1- Cuando se realice en Brasilia la cumbre de mandatarios del Mercosur, la estrella será Hugo Chávez porque se formalizará la incorporación de Venezuela a ese sistema de integración, trámite nada pacífico porque ha dividido a varios de los Gobiernos con sus oposiciones políticas, como ocurre en Brasil y Uruguay. Allí siguen las quejas por el «fast track» de ese ingreso, al amparo de la crisis que sacó del juego al Paraguay, que tienen motivos políticos y económicos. El trío Cristina-Dilma-Pepe (Mujica) no parece dispuesto a ofrecer brechas a sus críticos, que no tienen mucha envergadura en Buenos Aires, pero sí en Montevideo y en Brasilia.
El propio vicepresidente Danilo Astori se alzó con críticas a ese ingreso y en el Senado brasileño ya están en curso protestas judiciales de suerte incierta porque en realidad se trata de una decisión política que no tiene tribunal de apelación. Igual, los presidentes decidieron amortiguar el foro crítico y por eso no invitaron a la cumbre a los presidentes de los países asociados al Mercosur, como Chile o Bolivia. Chile es el país más prevenido contra la expansión chavista, pero además podría acercar a la reunión otros reproches, como el enojo por la derogación por parte de la Argentina del tratado que impedía la doble imposición a los negocios binacionales. Ese entuerto encrespó a los chilenos, que dedicaron varios días a criticar a través de la prensa la decisión, que admiten, sin embargo, no implica pérdidas significativas a sus empresas. Por eso esperan los resultados de negociaciones secretísimas entre funcionarios de los países para llegar a un nuevo acuerdo que disuelva las acusaciones de la AFIP de que ese tratado lo usarían empresas de los dos países para eludir y hasta evadir el pago de ciertos tributos. Que no viaje la semana que viene Sebastián Piñera a Brasilia como observador a esa cumbre impide cualquier posibilidad de que ese tema se plantee ante Cristina.
También busca el Gobierno alguna manera de mitigar las críticas de España por la suspensión de un tratado similar que, aquí sí, encarece el negocio en el país para las multinacionales españolas. Hacia adelante tendrán que prepararse otros países porque la decisión del Gobierno argentino, explícita en boca de algunos ministros del gabinete, es revisar todos los tratados de doble imposición y de protección recíproca de inversiones que ha firmado el país y que no se compadecen con el modelo de economía autárquica en que está embarcado el Gobierno como forma de protegerse de la crisis financiera internacional.
2- Lo que más miga dejó, e invadió los quinchos del fin de semana, fue el acuerdo para asistir a Buenos Aires en la regularización del pago de sueldos y aguinaldos, algo que los opinólogos y hasta algunos participantes de ese pacto no terminan de explicar, quizá para evitar mencionar con crudeza razones de Estado que lastiman en la cúpula. Cómo reconocer que la reacción de la Nación la previene de pagar el costo político de que al final los que no cobran en Buenos Aires se pregunten por qué no llega ayuda de Economía a la provincia. Uno de los negociadores del sciolismo que frecuenta la residencia de La Ñata -con las puertas entornadas durante el fin de semana para quienes buscan fútbol, pero franqueadas para funcionarios y asesores que dialogaron con el gobernador- puso la explicación en lo obvio: en un momento de desaceleración de la economía no era la mejor señal prolongar la crisis. En esos corros son escuchados con atención algunos cristinólogos que intentan traducir con alguna claridad expresiones de la Presidente que son entre herméticas y capciosas, pero cargadas de sentido.
Esos expertos tratan de traducir lo que les dijo Cristina de Kirchner a los periodistas el día que se reunió con Daniel Scioli para cerrar el acuerdo: «Bueno, chicos, gracias, parece que estuviéramos firmando la paz en Siria». Por lo menos, dicen los cristinólogos, se admite que había -o hay- una guerra.
3- Los $ 900 millones del bono que se le autorizó a Buenos Aires para que se lo den en pago a los proveedores tienen una tasa de Badlar+2; tampoco es dinero barato pero, en este caso, es lo que se logró. De lo que nadie logró obtener nada en esas conversaciones fue sobre lo que hablaron Scioli y Cristina en un aparte que mantuvieron a solas el jueves, antes de anunciarse el acuerdo y que ingresasen al despacho Silvina Batakis, Diego Bossio y Hernán Lorenzino. Esos diálogos quedarán en el secreto porque ni la Presidente ni el gobernador hablan con nadie de eso. Quien accede a hablar en esos niveles tampoco puede revelar nada, so pena de castigos implacables. Un ejemplo de eso es lo que le pasó al sindicalista de los estatales Andrés Rodríguez, quien estuvo en el despacho presidencial el lunes junto con los caciques del antimoyanismo. Dijo también haber hablado a solas con la Presidente sobre la situación del PJ de la Capital Federal y haber recibido un aval para que se hiciesen las elecciones internas para nuevas autoridades en setiembre próximo. Cayó a una reunión del partido con esa noticia que avalaba su posición, pero el kirchnerista Juan Cabandié lo enfrentó con una idea contraria, que dijo también haber escuchado de boca de la Presidente en otra reunión a solas: que esas elecciones debían postergarse hasta marzo del año que viene, cuando se harán las del PJ nacional. Intentaron contradecirlo al joven legislador con argumentos de todo tipo, pero al final ganó éste y las elecciones se postergaron hasta marzo, pese a que lo confrontaron con el número de afiliados que habían conseguido sus adversarios, aportadas en su mayoría por el sindicalista de los porteros Víctor Santamaría. «Vos has traído apenas 700 fichas», le reprocharon, «y nosotros miles». Pero igual acataron el dictamen Cabandié como más creíble que el de Rodríguez.
Esta decisión de los peronistas porteños los libera de compromisos hasta el año que viene, cuando esperan tener una lista única -como siempre-, y tendrán tiempo para buscar amparo en el resultado de alguna de las pujas nacionales. Un grupo importante de esos peronistas, el que se identifica como «Cabildo Abierto», comenzará a acompañar al bonaerense Julián Domínguez en la campaña que lanzará en poco tiempo para ubicarse como candidato a gobernador de su provincia. El grupo que suele reunirse en el quincho más connotado de la Capital, el restorán El histórico, que funciona en lo que fue antes la Biblioteca Nacional de la calle México, ha recuperado una vieja amistad con el presidente de la Cámara de Diputados forjada en los años 80 cuando se trasladó de Chacabuco a la Capital Federal en el grupo «Liberación» que integraban entonces el actual secretario de Culto, Guillermo Oliveri, y los exfuncionarios Virginia Franganillo y Fernando Maurette. Esa fracción -en realidad lo que queda de ella- es lo que usará Domínguez para hacer pie con su precandidatura en la Capital para hacer músculo y aumentar su grado de conocimiento.
Le hará falta porque para ese cargo de gobernador en 2015 hay ya dos anotados de peso, el exgobernador Felipe Solá -ya reconciliado con el kirchnerismo- y el intendente Sergio Massa. Estos dos pueden estar en una lista de diputados el año que viene del oficialismo, que tiene que enfrentar una elección complicada porque renuevan bancas por la oposición en el distrito Ricardo Alfonsín, Margarita Stolbizer y Francisco de Narváez, los que ganaron la elección en 2009 frente a la lista Kirchner-Scioli.
4- Terminamos estos quinchos, que son globales como la vida misma, con una cena en Washington, ofrecida por el embajador Jorge Argüello a un personaje clave de la administración de Barack Obama, el exasesor en temas latinoamericanas del Consejo Nacional de Seguridad, Dan Restrepo, quien ha dejado el cargo parta sumarse al equipo de campaña del presidente a la reelección. Restrepo conoce bien el país, que ha visitado varias veces oficialmente, y también de manera discreta. Atender su presencia en la embajada argentina vale sólo por el dato que hizo caer sobre la mesa en donde estaba también otro buen conocedor del país, en embajador de Brasil ante los EE.UU, Mauro Vieyra, que estuvo antes varios años en Buenos Aires: Joe Biden volverá a estar en la fórmula junto a Obama. Restrepo es heredo-colombiano y es nieto del expresidente Lleras Restrepo y es el hispano más importante hoy en la política de su país.
Restrepo se mostró confiado en un nuevo triunfo de Obama aunque reconoció que será una pelea larga y hasta último momento. El voto latino, explicó, será el gran protagonista de la elección y aseguró que la mayoría de ese colectivo irá para Obama. Restrepo se explayó sobre el papel jugado por Biden como vicepresidente: «Es un hombre que ha cumplido acabadamente con su responsabilidad política», subrayó el invitado. Imposible eludir comentarios picantes sobre los vicepresidentes latinoamericanos Cobos y Franco.
Los presentes se interesaron por la visión de Restrepo sobre la posibilidad de un presidente latino en los EE.UU. «Para ello hace falta un liderazgo que trascienda el mundo latino, un Obama latino», dijo en referencia a la capacidad de Obama de trascender el perímetro de su pertenencia racial y expresar distintos sectores de la sociedad. «El día que haya un gobernador latino en Texas, ese día estarán dadas las condiciones para ver a un latino en la Casa Blanca», arriesgó. Aunque en Estados Unidos no se festeja el Día del Amigo hubo brindis por la amistad de los pueblos de las Américas y por Colombia en su día patrio. En los pasados 4 años, Restrepo se erigió en un excelente canal de acceso a la Casa Blanca para los embajadores latinoamericanos. Esto fue referido muchas veces a la hora del brindis.
5- Es interesante sumergirse en esas catacumbas políticas de la Capital porque es donde se urden grandes tendencias que después permean -por el tamaño del distrito- a lo nacional. Echar por ejemplo una mirada hacia el macrismo «under», dicho así porque se suele reunir en el sótano de un edificio de la calle Bolívar al 400 para ensayar análisis y especulaciones sobre su presente y su futuro. Ese subsuelo albergó el lunes a Marcos Peña, Gabriela Michetti, Federico Pinedo, Hernán Lombardi, Francisco Cabrera, Federico Sturzenegger y sus segundas lineas Fernando de Andreis, Cristian Bauab, Enrique Pinedo y Claudio Avruj entre otros, en un brain storming animado por el charlista radial y animador cultural Alejandro Rozitchner para evaluar la gestión en la Ciudad, la agenda pendiente y el cronograma político.
Hubo un fuerte contrapunto entre el encargado de la agenda verde ecológica del Gobierno porteño y Pinedo cuando el funcionario PRO le recriminó al diputado el voto en contra de la nacionalización de YPF. Lombardi hizo una defensa de la gestión cultural y se brindó por él por la exaltación que hizo la embajada de Francia de su figura al designarlo Caballero de las Artes y la Cultura. Se habló allí ya francamente de la decisión de Michetti de ir a la renovación en la banca de diputada en una lista con Pinedo a una senaduría. La diputada evita ir a la provincia de Buenos Aires porque presume que el macrismo, al final, puede acordar el apoyo a una candidatura a De Narváez, y ella no quiere ir de dos del empresario. Macri sigue creyendo que el «Colorado» sigue siendo un buen candidato y, salvo que éste termine en el sciolismo como algunos presumen, puede representar bien a su sector. Quienes se interesan en las entretelas del macrismo tienen que seguir con detalle estas reuniones «under» en las que dirigentes conservadores atienden con interés los consejos de Rozitchner, un hombre que defiende la despenalización del consumo particular de la marihuana y un actor como Juan Acosta -que cerró la reunión con sus mejores sketches cómicos- que anda con las uñas pintadas.
Fuente: Charlas de Quincho. http://www.ambito.com