Un hombre naugrafa en una isla desierta con un perro y una oveja.
Pasan los meses, y el hombre comienza a mirar con cariño a la ovejita; sin embargo, cada vez que se le acerca, el perro le gruñe, le ladra y se interpone entre ambos.
El hombre lleva al can al otro lado de la isla, donde pone comida para entretenerlo; regresa corriendo adonde está la oveja, sólo para encontrar al perro custodiándola.
Otro día confecciona un lazo con su cinturón, lo ata y vuelve a la carrera a la oveja, pero allí está el can, ladrándole amenazante: cortó la correa con los dientes y llegó antes. Un par de días después, mientras otea el horizonte, ve emerger del agua a una bellísima mujer, obviamente víctima de otro naufragio.
La ayuda, le hace respiración boca a boca, la abriga, la pone al lado del fuego, la cuida durante varios días. Cuando la mujer se repone, se deshace en palabras de agradecimiento hacia el hombre y, mirándolo a los ojos y con una semisonrisa húmeda en sus labios, le dice:
Pasan los meses, y el hombre comienza a mirar con cariño a la ovejita; sin embargo, cada vez que se le acerca, el perro le gruñe, le ladra y se interpone entre ambos.
El hombre lleva al can al otro lado de la isla, donde pone comida para entretenerlo; regresa corriendo adonde está la oveja, sólo para encontrar al perro custodiándola.
Otro día confecciona un lazo con su cinturón, lo ata y vuelve a la carrera a la oveja, pero allí está el can, ladrándole amenazante: cortó la correa con los dientes y llegó antes. Un par de días después, mientras otea el horizonte, ve emerger del agua a una bellísima mujer, obviamente víctima de otro naufragio.
La ayuda, le hace respiración boca a boca, la abriga, la pone al lado del fuego, la cuida durante varios días. Cuando la mujer se repone, se deshace en palabras de agradecimiento hacia el hombre y, mirándolo a los ojos y con una semisonrisa húmeda en sus labios, le dice:
-Estoy tan agradecida por lo que hiciste por mí, que podés pedirme lo que quieras...
-¿Lo que quiera?
-Ab-so-lu-ta-men-te lo que quieras...
-¡Bárbaro! ¿No sacarías a pasear el perro?