Se conocen los dislates
que se le escapaban a W. Bush en las conferencias de prensa: “Debería
preguntarle al periodista que me hizo la pregunta. No tuve oportunidad de
preguntarle al que me hizo la pregunta. ¿Cuál era la pregunta?”. O: “Estoy
atento a preservar el Poder Ejecutivo no sólo para mí, sino también para mis
predecesores”. O: “Muchas importaciones vienen de ultramar”. Y también:
“Queremos que cualquiera que pueda encontrar un trabajo sea capaz de encontrar
un trabajo”. Y esta otra: “He hablado con Vicente Fox, el nuevo presidente de
México, para tener petróleo enviado a EE.UU., así no dependeremos del petróleo
extranjero”. Ajá.
Pareciera que el
candidato republicano a la presidencia Mitt Romney sigue los pasos de Dubya, el
sobrenombre que los estadounidenses le acordaron a W. Bush. En su primera y
reciente gira internacional destinada a mostrar estatura de estadista, le preguntaron
qué pensaba de los Juegos Olímpicos en Londres. Su respuesta: “Es difícil saber
cómo funcionarán”, dio algunos consejos y pasó a hablar de lo bien que él había
organizado las Olimpíadas de invierno que se realizaron en el 2002 en Salt Lake
City (www.salon.com, 26-7-12).
El primer ministro David
Cameron le contestó, sin mencionarlo, de manera tajante: “Estamos llevando a
cabo los Juegos Olímpicos en una de las ciudades más atareadas y activas del
mundo. Por supuesto, es más fácil organizar una Olimpíada en medio de la nada”.
Romney tiene una fortuna estimada en 250 millones de dólares. Sabe cómo hacer
dinero, pero no diplomacia.
Más desastres cometió en
su visita a Israel. Reconoció, claro, a Jerusalén como la capital del país,
siendo que para la ONU y la comunidad internacional la capital israelí es Tel
Aviv. Con ánimo de elogiar al aliado inamovible de EE.UU. en Medio Oriente,
destacó que el PBI per cápita en Israel es de “unos 21.000 dólares”, mientras
que “en los territorios que administra la Autoridad Palestina más bien es de
10.000 per cápita”. Y explicó la razón de esa disparidad: “La cultura hace la
diferencia, cuando veo esta ciudad (Jerusalén) y evalúo los logros del pueblo
de esta nación, reconozco el poder de la cultura y de algunas otras cosas”
(//thecaucus.blogs.nytimes.com, 30-7-12). Es decir, los palestinos son
ignorantes y holgazanes.
La CIA tiene otra
opinión: en su informe más reciente sobre la situación económica de
Cisjordania, el más extenso de los dos territorios palestinos, señala que “las
políticas de encierro de Israel (se refiere a los guetos palestinos que
construyó con un muro más largo que el muro de Berlín) siguen interrumpiendo el
trabajo y los flujos de mercancía, la capacidad industrial y el comercio
básico, socavando la capacidad productiva de Cisjordania. Desde mediados del
2007, más de 3000 millones de dólares del presupuesto de la Autoridad Palestina
bajo el presidente Mahmud Abbas y el primer ministro Salam Fayyad provienen de
donaciones extranjeras directas”.
El informe prosigue así:
“El mayor impedimento a la mejoría económica de Cisjordania es la persistencia
de la falta de acceso de los palestinos a la tierra y a los recursos
controlados por Israel. En ausencia de un sólido crecimiento del sector
privado, la Autoridad Palestina seguirá dependiendo en gran medida del aporte
de donantes para cubrir su presupuesto” (www.cia.gov, 20-6-12). ¿La CIA se
habrá vuelto de izquierda? De paso: el PBI per cápita de Israel ascendía a
29.800 dólares en el 2009 y el de Cisjordania y Gaza no superaba los 2900
dólares en el 2008, según las últimas estimaciones conocidas de la CIA
(www.cia.gov, 12-7-12). Se entienden las razones.
La agencia The Associated
Press dio a conocer estas declaraciones de Romney, que provocaron iras en su
campo cuando las críticas lo calificaron de racista y aun fascista. Un vocero
republicano manifestó que la AP había “deformado groseramente” lo dicho por el
candidato presidencial porque la cita fue sacada de contexto.
Por ejemplo, aclaró que
después de comparar el PBI per cápita de Israel con el de los territorios
palestinos subrayando que la distancia entre ambos era el resultado de dos
culturas diferentes, es decir, una superior a la otra, Romney dijo: “Lo mismo
ocurre en otros países próximos entre sí o con fronteras comunes como Chile y
Ecuador, México y los EE.UU.” (//thecaucus.blogs.nytimes.com, 30-7-12). Los
ecuatorianos y los mexicanos serían tan ignorantes y holgazanes como los
palestinos.
El día anterior la
periodista del New York Times Isabel Kirshner explicaba que la renuencia del
capital a invertir en Palestina se debe sobre todo a que “la imagen que tiene
el mundo de esos territorios es que son una zona volátil de conflicto en que la
gente va al trabajo en camello” (www.nytimes.com, 28-7-12). ¿Y los
ecuatorianos? ¿Van al trabajo en mono?
Fuente: Diario Página 12