Según la Oficina Nacional de Estadísticas, la economía británica cayó en un 0,7 por ciento entre abril y junio.
Es el tercer trimestre consecutivo de Producto Interno Bruto negativo.
Los Juegos podrían aportar un 0,4 por ciento al PIB del tercer trimestre.
No era la noticia que quería el primer ministro David Cameron de cara a los Juegos Olímpicos que se inauguran oficialmente este viernes. Según la Oficina Nacional de Estadísticas, la economía británica cayó en un 0,7 por ciento entre abril y junio. Es el tercer trimestre consecutivo de Producto Interno Bruto negativo, la segunda recesión en tres años. Una cosa está clara: el Plan A (Austeridad) de la Coalición Conservadora-Liberal Demócrata no está funcionando. Según el Financial Times hoy el Producto Interno Bruto (PIB) es menor que cuando asumió la coalición en mayo de 2010.
El dato no fue sorpresivo, la profundidad de la caída sí. En enero-marzo el crecimiento había sido un 0,4 por ciento negativo, peor que el 0,3 por ciento del ultimo trimestre de 2011. Con esta secuencia de dos trimestres de crecimiento negativo la economía británica se encontraba técnicamente en recesión. El 0,7 por ciento negativo del trimestre abril-junio es una clara confirmación de que la economía británica se encuentra en un sostenido plano inclinado.
La Oficina Nacional de Estadísticas intentó atenuar la noticia atribuyéndola a hechos puntuales como el extenso feriado del Jubileo de la reina. Los economistas no se ponen de acuerdo sobre el impacto que puede tener en la producción y el crecimiento un feriado especial de esta naturaleza, pero un par de días extra de descanso no alteran el paisaje general de una economía que se contrajo en todos los sectores: en construcción la caída fue del 5,2 por ciento, en industria de 1,3 por ciento, en los servicios de 0,1 por ciento.
El atribulado ministro de Finanzas George Osborne admitió que no era la noticia que esperaba, pero reivindicó la estrategia gubernamental. “Estos problemas económicos son muy profundos y de larga data. Estamos lidiando con las deudas individuales y la crisis de la deuda en el extranjero. Hemos cortado el déficit en un 25 por ciento y el sector privado ha creado 800 mil puestos laborales. Con lo que está pasando en el mundo hemos puesto en marcha medidas de estímulo crediticias y en infraestructura para salir adelante”, señaló Osborne.
Estas medidas no constituyen un Plan B. El programa de inversión en infraestructura anunciado el 18 de julio fue recibido con frialdad y generalizado escepticismo. El plan precisa que las compañías convenzan a los bancos de que les presten fondos para invertir en infraestructura. Si lo hacen, el Tesoro aparecerá como garante y las entidades financieras tendrán sus préstamos asegurados. Como apunta el analista económico del Evening Standard Anthony Hiton, el problema es doble. “Los bancos no quieren prestar porque necesitan todo el dinero para sanear sus balances. Y las compañías tienen miedo de invertir en el actual clima económico”, señaló el analista.
La situación se presta más que nunca para una típica intervención keynesiana. El gobierno mismo podría aprovechar las bajísima tasa de interés (0,50 por ciento) para financiar un programa estatal de inversiones que relance la economía. En este sentido el Reino Unido tiene una ventaja adicional respecto de España o Italia. Los cañones de los mercados están concentrados desde hace tiempo en el euro: no hay ataque sobre la libra. Razón de más para aflojar las riendas del mensaje de austeridad que lanzó la coalición conservadora-liberal demócrata al asumir el poder en 2010, cristalizado en un programa que contempla 120 mil millones de libras de recortes fiscales en cinco años.
El problema es que Osborne enarboló la bandera de la Austeridad contra viento y marea: un cambio de rumbo puede costarle la cabeza. Cerrada esta vía el gobierno espera que los Juegos Olímpicos suministren la inyección que necesita la economía para emerger del actual colapso.
Según Goldman Sachs, los Juegos podrían aportar un 0,3 o un 0,4 por ciento adicional en el PIB del tercer trimestre. En la city son pesimistas. “Las cifras sobre este trimestre son un desastre para la economía británica. Cada vez está más claro que la economía va a tener este año crecimiento negativo”, le señaló a la BBC Alan Clarke, economista del Scotiabank.
Fuente: Página 12