jueves, agosto 16, 2012

Discurso textual para leer y coleccionar: Comandante Fidel Castro sobre los Medios de Comunicación - Discours textuel pour lire et collecter: Commandant Fidel Castro sur les médias


La Habana. 01 de julio del 2012

DISCURSO DEL COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ: LOS MEDIOS DE DIVULGACIÓN DE LAS IDEAS DEBEN ESTAR AL SERVICIO DE LA CREACIÓN DE UNA FUERTE CONCIENCIA REVOLUCIONARIA EN EL PUEBLO

Debate Socialista ofrece a sus lectores fragmentos de un discurso de Fidel de 1961 propicio para el aporte a la discusión tan necesaria del oficio del periodismo en una Revolución.
(En el acto homenaje al periódico Revolución, con motivo del premio que le fuera otorgado por la organización internacional de periodistas, 25 de marzo de 1961)

  Compañeros revolucionarios:
Es una buena oportunidad esta, en que venimos a homenajear a un órgano de la prensa revolucionaria por el honor que ha recibido para nuestra prensa y para nuestro país, de reunirnos aquí un núcleo importante de compañeros y de compañeras representativos de la Revolución.

Y los compañeros del periodismo tienen una gran tarea en eso. Ustedes son los que tienen en sus manos la orientación del pueblo, la información del pueblo. El papel de la prensa radial y televisada y escrita, es fundamental.

¿Ha cumplido bien ese papel la prensa? Bueno, lo ha cumplido bastante bien, pero lo pudiera cumplir todavía mejor; es decir, hay que hacer un esfuerzo mayor. ¿Quiere decir que todos hemos cumplido con el deber? No, todos no hemos cumplido con el deber. ¿Todos los funcionarios del gobierno han cumplido con su deber? No. ¿Todos los revolucionarios han cumplido con su deber? No. Esa es la verdad.

Nosotros no estamos todavía a la altura de la situación; nosotros estamos dormidos sobre los laureles. Tenemos que estar a la altura de la situación; hay compañeros funcionarios que todavía creen que estamos en el día 1º de enero, no se dan cuenta de que estamos en plena lucha contra el imperialismo, no se dan cuenta de que el imperialismo está culminando sus esfuerzos de lucha contra la Revolución y que nosotros tenemos que poner también en tensión nuestras fuerzas. Nosotros tenemos que redoblar nuestras energías.

Cuando estábamos en la Sierra Maestra, y se acercaba la ofensiva enemiga, nosotros redoblábamos nuestras energías y poníamos en tensión nuestras fuerzas, y hacíamos triple esfuerzo; y nos preparábamos en todos los órdenes para la lucha que se nos encimaba, y tomábamos todas las medidas que el caso requería. Pues, igual tenemos que hacer ahora, cuando se acerca la ofensiva imperialista, con sus acciones dentro y fuera del país.

Tenemos que poner en tensión nuestras fuerzas, y prepararnos previsoramente, esforzarnos por realizar mejor nuestro trabajo, en cualquier sitio en que nos encontremos, o al frente de un batallón, o al frente de una fábrica, o de un periódico.

Hay que darse cuenta de que estamos enfrascados en plena lucha con el imperialismo. Y esta exhortación va dirigida muy especialmente a los compañeros del periodismo. Hay que coordinar más todavía la información; hay que erradicar toda competencia que no sea sobre la base del mejoramiento, de la calidad de los periódicos; hay que tratar de ganarse el crédito de la opinión pública por la calidad del trabajo, no por los "palos" periodísticos; coordinar las noticias entre todos los órganos; coordinar las campañas; orientar coordinadamente a la opinión pública y coordinar su esfuerzo con los planes de la Revolución, con las metas de la Revolución en todos los campos y con las fuentes de información.

No quiere decir esto que se sacrifique la variedad, el estilo, las características de los periódicos, pero hay que trabajar coordinadamente, orientar las campañas, ayudarse mutuamente, golpear sobre aquellas cuestiones más importantes. Ya se nota una colaboración mayor, ya se nota que marcha mejor la prensa revolucionaria.

La cuestión, por ejemplo, como la del analfabetismo. Hay que dedicar todo el esfuerzo a esa campaña, porque la batalla contra el analfabetismo se ganará, sobre todo, en la misma medida en que llevemos al ánimo de todos la importancia de ese esfuerzo. ¿Pero por qué hay tantos alfabetizadores? ¿Por qué hay tantos niños y niñas alfabetizando? Porque se ha divulgado la campaña, porque ha prendido esa campaña. Tener al pueblo informado de estas campañas, exhortar al pueblo a llevar adelante la campaña, y redoblar el esfuerzo allí donde estemos más atrasados en la campaña de alfabetización.

Hay una gran cantidad de anuncios que ya no tienen importancia. Hay que divulgar aquellas cuestiones que ayudan a la economía, que ayudan a la cultura, que ayudan a la formación de la conciencia del pueblo; hay que formar conciencia revolucionaria en el pueblo; hay que exponer los fundamentos de la Revolución, las razones de la Revolución, la justicia de la Revolución; hay que desacreditar a los enemigos de la Revolución, los argumentos de los enemigos de la Revolución, porque los enemigos de la Revolución están huérfanos de razones, están huérfanos de moral. Y estando en manos de la Revolución todos los medios de divulgación de las ideas, podemos poner toda esa formidable fuerza al servicio de la formación de una fuerte conciencia revolucionaria en el pueblo, y no descuidar ese punto.

Dedicar las energías a divulgar las obras de la Revolución en el pueblo, pero hacerlo con seriedad. Hay compañeros que a veces escriben de un tema sin estar muy bien informados. Nosotros nos damos cuenta. ¿Por qué? Porque hay compañeros que creen que su obligación es llenar el espacio, y no estudian el problema.



Hay que investigar bien todos los temas y estudiar los temas sobre los cuales vamos a escribir. Lo mismo en la prensa radial que en la prensa televisada; ya va llegando el momento en que empleemos más la televisión para educar, en que vayamos llevando a cada centro escolar un aparato de televisión para que podamos llevar una película educativa a los niños, programas educativos, que puedan ser presenciados por decenas y decenas de miles de niños, hasta el día en que tengamos en cada escuela un aparato de televisión. ¿Para qué? Para poder darle un programa a un millón de niños al mismo tiempo, para poder darles una clase de geografía, de historia, una película ilustrativa a los niños, un programa a un millón de niños.

Hay que ir convirtiendo cada vez más la televisión en un aparato de divulgación de la cultura, de la educación en general al pueblo; porque tenemos ese extraordinario instrumento que no tuvimos nosotros, que no tuvo nuestra generación, y que nosotros podemos ponerlo al servicio de la actual generación.

Hay que poner la televisión y el radio al servicio de la educación; el pueblo aprende tanto, y aprende tanto el pueblo en una simple obra de teatro; y se le enseñan tantas verdades al pueblo en una poesía, o en un acto ameno y agradable, y se dicen tantas verdades y se aprenden tantas cosas, que nosotros tenemos que poner todos esos medios y todos esos recursos para preparar al pueblo, para educar al pueblo, para mejorar al pueblo en el orden moral, en el orden cultural, en el orden material.

Nosotros debemos librar una lucha incesante para hacer mejor a nuestros niños, para hacer mejor a nuestros trabajadores, a nuestros campesinos, a nuestro pueblo todo; para elevar la conciencia moral, la conciencia política, la conciencia revolucionaria, la virtud de nuestro pueblo, porque eso es lo que nosotros tenemos para enfrentarnos al imperialismo: nuestra moral, nuestra razón, nuestra conciencia, nuestra virtud, nuestro espíritu de sacrificio. Cuanto mayor sea, mejor estaremos preparados para hacer morder el polvo de la derrota a nuestros enemigos.

Hay que lograr una coordinación mayor entre los órganos de gobierno y los medios de divulgación; hay que hacer un trabajo sistemático en ese sentido; hay que despojarse de todo exclusivismo en estas cosas, y pensar que hoy la prensa debe estar al servicio de la Revolución, y que de la misma manera en que la sirva la prensa ganará más prestigio.

Piensen, por ejemplo, que la alfabetización traerá como consecuencia una circulación mayor de todos los periódicos. Por eso, el papel de la prensa es de extraordinaria importancia, y ningún minuto más oportuno para recalcar esto que este acto. Hay que buscar todas las inteligencias de nuestro país, y ponerlas a trabajar al servicio de ese propósito; debemos de repartirnos los escritores, los redactores, es decir que tiene que haber una mutua ayuda entre todos los periódicos; no solo elevar la calidad de cada uno de los periódicos, sino ayudar a elevar la calidad de los demás; no llevarle un periodista al otro, no.

Todos tienen su público, su audiencia, todos tienen sus lectores, y lo que debemos es ayudar a todos los periódicos para que vayan elevando su calidad. La prensa tendrá cada vez un valor mayor en nuestro país.

Vamos a tratar de mejorar la calidad de todos los artículos y de todas las informaciones; vamos a tratar, incluso, de ahorrar papel, porque nosotros gastamos una gran cantidad de papel. Si ahorramos muchos tipos de anuncios que no son necesarios, podemos ir ahorrando papel, y darle un periódico ligero al pueblo, de manera que con todo el trabajo que tenemos podamos leerlo. Si nos dan un periódico con muchas páginas, no lo podemos leer... Pocos anuncios, mucho contenido variado, ameno, ilustrativo, en todos los periódicos.

Es decir que hay un gran porvenir para el periodista, hay un gran porvenir para los intelectuales, hay un gran porvenir para los artistas de radio, de televisión, de cine, en todos los órdenes. Menos anuncios en la televisión: más programas, más trabajo humano; la radio también.

Debemos reunirnos todos, los directores de los periódicos, de radio, de televisión, y discutir todo este problema, y ajustar nuestro esfuerzo, analizar la situación actual de la Revolución, y ajustar nuestro esfuerzo a esa situación, porque todavía no les hemos sacado todo el provecho que la Revolución debe sacarles a los grandes recursos que tenemos en la mano. Y yo creo que en eso estarán de acuerdo todos los compañeros del periodismo.

La Revolución no tiene problemas con los buenos, ni los buenos tienen problemas con la Revolución; la Revolución no tiene problemas con los hombres y mujeres leales, y los hombres y mujeres leales no tienen problemas con la Revolución. Con la Revolución han tenido problemas los miserables que han sido incapaces de comprender este minuto glorioso; que no nacieron para esto, en dos palabras: nacieron para otra época, para la época de la politiquería, del robo, del crimen, del entreguismo, del escepticismo. No, no nacieron para esta época de lucha y de esperanza. Los que nacieron para esta época, aquí tienen su época; los que nacieron con sensibilidad humana, vocación revolucionaria, preocupaciones por los destinos y por el futuro de su país, los que nacieron con inquietudes intelectuales honradas, inquietudes artísticas, inquietudes de cualquier orden social, esta es su época, esta es su oportunidad. Si perdemos esta oportunidad, si la perdiéramos, ¿qué luz volvería a encenderse en este país? ¿Qué inteligencia volvería a arder en medio de la podredumbre? ¿Qué mérito podría progresar en medio del favoritismo y de la corrupción, en medio del privilegio?

Esta es la hora de cultivar todas las inteligencias, esta es la hora de descubrir y de encender cuanta luz sea capaz de dar la inteligencia de cada compatriota nuestro, en la ciudad o en el campo.

Eso es lo que estamos haciendo con esas campañas de educación, con las escuelas que estamos fundando, con las becas que estamos dando: llenar e iluminar con las luces de nuestras mejores inteligencias el cielo de nuestra patria. Esta es la hora de los que quieran fundar, de los que quieran crear, de los que quieran hacer historia; esta es la hora que no puede desperdiciarse. Aquí estamos con la Revolución o contra la Revolución; pero no es la hora de los tibios, es la hora de los entusiastas, es la hora de la gente que se apasiona por algo, que lucha con tesón por algo; que quiere algo, que no vive simplemente por comer y dormir, no vive para vegetar, sino que vive para algo. Antes vivíamos para vegetar, y esa era la vida triste del pasado.

Hoy vivimos para hacer algo grande, no solo para nosotros: para América. Fortalezcamos nuestra trinchera para que la batalla no nos tome desprevenidos, para que la agresión no nos tome sin preparación. La agresión imperialista se nos viene encima. Por eso debemos prepararnos, debemos hacer como hacíamos cuando se acercaban las ofensivas del enemigo en las montañas, que nosotros nunca dudábamos de nuestra victoria, nosotros siempre estábamos seguros de nuestra victoria, y para ello nos preparábamos. El pueblo no debe dormirse sobre los laureles, el pueblo debe prepararse.

Con eso quiero decir que no debemos dormirnos sobre los laureles. Posiblemente las glorias que nuestro país ha alcanzado en el mundo, todavía estén por encima del esfuerzo que hemos hecho; hagamos el esfuerzo que nos haga acreedores legítimos del prestigio que nuestro pueblo tiene en el mundo, para respaldar así esa consigna que ya también el mundo conoce, a la cual nosotros no podemos fallar, la cual nosotros hemos de cumplir, porque lo hemos dicho y lo cumpliremos:

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

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