca de país y su desnacionalización, porque hay que aclararlo Hugo, en 1999, 1998 hubo un momento en que pasó de ser una empresa del Estado a una empresa privada. Pero una empresa privada, en la cual las provincias petroleras, que somos 10 en la Argentina, teníamos participación. Santa Cruz, la Santa Cruz gobernada por tu amigo Néstor Kirchner, durante tres períodos, llegó a tener en esa empresa casi el 4 por ciento del capital porque había recibido regalías hidrocarburíferas por la deuda que tenía la Nación con las provincias y además – como él quería llegar al 5 por ciento porque el que tenía el 5 por ciento ponía un miembro en el directorio – siguió comprando acciones en la Bolsa de Nueva York.
En eso estábamos, ya estábamos llegando al 4, iba a llegar al 5 sí o sí, cuando el gobierno de ese entonces decide, no ya la privatización, sino la desnacionalización. Esto es transferir a capitales privados extranjeros recursos estratégicos no renovables y vitales en la ecuación económica y de país, como es el petróleo.
En eso estábamos, ya estábamos llegando al 4, iba a llegar al 5 sí o sí, cuando el gobierno de ese entonces decide, no ya la privatización, sino la desnacionalización. Esto es transferir a capitales privados extranjeros recursos estratégicos no renovables y vitales en la ecuación económica y de país, como es el petróleo.
Seguramente que cuando vos le dijiste eso, él te dijo lo que te contestó porque era un hombre que tenía un manejo exacto de los tiempos. Lo único que lamento – entre otras cosas, por supuesto – es que no haya podido estar presente físicamente cuando tomamos la decisión de recuperar la soberanía hidrocarburífera. Digo físicamente – yo creo mucho en Dios – y estoy segura que desde algún lado lo vio y se sonrió.
Y cuando la tomamos fue con la decisión más difícil, hubiera sido más fácil hacerlo con el cien por ciento, ir por todo pero decidimos adoptar un modelo del 51 por ciento, que nos diera la mayoría y que nos permitiera seguir enlistados en la Bolsa de Nueva York, cotizando, controlado. Elegí el camino difícil, las mujeres somos así, nos gustan las cosas difíciles. Para las fáciles están los hombres, a ellos siempre le gustan las cosas fáciles. (APLAUSOS). A nosotros nos gustan las difíciles, tienen otro sabor, otro gustito. Pero, para que vean, se dieron cuenta hoy, allá en el Planalto, empezó una mujer y quién cerró: otra mujer…. Para que tomen cuenta, pero más allá de las chanzas – mi querido – esto no es una cuestión de género, sin lugar a dudas, más allá de mis bromas, es una cuestión de políticas: hombres y mujeres indistintamente que piensan y que tienen los mismos objetivos, que vienen de distintos orígenes, Dilma, vos, Pepé, yo. Todos de distintos orígenes, pero con un mismo objetivo: la conmoción frente a un mundo injusto. ¿Por qué digo la conmoción? Porque es eso la pasión militante, uno se conmociona y se conmueve frente a lo que no le gusta porque lo considera injusto e inequitativo. Puede vestir uniforme de soldado, puede ser un sacerdote, puede ir con polleras, puede ser un intelectual pero los une la misma cosa: la indignación frente a la injusticia, a la inequidad, a los que uno tengan todo y los otros no tenga nada. Y esto es más allá de los defectos, de los errores… y por eso le decía a Pepe que no le tenga miedo a las trampas porque podemos equivocarnos o tomar decisiones que no son las adecuadas y después tengamos que modificarlas, corregirlas.
Y te digo algo Hugo, no tenemos que tener miedo a corregir cuando nos equivocamos, no somos Dios. Vos y yo hemos aprendido - por distintos motivos, o por iguales y parecidos motivos - que ni vos, ni yo, ni ninguno somos Dios, que Dios está allá arriba y que acá somos simples mortales, que muchas tomamos decisiones y nos equivocamos y tenemos que modificarlas, corregirlas, mejorarlas. Y no tengamos miedo, ni vergüenza a lo que digan; lo peor que puede hacer uno es equivocarse y persistir en el error. Eso ya nos hace definitivamente estúpidos, que es lo que nunca me voy a permitir ser: estúpida. Entonces, yo quiero agradecerte todo el esfuerzo que has hecho precisamente por no cejar en esta incorporación que hoy se hace definitiva, que hoy se patentiza y que nos va a permitir a la América del Sur, lo que decía la Presidenta Dilma Rousseff: convertirnos en la quinta economía del mundo, por PBI, por población, por un montón de ítems que hacen que nos coloquen como la quinta economía del mundo luego de Estados Unidos, de China, de Alemania, de Japón.
Esto es un desafío terrible e inmenso que exige que seamos muy realistas, que sigamos trabajando cada vez más en un mundo cada vez más complejo y difícil, pero que con energía, alimentos, con conocimiento y ciencia y tecnología, que nos va a permitir transformar esa energía en mayor valor agregado y más trabajo, esos alimentos, no solamente en productos primarios sino en mayor y mejor calidad con valor agregado, porque la clave acá para sacar a nuestra gente de la pobreza, es darle valor agregado a todos nuestros productos primarios.
Y tenemos mucho de todo lo que necesita el mundo y además, tenemos una región de paz y, además, tenemos una región libre de cualquier conflicto religioso o étnico y, además, nos llevamos muy bien los presidentes de la región, aún cuando estemos en partidos diferentes y, además, las sociedades han decidido darse definitivamente gobiernos democráticos.
Oportunidad histórica, tal vez, tan única como hace 200 años, cuando también caían los imperios. Porque hace 200 años, cuando San Martín, Bolívar, Belgrano, Artigas se lanzaron a la lucha, también caían imperios: Napoleón Bonaparte irrumpía en Europa.
Todo el mundo le hace mala prensa por ahí a Napoleón Bonaparte y lo plantean así, así como un loco. No, muchachos, Napoleón era la irrupción de la burguesía y del liberalismo enserio en Europa, fue el gran codificador, fue el que llegó hasta en la cultura…
Vos sabías que en la expedición napoleónica a Egipto llevó arqueólogos y estos descubrieron la piedra de roseta y gracias a Napoleón y sus arqueólogos se encontró esa piedra que, por supuesto, tienen los ingleses hoy en su…cuándo no, sí, el Partenón, las Malvinas, varias cosas se han quedado.
La piedra de roseta la encuentra un arqueólogo que lleva Napoleón en su expedición a Egipto y ahí en ese río, descubren que había al lado de jeroglíficos, porque nadie sabía qué decía en las pirámides, había una inscripción en griego y gracias a Napoleón comenzó a entenderse qué decían los jeroglíficos y se descifran muchísimos misterios.
Pero esas cosas no se cuentan: Napoleón fue la avanzada del liberalismo en el mundo y también, tomaron medidas muy importantes. Su hermano José, cuando lo puso en el trono de España. Y en ese momento histórico mundial, de ruptura de las monarquías, irrumpen en las colonias las democracias, las revoluciones más que las democracias, las independencias.
Primero, tímidamente: en mayo con una construcción teórica jurídica que como la hermana mayor, España, estaba bajo no sé qué cosa, todos paraguas para disimular las verdaderas ansias de libertad que tenían nuestros patriotas imbuidos por la Revolución Francesa.
Y hoy también estamos en un momento histórico, de ruptura de modelos que se han venido desarrollando en el mundo a partir de la Segunda Guerra Mundial. Por este no es un modelo que, como algunos creen, irrumpe con la caída del Muro de Berlín, en realidad el mundo que se concibe y se proclama como dividir una parte para vos y otra parte para mí, que encierra en el fondo un concepto de moderno colonialismo que se dio después del ’45, es una época que está terminando.
Porque en realidad, lo que está en crisis hoy, además de la economía mundial, es la cuestión del poder también en el mundo. Y yo quiero finalizar con esto del poder, porque sé que mañana en algunos diarios van a titular “hizo toda una clara alusión al poder porque el poder…”.
Cuando hablamos del poder, los que surgimos de las elecciones libres y democráticas, hablamos del poder popular, somos representantes de un poder que va a elecciones cada dos años…
Vos ya fuiste como trece o catorce, a vos se te fue un poquito la mano con las elecciones. Pero en el resto, en mí país, por ejemplo, hay elecciones cada dos años, cada cuatro para presidente y cada dos para renovar Cámaras por mitades y por tercios en la Cámara de Senadores.
Ese poder, que es el de los partidos políticos, que es lo que representamos en el Congreso, en el Poder Ejecutivo, va a elecciones cada dos años. Ese es el poder del que yo hablaba, pero no es el poder más importante ni en Venezuela ni en ninguna otra parte del mundo. Los poderes más importantes todavía, siguen siendo aquellos que no van a elecciones: el poder de las grandes corporaciones, de los grandes conglomerados comunicacionales a nivel global o nacional o regional y de los grandes conglomerados financieros que hoy asolan las economías mundiales.
Ese poder, al que nadie…por lo menos mencionen los medios de comunicación, ese poder no lo elige nadie, no lo controla nadie, no lo vota nadie y, sin embargo, nos juzga a todos nosotros, fundamentalmente, gobernantes elegidos por millones de votos en nuestros respectivos países.
Por eso quiero hacer esta diferencia entre los poderes para nadie se confunda de qué poder hablaba hoy. Y el poder que hoy está en discusión en el mundo, es un poder que se ha difuminado luego de muchos acontecimientos, algunos creen que a partir del año 2008 con la caída de Lehman Brothers; otros creen que a partir del año 2001, cuando pasó lo de las Torres Gemelas, que causó también un gran impacto; otros creen de la caída del Muro de Berlín. En fin, es una tarea de los historiadores.
Pero es bueno analizar que estamos también frente a un cambio de época como el que vivieron Bolívar, San Martín y tantos otros.
Yo no sé, vos seguro que te creés Bolívar, hoy en el fondo estoy convencida que algo aletea en vos, te falta una Manuelita Sáenz nada más; yo, podría ser una Juana Azurduy, tampoco me siento una Juana Azurduy porque mañana si no tengo un título “se cree Juana Azurduy”, tampoco.
Pero creo que tenemos desafíos parecidos, más complejos. Imaginás, ¿cuánto tardaba Bolívar en enterarse lo que pasaba en Buenos Aires? Meses, meses y ahora es un minuto y estás on line con todo lo que está pasando en el mundo.
Por eso, lo que decías vos, que vamos a ver más cambios en estos años que nos quedan que los que se vivieron en 200 años, es absolutamente cierto y tiene que ver con esa globalización que yo te voy a decir algo: yo sé que vos chillas mucho contra la globalización. Yo también al principio la denostaba, desconfiaba, no sé, me parecía como que venían por todos nosotros. ¿Y sabés qué? Me estoy dando cuenta que la globalización, como los pobres, como los que sufren, son muchos más, millones más de los que tienen todo esta globalización, que algunos creyeron que la iban a poder usufructuar libre e impunemente, finalmente está poniendo al descubierto cómo es la trama del poder y de las relaciones de poder en el mundo. Solamente hay que saber mirar para ver y yo creo que está pasando esto.
Y para terminar, porque a mí me encanta, yo soy una apasionada de la política internacional y de la historia: fíjate vos, me acuerdo cuando pasó lo de la primavera, la autotitulada por algunos medios “primavera árabe”. Lo charlábamos con el Canciller, un experto por convicción y por origen también en Medio Oriente, reitero, lo charlábamos con Héctor y decíamos: “Esta no es una revolución como la que se piensan en los grandes centros de poder que es una revolución que van a querer vivir en el mundo árabe o musulmán como vivimos en Occidente; esta primavera va a ser, finalmente, una primavera que va a tener más que ver con lo musulmán que con la primavera que algunos imaginaban.
Y bueno, los resultados de las elecciones en algunos países, están demostrando que valiéndose de los instrumentos de la conectividad, ¿algunos sabés por qué se confundieron?, porque veían que el que tenía chador y un turbante andaba con el teléfono inteligente y entonces se pensaron “esta es de las nuestras”. No, utiliza el instrumento porque ella quiere vivir como le enseñaron y como cree y como quiere vivir además, que esto es lo importante, que cada país y que cada sociedad, respetando los derechos humanos y respetando al otro, quiera vivir como lo marca su tradición, su historia y el voto popular.
Por eso, mundo diferente, mundo fascinante. Es un mundo fascinante el mundo del cambio. En un mundo así de onda de los ’50, con el macartismo y esas cosas que había, yo me hubiera aburrido muchísimo, a parte, que todos pensaran igual…horrible.
Me encanta este mundo, me encantan estos desafíos, me encanta esto que nos está pasando en la América del Sur y espero que todos nosotros estemos a la altura de la historia y de las circunstancias.
No para parecernos a nadie, porque, Hugo, no tenemos que parecernos a nadie, nunca nada es igual, vos lo dijiste hoy repitiendo a Heráclito, nunca se bebe en el mismo río y la historia siempre es diferente, puede tener puntos de contacto, puede tener enseñanzas desde dónde mirar, de dónde aprender, de dónde ver, pero siempre, afortunadamente, es distinta.
¿Saben por qué afortunadamente? Porque si no sería la historia que construyeron otros y esta es la historia que estamos construyendo nosotros.
Muchas gracias y muy buenas tardes a todos y a todas. (APLAUSOS)