Contra
la burda e idiota campaña del Grupo Clarín, GarcaLanata, Perfilde la mentira,
Noticias servidumbre barata de Magnetto...
a Víctor Hugo Morales…
¡Venceremos!
Respuesta de Víctor Hugo Morales ante el nuevo engendro contra
periodistas de izquierda o nacionales y populares:
Mis respuestas a las preguntas
de la revista Noticias
N: En “UruLeaks” señala: “Traté con correctas personas de la
actividad militar”. Y aclara: “No desarrollé ninguna de amistad con alguno de
ellos, pero conocí personas a las que guardo cierto afecto: aquellos con los
que pude discutir sintiendo que no corría riesgos”. ¿Podría mencionar a alguno
o algunos de aquellos militares, y señalar en que circunstancias abonó “cierto
afecto”?
VH: -Conocí a un oficial llamado Walter Di Carlo. Era a su vez
amigo de una persona que sigue siendo íntimo amigo llamado Pedro Ocampos,
notorio coiffeur. Vivían casi pegado y charlamos muchas veces. Si lo viese
ahora, al cabo de treinta años, me daría gusto. Era un tipo con el que
discutíamos con pasión y lo sentía un militar demócrata. El Mayor Grosso, al
que conocí como consecuencia de una anécdota deportiva, fue generoso en ciertas
advertencias formuladas tras verme discutir y en función de lo que escuchaba en
la radio. Me dio a entender, en una ocasión, que había gente que me tenía entre
ojos. Salvo que en su testimonio me defraude, tendría gusto en encontrarme con
él. El Capitán Cedrés era dirigente de Huracán Buceo y pasaba siempre por la
cabina.
No me acuerdo de haber tenido otra relación con él. Pero lo voy
a situar en 2012. ¿Sabe cuál es el político con el que almorcé más veces en mi
vida? MAURICIO MACRI.
En los últimos seis o siete meses, dos veces. En Barracas. Estos
últimos, los dos mejores almuerzos en cuanto a calidad de los últimos años.
¿Sabe como charlamos?
Discutiendo a las risas. Con respeto. Una buena pulseada delante
del director de la radio una vez y la directora de programación la segunda. Hay
otros encuentros, muchos más. Pero los de ahora por la discusión política son
más interesantes de citar. Salvo Florencio Randazzo de casualidad en Villa
Gesell hace dos años, y hace poco la segunda vez, con nadie del poder he tenido
ese contacto. ¿SABE CUÁL ES EL LIBRO DE HABERKORN DENTRO DE DIEZ AÑOS, PAGADO
POR CLARÍN, PRODUCIDO POR MAJUL, PROLOGADO POR LANATA Y PROMOCIONADO DE PURO
ALCAHUETES POR PERFIL? que yo en realidad no era tan del gobierno como se
decía. Que Haberkorn tiene testimonios fidedignos, que yo me reunía a
escondidas con él. Que le tiraba algunas pálidas como que pensaba distinto,
pero en realidad estaba a su servicio. ¿Sabe lo que son, Baerkor, usted y todos
los demás? Una caterva de no le digo qué, porque si no tendría derecho a quitar
la frase; y quedamos en que usted respetara lo que yo diga.
N: “UruLeaks” buscó salir antes que “Relato oculto”, el libro de
los periodistas uruguayos Leonardo Haberkorn y Luciano Álvares, cuya
preparación yo había adelantado en mis notas de marzo, lo mismo que la
inquietud que ello le generaba. ¿Cuál es el valor exacto que le asigna a la
documentación presentada en “UruLeaks”? ¿Qué probaría concretamente?
VH: -Los Archivos son exactamente como me visualizaba la
dictadura. Jodido, persistentemente de izquierda, con proyección política desde
ese palo, taimado. Es lo que está escrito, no dicho en el aire por testimonios
orales treinta y cinco años después. Sólo a un imbécil se le puede ocurrir que
eso es comparable. Lo escrito por los servicios de inteligencia contra la
versión oral de quienes ahora seguramente hablan desde una fuerte
intencionalidad política. A que el libro no tiene una línea escrita, una carta,
un pedido, un saludo de cumpleaños.
INFORME SECRETO DEL EJERCITO VERSUS TESTIMONIO ORAL MANEJADO POR
QUIEN DE LA MISMA MANERA ESCRIBIÓ UN LIBRO EN EL QUE DENUNCIA QUE LOS TUPAMAROS
ERAN CÓMPLICES DE LOS MILITARES, QUE TORTURABAN JUNTOS, QUE ALLANABAN JUNTOS,
QUE SE VENDIERON A LOS MILICOS PARA LLEGAR AL PODER.
¿Usted pregunta en serio o anda todavía con el papelón de la
tapa de las 24 mentiras a cuestas?
N: En el libro figuran testimonios de los oficiales de Ejército
Grosso, Cedrés, Rosales, Pla, Beneditto, Velasco y Sequeira, todos del llamado
Batallón Florida. Lo recuerdan (también fuentes civiles con nombre y apellido)
visitando el cuartel entre 1975 y 1978 con gran asiduidad para jugar al fútbol,
al básquet, al pool y a la paleta, comer y tomar “copetines” y participar de
celebraciones sociales. ¿Los recuerda? ¿Son exactas esas circunstancias? ¿Formó
Usted parte (como allí se indica) de la “política de apertura a la sociedad”
encarada desde ese y otros cuarteles del ejército uruguayo una vez derrotada
militarmente la guerrilla de Tupamaros? ¿Pudo haber sido usado sin saberlo como
parte de dicha política?
VH: -Estuve dos veces con veinte compañeros. En la primera nos
peleamos, nos fuimos mal por las patadas de un partido, y en la segunda hubo
cordial relación y un almuerzo. Nunca más estuve allí. Los nombres que da son
pocos. No formé parte de nada, pero en ese almuerzo hablé como hablo siempre,
sin guardarme nada. Ellos parecían mas bien de acuerdo sobre el papel de las
fuerzas armadas. Siempre fue típico en los militares hacer notar que tenían una
pesada carga que no les interesaba en realidad. Eran víctimas de las
circunstancias. Uno se montaba en esas ideas y le daba para adelante. Alguno
estaría sinceramente de acuerdo. Otro le pasaba datos a inteligencia; había no
menos de 30 en ese almuerzo y por cierto yo era uno de los centros de atención.
N: En una entrevista para Libre de 1984, usted había “jurado por
lo que más quiera en el mundo” no haber tenido jamás “el teléfono de ningún
militar”. Sin embargo, el episodio que se destaca en “UruLeaks” con el
futbolista Julio Filippini, él recuerda que Usted le recomendó“hablar con un
coronel que está al mando del operativo”. Y Filippini cuenta que lo llamó, le
dio explicaciones y ahí terminó todo, por lo cual le quedó agradecido…
VH: -Patética su pregunta. Pregúnteme si tengo el teléfono de
Ricardo Alfonsin, Aníbal Fernández, cualquier persona del poder. La respuesta
es NO.
Pídame que lo conecte con ellos. No demoro cinco minutos en
hacerlo. Por supuesto que se me abren puertas al instante. Venia de mentirle
descaradamente a un militar. Me dijo “usted me va a entender, tiene tarjeta
amarilla”. Pero me dio la mano, me acompañó hasta la puerta y me invitó a
charlar cuando quisiera. Filippini a la distancia me estima y respeta. ¿Le
parece a usted que sería así si le hubiera quedado un tufillo raro cuando llamó?
¿No le parece que tiene clarísimo 35 años después que yo estaba limpio? Un tipo
que perdió su carrera por lo que declaró en mi radio y que testimonia a mi
favor?.
¿No quisiera usted charlar conmigo nuevamente en una grabación,
así me divierto de nuevo con su pobreza mental?
N: En una grabación de la despedida del mayor Grosso (4 de
septiembre de 1977) consta un discurso suyo donde resalta la amistad y todas
las veces que lo ayudó por teléfono y en persona a resolver problemas
familiares, personales y profesionales… ¿Puede ser falsa esa cita grabada? De
no serlo, ¿recuerda a qué tipo de problemas se refería?
VH: -Grosso fue un caballero. ¿Usted cree que todos los
militares eran o son iguales?. En algún cajón debo tener una postal que me
envió de la India, creo, adonde había sido destinado después.
Él medió para que volviésemos a un segundo partido, después del
almuerzo en el casino de oficiales llamó y aconsejó. Septiembre del ’77. Puede
ser. Yo venía de tres citas al cuartel del Prado. Declaré por lo Filipini en
septiembre del ’76, y dos veces en febrero del ’77 por los episodios de
Venezuela: el primero por haber metido los cantos de los exiliados, como dicen
los archivos; el segundo por haberme despedido, al cabo de la trasmisión de
Bolivia-Venezuela, en Caracas (partido que nos dejo afuera del mundial),
diciendo “buenas noches, país del dolor”.
¿Le gusta esa Zunino?. En el apogeo de la dictadura.¿Pesca la
indirecta?.
Grosso fue, sin traicionarse, un tipo que me dijo “no joda, no
arruine su carrera. Lo miran. No se pase de la raya”. No recuerdo qué habré
dicho, pero hoy 35 años después, le diria “usted hizo algo por mi y mi familia.
Estoy seguro que si. Gracias y buena suerte.”
N: Sus acotaciones y las de colegas y amigos consultados para
“UruLeaks” dejan la firme sensación de que usted se fue del Uruguay perseguido
por los militares y que estuvo preso 27 días en el marco de dichas
persecuciones. Sin embargo, el libro reconstruye aquellos días detenido en la
Jefatura de Policía debido a que usted le rompió la nariz de una piña a alguien
que se metió a separar durante una gresca en un partido de fútbol jugado en un
club de patín. Usted había señalado en sus libros y en notas que era un partido
en un “barrio de la Armada”y que todo había sido una especie de cama. Si así
fue (cosa que en el libro se niega, incluso con el testimonio del herido), ¿le
interesaría contar los detalles de la misma?
VH: -Mire, la pelea da vergüenza en el barrio. No hubo ni una
nariz rota. ¿Así que yo, cobarde, le pegué a un tipo que entro a separar? ¿Al
descuido, dice usted, según el libro? ¿Que guachito, no? Lo zampé de atrás,
seguramente. Con mi hermano José Pedro y Jorge Crossa estuvimos unos cinco
minutos espalda contra espalda, tirando piñas sin dar casi ninguna. Unos ridículos.
Pero había cien personas de ese barrio. Y Carlitos Muñoz (relator ahora en
ESPN) y yo, teníamos a las mujeres embarazadas mirando el partido a dos metros
de la canchita. ¿Que quiere que le cuente? Siempre se dijo que había gente de
la Armada en el barrio. Militares de abajo. Pero no lo sé bien. En mil notas
dije que no tenía pruebas. La sospecha si .Fue más bien raro lo que pasó.
Pero mucho mas ridícula es la consecuencia. Yo me iba a Europa
creo que al otro dia, o dos días mas tarde. La policía me obligó a volver, me
metieron en cana como cuentan los archivos, bien guachos, y me encanaron más de
20 días. ¿Se da cuenta lo bien que andaba de padrinos yo? ¿O usted cree que a
la justicia y la policía la mandaba “montoto” en tiempos de dictadura?
N: En los documentos que usted publica en “UruLeaks” queda claro
que los militares seguían cada uno de sus actos, incluso cuando iba a votar al
gremio de prensa. Se lo detalla a propósito del accidente en que se cayó el
ascensor con Usted y ocho personas más en él. ¿Nadie impedía entonces el
ejercicio de sus derechos sindicales?
VH: -Tocó fondo Zunino. Lea de nuevo esa estupidez. ¿Era el
relator y figura deportiva de la televisión más notoria y usted pregunta si
tenia derechos sindicales? Paso.
N: Varias veces Usted afirmó haber sido censurado en Uruguay por
la AUF, pero con el evidente consentimiento de la dictadura. ¿Cómo se explica
que haya sido el gabinete en pleno quien lo rehabilitó en sus funciones
criticando, en el mismo acto, la decisión de la AUF?
VH: -Porque los milicos también se cagan, ¿sabe?. ¿O usted cree
que son tan tontos? Dieron el ok, pero cuando vieron que pasaban los días
envueltos en un quilombo estúpido, traicionaron a los dirigentes, levantaron la
prohibición y los pobres tipos, mis enemigos, renunciaron todos; de rabia mas
que nada.
¿Sabe lo que pasó en esos días, unos cuantos, en los que yo no
podía entrar al estadio? Venía Edgar Perea de Colombia con Fernando Niembro de
Argentina, muchos mas, y trasmitían desde mi cabina y Perea gritaba “¡¿dónde
estas Víctor Hugo?!” .¿Se da cuenta?
Entonces dieron vuelta todo y se mandaron una de película. Yo me
estaba jugando mi carrera, pensaba. Luché a brazo partido. Los fui a ver. Me
victimicé.
Los puse cada vez que hablaba contra los dirigentes que me
habían guillotinado. Hipócrita si usted quiere, porque todos sabían en el
Uruguay cómo venía la mano. Los usé como pude en cada arenga. Y la gané. Pero a
la larga perdí, porque ellos consideraron que yo no había sido agradecido por
televisión, y en lo escrito dije que me habían “devuelto el derecho a trabajar,
que es el mismo que usted goza”. Hubieran preferido, claro, que hablara de la
libertad. Es mucho más seguro que la historia de la pelea que la cana de marzo
del ’80, me la haya ganado en las horas posteriores a la reivindicación.
N: ¿Cómo deberían interpretarse sus elogios escritos desde el
Uruguay a los organizadores del Mundial 78 en la Argentina como el almirante
Lasoste, y títulos como “El Mundial de las sonrisas” o textos como este tras el
campeonato ganado por Argentina: “Son soldados, ganaron la batalla y la guerra,
trajeron la paz y la esperanza, la reconciliación y la confianza)?
VH: -Como los de un tipo que por supuesto ignoraba lo que
sucedía en la Argentina. Yo denunciaba a los dirigentes de los clubes uruguayos
por haber quedado afuera del mundial a causa del egoísmo y los intereses de
cada uno. En Argentina llegaron a prohibir durante meses la venta de jugadores.
Se anteponía el interés del seleccionado al de los clubes y sus dirigentes.
Viví el mundial como un argentino más.
Si usted lee mis notas de entonces, no se puede creer de qué
forma participé del mundial. HACE UNOS DOS AÑOS RECUERDO QUE ABUELAS ME PIDIÓ
QUE ESCRIBIERA SOBRE EL MUNDIAL ’78 POR ALGO QUE ESTABAN HACIENDO. Les escribí,
para que lo publicaran así, una nota en las que les pedía disculpas. Que la del
mundial ’78, era una etapa de la que no me sentía orgulloso. Quizá sin que
fuera justo, preferí clavarme unos puñales que hablar con autoridad de ese
tiempo.
http://www.victorhugomorales.com.ar/mis-respuestas-a-las-preguntas-de-la-revista-noticias/